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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

30 noviembre 2019

HISTORIA DE UN ABUELO Y SU NIETO



El octogenario Octavio, asomado en la terraza de la casa en la que vivía con su hijo Lucio, su nuera Clara  y su nieto Cesar, contemplaba el cielo desde temprana hora de la mañana y se maravillaba de aquel alborear tan distinto de días anteriores que habían padecido de muchos nubarrones, con serias tormentas que inundaron las calles de la ciudad de Guadalajara. Ahora eran sus ideas que afluían a borbotones en su veterana cabeza aderezada con escasos cabellos plateados. Se mostraba triste y preocupado  por los acontecimientos de toda índole  que se estaban produciendo en nuestro País y por la esencia de su propia vida y la de su familia, apreciando serias dudas sobre el horizonte de tiempos venideros.

Había decidido salir a pasear con su nieto, aquel sábado del mes de Mayo víspera del  aniversario de su nacimiento. El cielo prometía un hermoso día. La luna pálida en un rincón del cielo, destacaba, sin embargo, en el campo gris azulado del inmenso  universo. Algunas nubes se extendían en el horizonte con aspectos desiguales de un bello azul, y los rayos del sol intentaban abrirse paso entre rosadas nubes, para florecer un nuevo día por el lejano levante.

Después de desayunar decidieron pasear hasta el Parque de la Concordia,  con más de 150 años de larga historia. Es un lugar de encuentro de gentes variopintas, especialmente de mayores que  charlan animadamente, y con frecuencia exponen sus lindezas en competir sobre sus males; de jóvenes enamorados, y de niños con sus juegos. Todos amenizan con su presencia los hermosos jardines, con el bien trazado de sus diversos paseos alfombrados a un lado y a otro de bonitos diseños de rosales y otras plantas, con variadas  y sinuosas lomas de césped.  En el centro del espacioso lugar destaca un artístico kiosco donde se celebran conciertos de bandas musicales. También luce una bonita y luminosa fuente  elevando con fuerza diversos chorros de agua hacia el cielo.

Después de un rato de contemplación del entorno, con cierta nostalgia el veterano Octavio comentaba a su nieto, que la mayor  parte de las personas, especialmente los que ya tenemos avanzada edad,  nos quejamos de la maldad de la naturaleza, porque nos ha engendrado para un tiempo tan breve y porque la vida corre tan veloz, tan rápida, que si exceptuamos a unos pocos, a todos los demás les priva de ella en el preciso momento en que se aprestan a vivirla. Pues bien es cierto que hace falta una vida para aprender a vivir.
Así se manifestaba en la charla con su nieto, que más parecía un monólogo, al que le confesaba que no le había entusiasmado el haber traspasado, la que él llamaba con cierta ironía, línea roja del grupo  de los ochenta.

Para animarle, su nieto trataba de convencerle que no debía de caer en  desaliento, porque otros estaban peor que él, además por el mucho cariño que recibía de su familia. En su próximo cumpleaños se lo iban a demostrar  ofreciéndole un destacado homenaje: un almuerzo familiar en un distinguido restaurante de la ciudad.  Un regalo especial, que él desconocía (se trataba de un reloj de pulsera de prestigiosa firma suiza, que su nieto no le quiso descubrir). También  tenían reservada la asistencia, acompañado de la familia, a un espectáculo musical en el Teatro Auditorio Buero Vallejo, donde estaban representando el Sombrero de Tres Picos y el Amor Brujo de Manuel de Falla, y la Suite Iberia de Isaac Albeniz, músicos por los que sentía verdadera admiración. Así mismo, manifestó su nieto que se le había gestionado la estancia en un balneario de los que el Imserso tiene programados para el dorado mundo de los jubilados, donde siempre encontraba feliz esparcimiento.

En tiempos pasados, antes de fallecer su esposa, eran asiduos en acudir a los programas de termalismo, que el citado Organismo organiza anualmente.

