Google Analystics

Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

16 marzo 2024

TURISMO POR LOS PUEBLOS DE LA ARQUITECTURA NEGRA EN GUADALAJARA

 

Todavía las estrellas brillaban en un cielo limpio de nubes, esperando la proximidad de un nuevo amanecer y repitiendo la grandiosidad mágica de la Naturaleza. Se destacaba la belleza de una gran luna llena presidiendo el infinito firmamento.

-Acelera Cesar, que en esta ocasión tenemos compañero de viaje a Antonio, un buen amigo y antiguo compañero de trabajo. Oriundo de la región Murciana. Vamos a recogerlo en su domicilio, y desde allí marcharemos hacia la nueva aventura, en esta ocasión visitando una vez más  parte del  Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, especialmente la que se conoce como los pueblos de la arquitectura negra. En esta época otoñal  se visten de gala multicolor los bosques, y las  praderas con alfombras de flores silvestres.


-Mi amigo estaba muy interesado en acompañarnos en alguna de nuestras salidas turísticas, después de comentarle las bondades de nuestros viajes, y en esta ocasión le invité para que conozca esa zona tan bonita y llena de encanto, en la que se destaca, como bien sabes, los pueblos de la arquitectura negra, por su estructura en pizarra de ese color que se destaca principalmente en la comarca de aquel Parque Natural.

-De acuerdo abuelo, pero será extenso el camino y varios los pueblos por ver, que todos tienen su encanto, y quizás tu amigo no esté dispuesto para afrontar largos recorridos.

-No te preocupes, que ánimo no le falta, pues es muy aficionado en conocer nuevos horizontes y tiene especial interés de acompañarnos, conocedor de las aventuras que le cuento de nuestras salidas, ya que en varias ocasiones me ha comentado su interés por conocer las bellezas que la naturaleza ha prodigado a nuestra querida provincia.

-No obstante, intentaremos  no abrumarle con demasiadas visitas, pero sí de las más interesantes conforme al tiempo limitado del próximo fin de semana. En otra ocasión le volveremos a invitar que nos acompañe a completar los muchos lugares idílicos que nos brinda el citado Parque Natural.

-Abuelo, para desayunar tengo buenas referencias del Área de Servicio de Tamajón, en nuestra primera parada. Prácticamente es la entrada a los referidos pueblos de la arquitectura negra. Y el almuerzo en Majalrayo, final de la aventura  por la mañana del sábado, pues ya sabes que tripas llevan pie. Posiblemente tengamos problemas si no reservamos mesa, más ahora que tenemos invitado, pues en estas fechas otoñales se incrementa el turismo por la comarca.

-Muy bien pensado Cesar, que en media hora estamos en Tamajón. Y no olvides coger el CD del inmortal Beethoven, que había seleccionado, con sus dos sinfonías número 5  “El Destino”, y el número 6 “Pastoral”, para oírlas en el viaje, pues a mi amigo le encanta la música clásica, y especial esas dos maravillosas creaciones.

Después de un buen desayuno en la citada Área de Servicio, partieron hacia la primera ruta por los alrededores. Un corto paseo en coche hasta el pantano de El Vado, con parada previa, a dos kilómetros de Tamajón, en la ermita de la Virgen de los Enebrales, patrona de la referida población. La ermita fue construida en el siglo XVI en estilo románico. Dicen que sus puertas siempre tienen que estar abiertas, como si fuera un mesón, y así la encontraron nuestros personajes.


Ermita de la Virgen de los Enebrales

Relacionado con ese monumento religioso, cuenta una leyenda, que el cura de Tamajón, que iba sobre una mula, camino del pueblo vecino de El Vado a celebrar oficios religiosos, le atacó una enorme serpiente, y al encomendarse a la Virgen, esta se le apareció sobre un enebro, apaciguándola con su esplendor. Y en ese mismo lugar se construyó la ermita que ahora iban a visitar Desde ese privilegiado lugar pudieron disfrutar de un paisaje en el que abundan los bosques de enebros, sabinas y encinas, y se acercaron, dando un paseo a pie, por la llamada Ciudad Encantada, en medio de una belleza natural.







