A MI ESTIMADO AMIGO Y
CONTERTULIO JAIME GALDEANO, EXPRESIDENTE DE LA AGRUPACION ESPAÑOLA DE
ACUARELISTAS, MAESTRO QUE HA IMPARTIDO ENSEÑANZA EN DICHO CENTRO. PERSONA ADMIRABLE
QUE GOZA DE UNA GRAN CAPACIDAD CREATIVA E INGENIO EN TODO LO RELACIONADO CON EL
ARTE PICTÓRICO. AUTOR DE TRES LIBROS Y OTRO PRÓXIMO A EDITAR, COMPENDIO DE SU
PROLÍFICA OBRA, ADORNADAS SUS PINTURAS CON SUBLIMES TEXTOS, TIERNOS UNOS Y
OTROS DE INTENSO CONTENIDO FILOSÓFICO. QUE GOZA DE UN BUEN SENTIDO DEL HUMOR, Y
POR TANTO ES PROPENSO A GOZAR DE MÁS ALEGRÍAS QUE EL NORMAL DE LOS MORTALES. SU
AMISTAD ME LLENA DE ORGULLO Y SATISFACCIÓN, PORQUE ENRIQUECE MI ANIMOSIDAD CULTURAL
POR LA SABIDURÍA DE SUS CONOCIMIENTOS, PUES ASÍ COMO LA PERLA QUE BRILLA DESDE
LO MÁS ALTO EN EL FIRMAMENTO ILUMINA LAS TINIEBLAS DE LA NOCHE, SU GRAN PERSONALIDAD
NOS ORIENTA, ESPECIALMENTE, EN EL CAMINAR POR LOS SENDEROS DE LAS BELLAS ARTES.
Sentí curiosidad cuando el
citado personaje anunció hace tiempo, que invitaba a sus alumnos, como profesor
de pintura en la Agrupación de Acuarelistas, así lo entendí yo, que pintasen o
dibujasen temas alegóricos sobre la alegría, y también nos animaba a que los
tertulianos hiciésemos algo sobre el tema.
Por supuesto que intentaré
colaborar, a mi modo, con el deseo de complacer al buen amigo, pero como no se
me da bien pintar ni tampoco dibujar, intentaré hacerlo de forma escrita y que
él le ponga color a lo que es para mí la alegría entre las muchas menores que
por suerte me brinda la vida.
Antes intentaré hacer una
humilde introducción sobre esta fascinante palabra, por la que yo tengo mucha devoción y trato de
alcanzar cuantas veces puedo, aunque la convivencia en este complicado mundo se
empeña en hacernos con frecuencia más infelices, y por ende menos alegres y así
personas más tristes y cabreadas.
¡Qué universo tan
extraordinario supone para el ser humano la alegría! y cómo desperdiciamos las
oportunidades que nos brinda la Divina Providencia, que planta en las almas
nobles el fruto dulcísimo de la alegría, para que irradie en nosotros efectos
beneficiosos, no solo para el espíritu, pues también está reconocido lo
positivo que es para el cuerpo, enardeciendo nuestros ánimos para afrontar mejor
las eventualidades de la vida.
En el Génesis se dice: “La
alegría de la buena conciencia que hay en el bueno, paraíso es”. Ello viene a
demostrar que la persona buena –sin que se llegue a considerar tonta- tiene más
posibilidades de estar más tiempo de su vida alegre y por tanto más cerca de la
felicidad, que en resumidas cuentas es el principal anhelo de los humanos.
Decía Fray Luis de
Granada, que es tanta la alegría de la buena conciencia, que así como la miel
no solamente es dulce, hace también dulce las cosas desabridas con que se junta;
así la buena conciencia es tan alegre, que hace alegres las molestias de la
vida.
Quizás el ilustre dominico
exagere algo el tema, pero creo es cierto que todo tiende a suavizarse donde
hay alegría.
También leí en una ocasión, y estoy de acuerdo
en ello, que nuestras glorias y alegrías son el testimonio de nuestra buena
conciencia, que es haber vivido o vivir con simplicidad de corazón, pureza y sinceridad. Solo tenemos que saber
perdurar en nuestros buenos ánimos para conseguir las alegrías sin fin que nos
puede deparar la vida.
Gran alegría es el
nacimiento de un hijo, por ejemplo, pero la plenitud se consigue con la buena
conciencia, ya que sin ella la alegría suele quedar descafeinada. Y así un
largo etcétera de efímeros momentos
felices que nos depara nuestra existencia, que por nuestra escasa
predisposición interior no sabemos aprovechar ni valorar en su justa dimensión.
Cierto que es difícil
encontrar la alegría plena en esta vida, si no tienes el ánimo bien dispuesto, considerando las fatigas que nos producen las
enfermedades, con los dolores del cuerpo; el horror de la muerte,
con el apartamiento de todo lo que amamos; el remordimiento de las malas
acciones y de todos aquellos que hacen de sus vidas una feria de vanidades:
atesorando fortunas, honores y gloria. ¿Qué queda de la alegría obtenida por
todo ello si no es conseguida con buena conciencia? Vanagloria y remordimiento
en la mayoría de los casos al no evitar las miserias de nuestros semejantes,
así como las guerras que alentamos.
También al estimar perder
dignidad por razón del rango, que no nos permite intervenir a favor de los
agraviados, agraviando así a nuestra propia alma y conciencia; y asimismo añado
que el odio, la venganza, la envidia, y la mentira, convierten en un desastre
nuestras vidas, pues todas esas miserias nos hacen olvidar lo principal, pensar
en nuestra verdadera felicidad.
De aquí se deduce sin ser
tremendista, cuan breve es la felicidad del ser humano y por su puesto nuestra
alegría, si tenemos en cuenta que para un rato de placer hay muchas horas de
pesar. Así pues la verdadera alegría es como un regalo del cielo para aquellos
que practiquen la buena conciencia.
Dicho lo expuesto, paso a
describir a mi referido amigo lo que yo, si supiera, pintaría como mi mayor
alegría. Veo un sol naciente anunciando un nuevo día: la esperanza; y también
una verde y extensa pradera con muchas ondulaciones: la vida. Sobre esta gran
extensión de verdes praderas, aparecen diez monumentales árboles de especial colorido,
con sólidos troncos y unidos entre sí por la frondosidad de sus ramas: mi
familia; y todos alineados en el horizonte infinito, en cuyo fondo se aprecian
ciertas nubes con tonos claros-oscuros: el futuro.
Finalmente me veo como un
alma alada del Greco sobre una nube blanca que quiere elevarse al cielo con infinito
agradecimiento por sentir la alegría de un nuevo día junto a mi familia.
Mayo de 2022
Eugenio
3 comentarios:
Atraves de mi tío Eugenio conocí parte de la obra de su amigo Jaime.No tengo el don de palabra de mi tío,y mucho menos la habilidad con los pinceles de Jaime,pero es verdad que los dos dones transmiten efectivamente alegría y belleza,cosas que hacen mucha falta actualmente.Gracias.
Hermoso escrito sobre una palabra tan bonita como la alegría pero a veces tan difícil de alcanzar.
Padre, qué bonito escrito! seguro que tu amigo sabrá pincelar tu relato. Un abrazo
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