No obstante los momentos en los que sentía  cierta tribulación y nostalgia, estaba feliz con su familia por las atenciones que de ellos recibía, pero especialmente preocupado por su menguada salud en los últimos años. Pensaba y los transmitía con cierta preocupación, pues observaba tener disminuidas sus posibilidades físicas, para avanzar en la aventura de la vida con el optimismo que siempre había demostrado. Significaba el no poder realizar normalmente deseados paseos, como lo hacía anteriormente, recorriendo la ciudad de Guadalajara, y observar con deleite  sus riquezas monumentales e históricas; así como viajar por la provincia, especialmente acompañado de su querido nieto Cesar, con el que tenía una comunión, no solo familiar, también de compañero de fatigas en los viajes y confidente de sus tribulaciones desde que quedó viudo, y se acentuó su tristeza y soledad. No obstante, fue atenuado por el cariño mutuo que sentían.

Tiempo atrás recorrieron juntos buena parte de la ciudad y de la provincia, disfrutando de las cosas bellas que iban descubriendo.

Octavio recordaba con entusiasmo sus largos recorridos por el norte de la provincia, visitando los bellos pueblos de la ruta de la Arquitectura Negra del Parque Natural  de la Sierra Norte, que engloba las sierras de Ayllón y Pela, y los espacios de la Tejera Negra, con el macizo de Pico Lobos y Cebollera, continuación del Sistema Central, que limita con las provincias de Madrid, Segovia y Soria. Uno de los lugares más montañosos de la comarca, destacando el famoso pico Ocejón, el más alto de la provincia de Guadalajara con más 2.000 metros de altitud, al que se atrevieron subir, no con poca fatiga del abuelo queriendo competir con su nieto, que contaba entonces con 14 años.

También le dejó buen recuerdo los días que pasaron en una casa rural en el pueblo de El Cardoso de la Sierra, limítrofe con la Comunidad de Madrid, a pocos kilómetros del famoso Hayedo de Montejo, los bosques de haya más meridionales de Europa, con rincones de inolvidable belleza y encanto.

Su nieto también le recordaba con cierta admiración las cosas hermosas que descubrieron en sus viajes, recorriendo la Reserva Natural del Alto Tajo, en la zona de Molina de Aragón, con sus numerosos arroyos y ríos, destacando el Tajo y Gallo, formando impresionantes barrancos y profundos valles, dando un aspecto de serranía de singular belleza. Observaron con admiración rincones hermosos e inesperados, como el Barranco de la Hoz, en el río Gallo, formando  el Parque Natural del Alto Tajo, que junto con el Hayedo de Tejera Negra en la zona norte, forman los dos parques naturales que goza la provincia, ambos de gran belleza por lo agreste del paisaje.

Así mismo no olvidaba los momentos felices vividos  por la extensa comarca de La Alcarria, la que ha dado mucha fama por la producción denominada Miel de La Alcarria, a nivel nacional e internacional.

Y el viaje inolvidable por  tierras de Extremadura, en recuerdo de su abuelo y del familiar de uno de sus amigos, oriundo de la ilustre villa de Barcarrota, lugar de gran riqueza histórica.

También extendieron sus ricas vivencias por la Mancha, concretamente por la ciudad de Tomelloso,  en honor y recuerdo igualmente de otros buenos amigos.

El joven nieto también recordó el extraordinario viaje que realizaron  a Grecia toda la familia, y el ensueño fantástico que tuvo en la noche anterior al viaje.

Cesar que estaba en el ecuador de su carrera universitaria de turismo, también recordó el largo paseo que realizaron por la ciudad, especialmente, por el Palacio del Infantado, joya arquitectónica más importante y representativa que la familia de los Mendoza ha legado a la capital alcarreña, y simboliza el arte y la historia de Guadalajara.

Muchos recuerdos  afluían por la mente joven de Cesar,  pero no llegó a concluir otros más, porque sentía que su abuelo estaba a punto de derramar alguna lágrima. Llegando el mediodía, decidió sugerir a su abuelo caminar  hasta un conocido  bar cercano y tomar unas copas con el deseo de  animarle. Allí charlaron animadamente de todo lo humano y divino, de los momentos actuales y principalmente por el futuro de Cesar, por el que su abuelo estaba  muy orgulloso, por sus buenos sentimientos  y destacados  principios.