Se trata de una formación rocosa, con cuevas y oquedades, arcos y colinas, conformando curiosas formaciones, resultantes de procesos de erosión que se han formado durante miles de años. El lugar está considerado de Paisajes Sobresalientes del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Entre las rocas se observa un entorno mágico con caprichosas formas geológicas.

Después se acercaron en coche al Embalse de El Vado, situado a pocos kilómetros, que lleva el nombre de un pequeño pueblo que desapareció a mediado del siglo XX debido a su construcción. Se encontraba junto al río Jarama, y durante sus últimos años de existencia dependió de la villa de Campillo de Ranas. Inundado por las aguas, lo único que se puede contemplar ahora es la torre de la iglesia que sobresale de la superficie del embalse.




Una vez que disfrutaron de aquellos lugares de encanto, el veterano Octavio, conocedor del norte de la provincia de Guadalajara, se dirigió a su buen amigo Antonio con el ánimo de darle a conocer la siguiente ruta a emprender.

-Antonio, hay muchos lugares que deseo conozcas de la extensa comarca de la serranía norte de esta bella provincia, que espero te sorprendan por su originalidad y belleza, aunque no todos los podremos ver en un solo día. De momento entraremos por esta puerta abierta que se nos presenta hacia la denominada zona de los pueblos negros, resultando sumamente interesantes. Veremos algunos y sus cascadas de aguas cristalinas, que forman un escenario bucólico y de gran belleza, en plena sierra del Pico Ocejón, dentro del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Nosotros lo conocemos muy bien  al haber estado por aquí hace varios años.

Sorprendido de cuanto estaba viendo, e intuyendo lo que prometían ver, Antonio comentó: -Estoy dispuesto a resistir hasta que el cuerpo aguante porque interesado estoy en conocer vuestra provincia, y lo que quede por ver, espero de vuestra amabilidad que en futuras ocasiones os acordéis de mí para acompañaros.

Decidieron empezar a visitar los primeros pueblos del camino, Campillejo y el Espinar, que también tienen su particular encanto.



En las dos paradas que hicieron pasaron momentos muy agradables, visitando sus calles, y observando sus edificaciones de una cultura milenaria. Allí el visitante tiene la sensación de que el tiempo se ha parado, y vive momentos especiales.  Disfrutaron mucho contemplando un atractivo salto de agua conocido como cascada del Algibe, considerada una de las más hermosas de aquella singular geografía, situada en el punto en que río de Soto vierte sus aguas en el río Jarama.



La siguiente población que visitaron era Campillo de Ranas, una de las más importantes de la zona de influencia por la arquitectura negra, que engloba las pedanías visitadas anteriormente, además de Robleluengo que también tenían intención de visitar. Campillo de Ranas es uno de los pueblos más altos de la provincia, con mil cien metros sobre el nivel del mar, y también de los más poblados. Actualmente goza de un progresivo turismo, y están cercanos los famosos hayedos de la Tejera Negra y de Montejo de la Sierra, los más meridionales de Europa.


Una vez en la entrada del pueblo pasearon por sus calles hasta el mirador de la Fuente de las Ranas, desde donde observaron una fantástica vista del Pico Ocejón. Continuando hasta llegar al curioso edificio del  Ayuntamiento y posteriormente a la Iglesia parroquial, sencillo ejemplo de fábrica de pizarra negra; y de las construcciones de las viviendas, de aspecto macizo, presentando el color típico de la mampostería pizarrosa oscura de los muros y las lajas de pizarra utilizadas en la cubierta.

Una referencia curiosa de la villa es la que Benito Pérez Galdós, en sus Episodios Nacionales, narraba en el inicio del capítulo tercero de  Juan Martín El Empecinado, presentando a un personaje  de novela picaresca “Viriato” metido a  guerrillero de la partida del Empecinado, que el novelista canario hizo hijo de Campillo de Ranas.

