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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

10 mayo 2022

ALEGORÍA SOBRE LA ALEGRÍA

 

 

A MI ESTIMADO AMIGO Y CONTERTULIO JAIME GALDEANO, EXPRESIDENTE DE LA AGRUPACION ESPAÑOLA DE ACUARELISTAS, MAESTRO QUE HA IMPARTIDO ENSEÑANZA EN DICHO CENTRO. PERSONA ADMIRABLE QUE GOZA DE UNA GRAN CAPACIDAD CREATIVA E INGENIO EN TODO LO RELACIONADO CON EL ARTE PICTÓRICO. AUTOR DE TRES LIBROS Y OTRO PRÓXIMO A EDITAR, COMPENDIO DE SU PROLÍFICA OBRA, ADORNADAS SUS PINTURAS CON SUBLIMES TEXTOS, TIERNOS UNOS Y OTROS DE INTENSO CONTENIDO FILOSÓFICO. QUE GOZA DE UN BUEN SENTIDO DEL HUMOR, Y POR TANTO ES PROPENSO A GOZAR DE MÁS ALEGRÍAS QUE EL NORMAL DE LOS MORTALES. SU AMISTAD ME LLENA DE ORGULLO Y SATISFACCIÓN, PORQUE ENRIQUECE MI ANIMOSIDAD CULTURAL POR LA SABIDURÍA DE SUS CONOCIMIENTOS, PUES ASÍ COMO LA PERLA QUE BRILLA DESDE LO MÁS ALTO EN EL FIRMAMENTO ILUMINA LAS TINIEBLAS DE LA NOCHE, SU GRAN PERSONALIDAD NOS ORIENTA, ESPECIALMENTE, EN EL CAMINAR POR LOS SENDEROS DE LAS BELLAS ARTES.

 

Sentí curiosidad cuando el citado personaje anunció hace tiempo, que invitaba a sus alumnos, como profesor de pintura en la Agrupación de Acuarelistas, así lo entendí yo, que pintasen o dibujasen temas alegóricos sobre la alegría, y también nos animaba a que los tertulianos hiciésemos algo sobre el tema.

Por supuesto que intentaré colaborar, a mi modo, con el deseo de complacer al buen amigo, pero como no se me da bien pintar ni tampoco dibujar, intentaré hacerlo de forma escrita y que él le ponga color a lo que es para mí la alegría entre las muchas menores que por suerte me brinda la vida.

Antes intentaré hacer una humilde introducción sobre esta fascinante palabra,  por la que yo tengo mucha devoción y trato de alcanzar cuantas veces puedo, aunque la convivencia en este complicado mundo se empeña en hacernos con frecuencia más infelices, y por ende menos alegres y así  personas más tristes y cabreadas.

¡Qué universo tan extraordinario supone para el ser humano la alegría! y cómo desperdiciamos las oportunidades que nos brinda la Divina Providencia, que planta en las almas nobles el fruto dulcísimo de la alegría, para que irradie en nosotros efectos beneficiosos, no solo para el espíritu, pues también está reconocido lo positivo que es para el cuerpo, enardeciendo nuestros ánimos para afrontar mejor las eventualidades de la vida.

En el Génesis se dice: “La alegría de la buena conciencia que hay en el bueno, paraíso es”. Ello viene a demostrar que la persona buena –sin que se llegue a considerar tonta- tiene más posibilidades de estar más tiempo de su vida alegre y por tanto más cerca de la felicidad, que en resumidas cuentas es el principal anhelo de los humanos.

Decía Fray Luis de Granada, que es tanta la alegría de la buena conciencia, que así como la miel no solamente es dulce, hace también dulce las cosas desabridas con que se junta; así la buena conciencia es tan alegre, que hace alegres las molestias de la vida.

Quizás el ilustre dominico exagere algo el tema, pero creo es cierto que todo tiende a suavizarse donde hay alegría.

También leí en una ocasión, y estoy de acuerdo en ello, que nuestras glorias y alegrías son el testimonio de nuestra buena conciencia, que es haber vivido o vivir con simplicidad de corazón,  pureza y sinceridad. Solo tenemos que saber perdurar en nuestros buenos ánimos para conseguir las alegrías sin fin que nos puede deparar la vida.

Gran alegría es el nacimiento de un hijo, por ejemplo, pero la plenitud se consigue con la buena conciencia, ya que sin ella la alegría suele quedar descafeinada. Y así un largo etcétera de efímeros  momentos felices que nos depara nuestra existencia, que por nuestra escasa predisposición interior no sabemos aprovechar ni valorar en su justa dimensión.

Cierto que es difícil encontrar la alegría plena en esta vida, si no tienes el ánimo bien dispuesto, considerando las fatigas que nos producen las enfermedades, con  los  dolores del cuerpo; el horror de la muerte, con el apartamiento de todo lo que amamos; el remordimiento de las malas acciones y de todos aquellos que hacen de sus vidas una feria de vanidades: atesorando fortunas, honores y gloria. ¿Qué queda de la alegría obtenida por todo ello si no es conseguida con buena conciencia? Vanagloria y remordimiento en la mayoría de los casos al no evitar las miserias de nuestros semejantes, así como las guerras que alentamos.

También al estimar perder dignidad por razón del rango, que no nos permite intervenir a favor de los agraviados, agraviando así a nuestra propia alma y conciencia; y asimismo añado que el odio, la venganza, la envidia, y la mentira, convierten en un desastre nuestras vidas, pues todas esas miserias nos hacen olvidar lo principal, pensar en nuestra verdadera felicidad.

De aquí se deduce sin ser tremendista, cuan breve es la felicidad del ser humano y por su puesto nuestra alegría, si tenemos en cuenta que para un rato de placer hay muchas horas de pesar. Así pues la verdadera alegría es como un regalo del cielo para aquellos que practiquen la buena conciencia.

Dicho lo expuesto, paso a describir a mi referido amigo lo que yo, si supiera, pintaría como mi mayor alegría. Veo un sol naciente anunciando un nuevo día: la esperanza; y también una verde y extensa pradera con muchas ondulaciones: la vida. Sobre esta gran extensión de verdes praderas, aparecen diez monumentales árboles de especial colorido, con sólidos troncos y unidos entre sí por la frondosidad de sus ramas: mi familia; y todos alineados en el horizonte infinito, en cuyo fondo se aprecian ciertas nubes con tonos claros-oscuros: el futuro.

Finalmente me veo como un alma alada del Greco sobre una nube blanca que quiere elevarse al cielo con infinito agradecimiento por sentir la alegría de un nuevo día junto a mi familia.

 

Mayo de 2022

Eugenio

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Atraves de mi tío Eugenio conocí parte de la obra de su amigo Jaime.No tengo el don de palabra de mi tío,y mucho menos la habilidad con los pinceles de Jaime,pero es verdad que los dos dones transmiten efectivamente alegría y belleza,cosas que hacen mucha falta actualmente.Gracias.

Anónimo dijo...

Hermoso escrito sobre una palabra tan bonita como la alegría pero a veces tan difícil de alcanzar.

Nuria dijo...

Padre, qué bonito escrito! seguro que tu amigo sabrá pincelar tu relato. Un abrazo