Al rato siguieron camino hacia el barrio limítrofe  de San Roque, donde la calle principal es peatonal.  Había desaparecido la casa en la que habitó Octavio durante muchos años, poco tiempo después de haber llegado a Guadalajara procedente de su tierra extremeña, en su lugar se había construido un  edificio moderno. El paseo estaba cambiado con algunos  otros edificios modernos, con varios bares, cafeterías y restaurantes, pero quedaba la esencia del encantador paseo antiguo de los guadalajareños.

Después pasearon por sus bellos y modernos jardines, e  idílicos estanques donde nadaban patos  y cisnes, y reinaba la paz y el sosiego. Tomaron asiento cerca de la histórica ermita del santo que lleva el nombre del barrio, y con vistas al famoso Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, uno de los monumentales mausoleos funerarios más grandiosos del País.

Estaban pensativos ambos personajes disfrutando de aquellos momentos, con la bonita perspectiva que les rodeaba. Pero al rato el abuelo Octavio, como si estuviera ensimismado en sus pensamientos, dijo a su nieto:

-Querido Cesar, no puedes imaginar lo que agradezco tus buenas intenciones y las de tus padres por cuanto hacéis por mí, y nunca lo olvido, pero la vida me ha enseñado reconocer  que generalmente olvidamos la caducidad humana, sin reparar que la naturaleza es inexorable en aplicar sus misterios, que nos hacen  sucumbir al rigor del destino, por lo que todos  caminamos hacia el mismo fin, pues no hay nada eterno y pocas cosas duraderas, que todo lo que tuvo principio ha de tener su fin.

-No obstante, mis tribulaciones se disipan y la felicidad me acompaña cuando estoy con mi familia y con mis buenos amigos, que la enriquecen por los momentos venturosos que paso con todos, y consigo liberarme de los temas que me causan tribulación. También gracias al sueño y la esperanza que la Providencia me ha dado como compensación,  viviendo experiencias especiales con la música y la  literatura.

-Y por último, Cesar, si algún día ves que ya no sigo, no sonrío o callo, solo te pido que te acerques a mí y dame un beso, un abrazo o regálame una sonrisa, con eso será suficiente.

Su nieto afectado por el melancólico mensaje del abuelo, con su mejor intención de animarle,  le recordó el bonito y reconfortante poema -NO TE RINDAS- del famoso escritor Mario Benedetti:

“No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

“No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero.

“Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron.

“Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

“No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,  aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque ésta es la hora y el mejor momento, porque no estás solo, porque te quiero.

Con lágrimas en sus ojos, el abuelo Octavio se levantó y se fundió en un abrazo con su nieto.


Eugenio

Noviembre 2019


13 octubre 2019

GUADALAJARA Y SUS FIESTAS




Mi honda vena alcarreña no podía pasar de largo las tradicionales fiestas de Guadalajara capital, y su provincia, con motivo de la festividad de la Virgen, que se extienden durante gran parte del mes de septiembre, y que también se hace extensiva en muchas de las ciudades y pueblos de nuestro País, ofreciendo a los ciudadanos multitud de festejos y actividades religiosas y culturales, tradiciones que se vienen realizando desde tiempos remotos.


En la capital alcarreña serán las diversas peñas, en un total de diecisiete, las que den voz, luz y color con sus ardientes manifestaciones de alegría, inundando la ciudad desde la alborada del primer día de las fiestas.

El amor por la patria chica, de sus costumbres y fiestas, es entusiasmo y gloria, definiendo así a los guadalajareños que disfrutan entre lo profano y divino con sus fiestas patronales, olvidando durante unos días sus posibles aflicciones, por los muchos  momentos  felices que  les brinda la ciudad con espectáculos y deportes a porrillo. Y los placeres de la rica gastronomía de la tierra, que no hay amor más sincero que el amor por la comida, pues en general las gentes piensan que hay que aprovecharse de las dulzuras de la vida hasta que otros momentos las amarguen, pues los tiempos que vivimos son de estrellas fugaces.