Habla Viriato: “Yo, señor oficial, estudiaba en la complutense cuando declaramos la guerra a Napoleón. Soy hijo de unos labradores de Campillo de Ranas, y vivía en Alcalá unos días de limosna, otros de sopa boba, y otros de lo que mis compañeros me quisieran dar. En los veranos era el primer corredor de tuna que se ha conocido desde que el gran Cisneros fundó la Universidad”. El gran escritor tenía especial cariño por Guadalajara, que ya en su juventud, estaba hospedado en Madrid en una pensión de sabor alcarreño, pues la dueña era oriunda de la villa de  Villanueva de la Torre, cercana a la citada capital, y que ya autor popular recordaba con cariño.




Después se desviaron hacia la pequeña población de Robreluengo, en la que se destaca su iglesia románica y atractiva plaza, así como los hornos de sus viviendas. En sus alrededores llama la atención un valle con muchos robles centenarios,  praderas llenas flores, plantas aromáticas de tomillo, jaras y cantuesos  y  que es cruzado por el río Jaramilla, acompañados del clásico tipo de terreno de pizarra negra, con la que es construida sus edificaciones, formando un bonito escenario. Realizaron una ruta hasta la cascada de La Matilla, que remataba idílicamente el paseo realizado.



La siguiente parada, final de la mañana donde había reservado mesa para el almuerzo, fue en Majaelrayo, también de los más significativos de la ruta turística.  Situado al pie del referido pico Ocejón, en su ladera occidental, donde también se representa con toda magnitud la referida arquitectura popular de los pueblos negros. Su economía está basada en la ganadería, explotación del bosque para la fabricación del carbón mineral, y en los últimos tiempos también por el auge del turismo; y en la construcción, no tanto con la vivienda nueva, sobre todo por la rehabilitación de edificios protegidos por las instituciones de cultura por su significativo patrimonio histórico y cultural.



En esta localidad existen diversas fuentes, conocidas por poseer aguas curativas, destacando los Baños de Robledo, donde infinidad de personas suelen adentrarse en sus aguas termales. También ofrece  casas rurales con servicios de alta calidad, gozando de piscina para disfrutar los calurosos días de verano, y bonitos jardines que hacen de Majalrayo  un destino turístico muy apreciado. Destaca también por las diversas rutas en sus alrededores, especialmente la tradicional subida al pico Ocejón para los más aventajados. Después de un paseo por sus calles, gozando de su original diseño y estructura de las edificaciones hechas con pizarra, que les da un toque rural y épico, y  que transmite una magia especial como si fuera de otro mundo, se aprestaron a buscar el restaurante donde habían reservado mesa.



Degustaron un almuerzo  típico de la zona, con un  buen asado de cabrito como plato principal. Descansaron buen rato, recuperando fuerzas después del largo peregrinaje  de la mañana, repasando cuanto de bello habían disfrutado por aquellos encantadores lugares, y después se pusieron en marcha hacia la villa de Valverde de los Arroyos, en la parte oriental del Ocejón, otro de los pueblos famosos del Parque Natural, donde también se aprecia el encanto de sus viviendas, perteneciente a la ya denominada arquitectura negra. Significando su histórica y bella  iglesia parroquial y bonita plaza con  destacada fuente de agua cristalina. Cercana a la población se encuentra otra encantadora cascada, conocida como chorrera de Despeñalagua, a la que se accede por un recorrido fácil, apto para todos los públicos, resultando un paseo agradable a través de una frondosa vegetación. La cascada tiene una caída de ochenta metros, y en época de agua abundante se divide en dos, convirtiendo un escenario de  especial belleza.







Después decidieron acercarse a Umbralejo, uno de los pueblos llamados vaciados, situado a unos diez kilómetros de Valverde de los Arroyos. Pequeña población abandonada durante muchos años, pero últimamente rehabilitado y convertido en campamento de verano. Se trata de otro de los pueblos de la arquitectura negra, consiguiendo una restauración perfecta, que representa  especial museo arquitectónico respetando el estilo de la construcción histórica de esa comarca.



Al final de esta extraordinaria excursión con el invitado de nuestros personajes, Antonio, vino a decir: Quedo embelesado de las maravillas que hoy me habéis permitido disfrutar, que estoy muy agradecido por todo, y espero que me volváis a sorprender en alguna otra ocasión con vuestras salidas por la provincia.

Marzo de 2024     Eugenio