Todo se hace en honor de la patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad La Virgen de la Antigua, que en solemne procesión recorre diversas calles, donde alcarreños y guadalajareños, junto con otros venidos de  diversos lugares de España, en brillante y multitudinaria manifestación de fervor acompañan su recorrido, demostrando con sus plegarias la devoción por aquella querida Patrona.


Como es de condición humana, a partir de la exaltación religiosa, los ciudadanos desean también manifestar sus ilusiones por las fiestas más profanas. Son muchas y variadas las que se les brinda, con vistosos desfiles de carrozas, cada una de inusitada imaginería. El largo desfile de las referidas peñas y sus ruidosas charangas, las bonitas carrozas que brillan de signos y colores multiformes  de imaginación extraordinaria. La histórica afición por los toros, con sus célebres corridas en plaza, y los encierros  por las calles de la ciudad a modo de los Sanfermines, pese a la confrontación con los que están en contra de estas manifestaciones taurinas.





Destacan las representaciones de teatro popular en el bonito escenario de los jardines del famoso Palacio del Infantado, importante icono de la ciudad. También otros espectáculos  musicales muy dignos de valorar, especialmente los que se representan en el Teatro Auditorio Antonio Buero Vallejo, recordando al gran comediógrafo  nacido en la capital.

También ha destacado, una vez más,  el XXIII Open de Tenis Basf Ciudad de Guadalajara, con sus diversas categorías, en su cuarta prueba de mayor importancia y repercusión del circuito nacional IBP de la Federación Española de Tenis, estando  a la altura de las muchas particularidades históricas de la ciudad, que ha logrado conseguir un lugar importante entre las actividades y servicios deportivos de Guadalajara. Significando al Club Nuevo Tenis Guadalajara, en tramitación de conseguir la aprobación y emisión del Certificado de Excelencia Deportiva, como primer club de Castilla La Mancha en conseguirlo.

Así como el Torneo de Pádel, que ha cumplido su decimocuarto año, en el que se han inscrito 300 participantes en todas sus categorías.

También el Concurso Nacional de Salto Hípico, se ha consolidado en el programa festivo, cumpliendo el tercer año de existencia.

Para mayor esplendor de las fiestas, este año ha destacado la llegada a la ciudad de la 17ª etapa de la vuelta ciclista a España, que ha dado a conocer la gran afición de los guadalajareños por este deporte, y gracias al reportaje televisivo aéreo que ha contribuido para que se conozcan  las bellezas y particularidades que contiene la ciudad fundada entre los siglos VIII y IX, destacando entre otros:

 -Torreón de Alvar Fañez de Minaya


 -Palacio del Infantado


-Iglesia de San Ginés




-Palacio de la Condesa de la Vega del Pozo


-Panteón de la Duquesa del Sevillano


-Iglesia del Fuerte de San Francisco, y antiguo convento de padres franciscanos


-La Concatedral de Santa María, perteneciente a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.


Entre otros bellos lugares dignos de ser visitados por aquellos amantes de las maravillas que contienen ciudades antiguas como Guadalajara.

Todo ello ha contribuido a distraer, alegrar y divertir a los ciudadanos. Muchos  en pocos días han podido olvidar sus tribulaciones, penas y aflicciones que la vida acarrea en el devenir de la aventura diaria.

Recordando a nuestra Patrona en cuyo honor se representan estas entrañables fiestas, quiero manifestar un hecho histórico que desconocía, y por curioso creo merece ser contado.

Su proclamación como Patrona de la ciudad de Guadalajara fue en el año 1883.  Hasta esa fecha y desde el siglo XIV, más concretamente a partir del año 1364,  sus patrones fueron San Agustín  y su madre Santa Mónica. Consta en la historia de la ciudad, que este primer patronazgo fue a consecuencia de una letal epidemia de peste, que asoló a Castilla en los años 1363 y 1364, y por ende a Guadalajara, acrecentada por trágicas plagas de langosta que agravaron la penosa situación.

Los habitantes de la ciudad desesperados ante la terrible situación decidieron buscar en lo divino, lo que no pudieron solucionar las posibilidades humanas de aquella época, sobreviniendo un dramático caos social.

Ante aquellas penosas situaciones, los guadalajareños decidieron echar a suerte el santo al que dirigir sus ruegos, para que intercediera ante la Divina Providencia, y se apiadara de la ciudad, con su infinita misericordia.

Como dato curioso, hasta en tres de los  sorteos que se llevaron a cabo entre los ciudadanos, ellos repitieron que sería San Agustín, el gran santo obispo de Hipona,  al que implorarían para que se pusiera fin a  las calamidades que sufrían.  Al cesar una terrible plaga de langosta el 4 de Mayo, festividad de Santa Mónica, su madre, la ciudad suscribió votos del patronazgo de ambos santos, primero con la madre y después con el hijo, desde aquella fecha de 1364 hasta  el año 1883.

Parece ser que con el paso del tiempo, progresivamente fueron perdiendo capacidad de convocatoria popular, y el patronazgo de los mencionados santos en los que tanta pasión pusieron los ciudadanos para que repararan sus males, comenzó a perder entusiasmo. Así  es la condición humana de olvidadiza. Y 519 años después, la ciudad asumió el nuevo Patronazgo de la Virgen de la Antigua, con tanta o más fuerza y fervor, por lo  que pronto quedaron diluidos hasta desaparecer los votos que habían mantenido con San Agustín y Santa Mónica.

Resumiendo, han sido días repletos de más de doscientas  actividades a lo largo del mes de septiembre: religiosas, taurinas, culturales y deportivas, y otras muchas destinadas especialmente hacia los menores. Destacando en particular los divertidos y clásicos gigantes y cabezudos que recorrían las calles con el griterío infantil que lo llenaba prácticamente todo, y que tan buen recuerdo guardo de mis tiempos de niñez. Muchos momentos que se han vivido con intensidad, como el escaparate de artilugios en las atracciones de la feria, uno de los puntos de interés para los más jóvenes, con su larga variedad de cachivaches, como los coches de choque o la noria, entre otros.


En todo esto resalta como elemento común de las gentes de Guadalajara, su proverbial grado de buen trato y solidaridad. Demostrando hospitalidad y generosidad hacia todos los que han participado en sus fiestas, siendo respetuosos con los derechos, la dignidad y las convicciones de cada persona.


El recinto ferial se ha llenado de color y fiesta con los chiringuitos, casetas de comida y atracciones, las peñas y sus pasacalles por la ciudad, los conciertos y las verbenas. Después, la ciudad ha recuperado su pulso normal y  se ha despedido de las fiestas  con la esperanza de disfrutar  nuevas emociones en los festejos del año venidero.  Con renovadas ilusiones y mucha alegría, que es promotora de salud y del buen vivir,  que la voz de un pueblo feliz tiene algo de divino.

Eugenio

Septiembre 2019



02 septiembre 2019

RECORDANDO A PERSONAS GENIALES




Con vivo entusiasmo chispea en la vida de aquel matrimonio alcarreño, familiar del que suscribe este escrito, la ilusión de asistir a un nuevo balneario del que tenían buenas referencias, y que tiempo atrás lo habían conocido, de paso camino del cercano Monasterio de Piedra, en una excursión con otro matrimonio amigo.

Tenían agradable recuerdo de aquel viaje, visitando lugares donde la naturaleza se hermosea con todo esplendor.

Ahora celebraron que el Imserso les concediera unas termas situadas en la villa de Alhama de Aragón, en la provincia de Zaragoza, situada a unos 150 kms., de Guadalajara-capital, y a 209 de Madrid.


Principalmente agradó al marido, gran enamorado de esas aguas termales de los balnearios, que son consideradas, por la gente mayor en particular,  muy beneficiosas para salud, y que alivian los cuerpos envejecidos. Ella era más reticente a estar rezumando agua diariamente en un turno de 10/12 días, pues la coquetería femenina lleva con cierto desagrado observar alborotadas sus lindas melenas  por los diversos servicios que se aplican.  Asiste a los baños con velada resignación por el cariño que tiene a su esposo,  pero no oculta la comodidad de pasar unos días de pleno descanso, a mesa puesta, olvidando los cotidianos trabajos que reporta tener un hogar en buenas condiciones. Pero también tenían la posibilidad de alternar con nuevas amistades que enriquecen aquellos momentos de pleno ocio, y conocer lugares de encanto que avivan los sentimientos.

En aquella ocasión coincidieron con personas conocidas de otro balneario al que habían asistido la temporada anterior, por lo que les resultó más grata la estancia y fue la afirmación de una amistad de agradable recuerdo.

En el referido municipio de Alhama de Aragón, visitaron monumentos muy interesantes, destacando la Iglesia Parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, magistral edificio del siglo XVII, que fue ampliado en el XVIII, claro exponente del estilo mudéjar con ciertos elementos barrocos. Goza en su interior de magníficos retablos dignos de admiración.


También destaca una hermosa torre de blanca piedra, cuya silueta destaca sobre un promontorio, a cuyos pies se encuentra el municipio. Baluarte de un castillo que en tiempos remotos fue fortaleza que defendía los límites del reino de Aragón con Castilla, y se supone, que también de las asechanzas moriscas.



 Se distinguen por su belleza la famosa Casa-Palacio, construida en el siglo XVI, con diversos usos a través de los tiempos. Actualmente ubicada la oficina de turismo, en planta baja y en otras dos plantas, para salas de conferencias y exposiciones.





También son interesantes el edificio de la Casa Consistorial y el palacio de los Padilla.


No se puede obviar los magníficos edificios destinados para el servicio público de aguas termales, también dignos  de admiración, además por la devoción que se tiene de sus famosas aguas termales.

Pero volviendo a recordar a nuestro matrimonio alcarreño, que ya estaban ubicados en su habitación, después de los trámites correspondientes, y la revisión médica exigida, así como la asignación de los tratamientos establecidos, el balneario les ofrecía al día siguiente la visita a la  Casa-Palacio, para conocer el edificio comentado anteriormente, y en particular ver la exposición permanente que ha dedicado La Asociación Amigos de José Luis Sampedro, en homenaje al eminente escritor, bajo el título de  “Viaje a la libertad”, recordando su larga vinculación con la histórica población de Alhama de Aragón, donde acudió durante muchos años al abrigo de las aguas termales,  y allí encontró la inspiración de varias de sus obras literarias. También en uno de sus viajes conoció a Olga,  la que sería su segunda esposa hasta la muerte del escritor, acaecida 10 años después  en el año 2013.


En la referida exposición se recuerda la larga trayectoria de la vida de José Luis Sampedro, personaje que además de buen escritor, fue catedrático de estructura económica. El mestizaje cultural  de su familia y las circunstancias propias de su biografía marcaron su obra y la forma profunda del conocimiento humano, ahondando con mucha sabiduría en el gran teatro del mundo.

Fue autor de interesantes ensayos sobre economía, y destacadas obras literarias  desde sus comienzos como dramaturgo a partir de los años cincuenta. El sabio pensador y humanista, a lo largo de su dilatada vida, fue muy agasajado y recibió importantes premios como reconocimiento a su labor, siempre comprometido con la sociedad que le tocó vivir.

Nuestro matrimonio alcarreño conocía algunas de sus obras, muy en especial la que dejó entrañable recuerdo en su memoria “La sonrisa etrusca”, que fue inspirada, según contaba el propio autor, por el nacimiento de Miguel, su único nieto, quizás la obra más leída de su largo repertorio. También les dejó imperecedera huella “El río que nos lleva”. En esa ocasión porque se trata de una obra en la que el autor rinde homenaje a los gancheros alcarreños, que antiguamente transportaban los troncos de los árboles, llamada maderada,  por las aguas del río Tajo, desde los pueblos de la serranía en el término de Molina de Aragón, por barrancos y parameras en su largo recorrido por varias poblaciones de la provincia de Guadalajara, hasta la vega de Aranjuez ya en la provincia de Madrid. La obra fue editada en 1961 y llevada al cine en 1989.

Aquel matrimonio salió  entusiasmado por la oportunidad que se les había brindado de conocer algo más de José Luis Sampedro, al que Alhama de Aragón rendía justo homenaje con la exposición permanente, como ilustre vecino adoptivo, que encontró alivio en sus aguas termales y el reconocimiento y amabilidad de sus gentes.

Después de la visita habían decidido ahondar más en la lectura de las obras del famoso escritor.

Una vez finalizado el turno en aquel balneario, del que quedaron muy satisfechos  y con el ánimo de seguir  acudiendo a las citas anuales del Imserso, en cuantas ocasiones la Providencia les brindara la oportunidad, que un año se hace largo y muchas vicisitudes pueden suceder, como dijeron cuando tuvimos la oportunidad de vernos días después de su llegada. Nos  contaron su aventura por Alhama de Aragón, y también de sus  excursiones  a la histórica ciudad de Calatayud y al espectacular Monasterio de Piedra y su entorno, que una vez más quedaron entusiasmados por sus ricas vivencias, y el emotivo recuerdo de la exposición sobre el referido personaje.

Por todo ello, y conociendo la gran amistad que tenía mi admirado y querido amigo Jaime Galdeano, ilustre pintor por la originalidad de su extensa obra pictórica, con el escritor José Luis Sampedro, al comentarle la existencia de la exposición permanente que le dedicaban en aquella población aragonesa, sintió el deseo de conocer lo que allí se expone, al tiempo de asistir  a algún turno en los balnearios de aquella población. También me recordó la carta que le dirigió cuando conoció su muerte, la cual  fue publicada en prensa.

Por lo interesante de cuanto en su escrito expone bajo el título “Carta sin destino a José Luis Sampedro”, le sugerí ponerla en mi blog, a lo que accedió, por lo que ahora realizo la publicación:

“Querido Jóse:

Me he enterado por los medios que has decidido abandonarnos sin pedir facturas. Ojalá no te haya castigado el dolor antes de este puñetero largo viaje. Te lo digo de esta manera porque jamás te gustó  el folclore de lo tétrico.

Vienen a mi memoria antiguas imágenes de un tiempo amarillo, aún nítidas y frescas, como si el tiempo no hubiera pasado su maldita máquina de plisar.

Estábamos en el piso de la gasolinera y la heladería de Alberto Aguilera (Madrid). Coincidíamos mi madre, Lola Moreno-Carreras (la “Tía Lola”, para tu hija Carmencita), con la tuya, Matilde Sáez. Ambas amigas desde la juventud en Marruecos.

Jóse, eras entonces un joven esbelto, alto, con el pelo corto. Casi a cepillo. Mirada escrutadora, sin malicia; pero extremadamente curiosa, profunda, descubridora. Elegante sin necesidad de trajes caros. A veces momentáneamente encorvado, como si las puertas fueran bajas para ti.

Habías terminado la Carrera de Ciencias Económicas con resultados brillantísimos. Luego llegaste a ser, no solamente el primer doctor, sino un destacado catedrático de Estructura Económica. Pero ya, a los 18 años, habías superado una dura oposición para cubrir la plaza como Vista de Aduanas.

Entonces, además de poeta y escritor, eras un aprovechado políglota: inglés, francés (dominado desde niño. Tu madre había vivido en Orán, Marruecos francés) etc. También picoteabas en el  alemán, el sueco y el chino.

Abrumadores eran tus conocimientos sobre literatura, geografía, matemáticas y Artes Mayores, entre otras…Una enciclopedia viviente dentro del foro de la naturalidad. Una inteligencia ordenada. ¡Cómo te admirábamos! ¡Cuánto de debemos!

Casi todas las tardes venías provisto de un sano apetito. ¿Hay papelitos? Así llamabas a los fiambres que se alojaban, primero en la fresquera y más adelante, cuando fue más asequible, en la nevera. Merendamos con cierta restricción, No había muchas abundancias en España. Esa escena buscando los “papelitos” se repitió muchas veces después, cuando vivías en el espacioso piso de la calle Zurbarán, enriquecido con tu primera esposa, nuestra querida Isabel Pellicer, siempre poseedora de las cinco dimensiones del afecto. Mi recuerdo para ella. Allí, en Zurbarán, a las cinco de la mañana, cuando el Sol se entrenaba rascando las cortinas de la noche, te acomodabas en tu butaca y apoyando la tabla sobre las rodillas a modo de mesa de despacho, trasladabas al papel las gloriosas  ideas que hicieron de ti algo excepcional entre los mejores.

Fuiste como mi hermano mayor. Dejé la Facultad de Económicas, por razones obvias y me incliné por las Bellas Artes. Dejamos de frecuentarnos como antes. Yo quedé huérfano. Había que arañar en lo que podía para sacar adelante a mi familia. No obstante conservo el recuerdo de tu querida persona, el gran señor de la “Economía sin tramoyas” materia que explicaste años después en Oxford, alejándote de una España anticonstitucional, siempre coherente con tu pensamiento libre, sin las caretas hipócritas de los falsos profetas.

No llegué a conocer personalmente a tu esposa Olga. Una mañana que coincidimos a la salida de la cafetería Nebraska, en la calle Alcalá, me hablaste con entusiasmo y cariño de esa gran mujer que durante mucho te ha regalado compañerismo, amor y aliento. Te traslado mi pesar.

Ni haber sido Senador, Catedrático eminente, Subdirector General del Banco Exterior, Premio Nacional de Teatro y muchos más, así como autor de múltiples textos científicos, literarios, artísticos, conferencias, etc. Y sobre todo aplaudido y celebrado, dentro y fuera de tu País. ¡Jamás!, y lo digo con rotundidad, jamás tuviste ningún rasgo de presunción ni ampulosidad, pese a tu grandeza. Por todo ello, por tu bondad, por tu inteligencia, por todos los que te conocimos, gracias.

Con tu marcha las golondrinas de la alegría parece que se han extinguido”.

JAIME GALDEANO
Profesor de Creatividad Plástica.
Expresidente Ejecutivo y Presidente de Honor de la AEDA

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Por último y como sencillo homenaje a José Luis Sampedro, deseo exponer algunas de sus múltiples frases y citas celebres:

“Desde la primera infancia nos enseñan, primero a creer lo que dicen las autoridades, los padres, la mayoría, el cura, etc. Y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés, primero razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos. Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor”

“Para mí la clave de la libertad es la libertad de pensamiento. Se habla mucho de la libertad de expresión en la prensa. Hay que reivindicar la libertad de expresión, por ejemplo en la prensa, pero si lo que usted expresa en la prensa es un pensamiento que no es propio, que ha adquirido sin convicción y sin pensarlo, entonces no es usted libre por mucho que le dejen expresarse”

“La opinión pública está influida por los medios de comunicación, y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que no les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática”

“Cuando digo Humanidad exagero, porque creo que humanidad no hay; hay seres humanos. Llevamos dos mil años desde la Antigua Grecia, se ha progresado técnicamente de una manera fabulosa, casi inverosímil, pero seguimos matándonos unos a otros, no sabiendo vivir juntos en este planeta. El hombre no ha madurado bastante”

“El día que se nace, uno empieza un poco a morir. Estamos acostumbrados a ver la muerte como algo negativo, y yo estoy tan cerca que no puedo dejar de pensar en este asunto, pero pienso con alegría vital. Lo que no nos enseñan es que el día que se nace se empieza uno a morir, y la muerte nos acompaña cada día”

“Hoy la mayoría de los economistas se concentran en la manipulación del dinero. Hoy el capitalismo, más que hacer colonización de nuevos países, explotaciones o grandes fábricas, está más concentrado en la manipulación del dinero. Y la prueba es que, de las transacciones monetarias que se hacen en el mundo, se dedican más a operaciones especulativas que a comprar y a vender mercancías”

“Hay dos tipos de economistas, los que se preocupan de que los ricos tengan más, y los que nos preocupamos de que los pobres sean menos pobres”

“Leer es vivir la vida propia y la de otros”

“Deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar”

“El tiempo no es oro: el oro no vale nada, el tiempo es vida”

 “Se habla mucho del derecho a la vida, pero no de lo importante que es el deber de vivirla” el tiempo es vida”

“La vida es hacernos. Y crecer como los árboles. Uno nace como una semilla, con unos genes, pero es uno quien tiene que hacerse”

  
Agosto de 2019
Eugenio