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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

27 diciembre 2017

UN PASEO POR EL PARQUE NATURAL DEL ALTO TAJO EN MOLINA DE ARAGON


Habían madrugado más que en otras ocasiones, pues tenían que recorrer alrededor de 140 kilómetros desde Guadalajara-capital hasta el destino que se habían propuesto, aunque posiblemente serían algunos más por desviaciones que hicieran hacia otras poblaciones limítrofes durante el trayecto.  Estando cerca del área recreativa situada en el kilómetro 103 de la Autovía II, dirección Zaragoza-Barcelona, decidieron aparcar su flamante coche para tomar el desayuno, pues habían salido de casa sin probar sustento alguno, para no hacer mucho ruido y  despertar a la familia.

Hacía tiempo que Octavio no había realizado un viaje de varios días con su nieto Cesar por la provincia de Guadalajara. Ahora habían pensado hacerlo aprovechando el largo puente con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar.

Cesar, que ya estudiaba en la Escuela Universitaria de Turismo-Grado en Turismo, de la Universidad de Alcalá de Henares, Campus de Guadalajara, había manifestado a su abuelo que le gustaría conocer la comarca del Parque Natural del Alto Tajo. Ya tenía carnet de conducir, por lo que últimamente llevaba el automóvil de su abuelo, que en la práctica hacía suyo en todas sus salidas, pues la intención era ponerle a nombre de su querido y único nieto. Además Octavio se sentía más seguro al tener problemas de visibilidad por cataratas en la vista.

Cesar, sentía especial curiosidad por recorrer aquella zona, en la que había leído existían lugares encantadores, y además por ser  un asiduo lector del célebre escritor José Luis Sampedro, que inmortalizó con su libro “El Rio que nos lleva” a los famosos “gancheros”. Sentía fascinación por la narración de unos hechos extraordinarios que se producían a través del río Tajo, y que el escritor los vivió en primera persona.

José Luis Sampedro

Durante el camino que habían recorrido, Cesar comentó a Octavio: -Abuelo, es curioso que allá por los años 30 del siglo pasado, en Madrid, siendo un adolescente José Luis Sampedro, quedó admirado de aquellos gancheros que descendían los troncos de los árboles, principalmente pinos talados en los bosques del Parque Natural, principalmente, a través de los ríos río Tajo y Guadiela hasta Aranjuez, pues era asombroso ver a aquellos sufridos hombres subidos sobre los maderos, dirigirlos durante días hasta el destino final a muchos kilómetros de distancia, sufriendo muchos riesgos y penalidades. El que años después se haría escritor quedó marcado de tal manera por aquellos hechos, que le sirvieron de inspiración para su magnífica novela, cuyo argumento fue llevado al cine con posterioridad rodándose en los mismos lugares que describió  Sampedro.


Respondió Octavio: -Tengo entendido que era un espectáculo, en los meses de Marzo/Abril de cada año, para los vecinos de Aranjuez que se reunían para ver la llegada de los gancheros con sus troncos dispuestos a ser elevados a los camiones con destino a las fábricas de Aranjuez y otras ciudades. Creo que sobre el año 1950, Sampedro se desplazó por aquellos lugares del recorrido y contactó con los personajes que habían realizado aquellas proezas. El oficio desapareció a finales de los años 40, como consecuencia de la construcción de las presas de Entrepeñas y Buendía.


Cesar quería demostrar a su abuelo que estaba informado de la historia de la comarca que iban a visitar, más bien, de todo el término que lo compone el partido judicial, dividido en dos partes: El Señorío de Molina y el Parque Natural del Alto Tajo, que conforman el Geoparque de la Comarca de Molina, declarado Geoparque Mundial de la Unesco en 2015, por lo que añadió al comentario de su abuelo: - Desde tiempos remotos la madera, y también la explotación de la resina de los pinos y el carbón han sido recursos fundamentales de la comarca, debido a los extensos bosques que se hallan por las gran mayoría de los términos rurales, surgiendo varios oficios que han dado ocupación a casi todos sus habitantes. Pero con el paso del tiempo, por la evolución de nuevas corrientes industriales, han descendido los trabajos derivados de la madera, provocando considerable emigración a las ciudades, quedando prácticamente deshabitados la mayor parte de los pueblos de la comarca.

-Es una zona de grandes atractivos, con una baja densidad de población sobre una vasta extensión; a su favor el territorio tiene el citado Parque, que es de gran interés ecológico y suscita desde hace tiempo un turismo muy interesante para su economía. La visita al Parque será limitada por el escaso tiempo que tenemos, pero trataremos de aprovecharlo en la medida que nos sea posible, porque visitarlo plenamente nos llevaría muchos días.

-El Parque Natural tiene una extensión de 176.000 hectáreas, siendo el más grande de Catilla-La Mancha y el tercero más extenso de Europa. Goza de extraordinaria belleza. Su orografía está marcada por profundos cañones y hoces, que dibujan un paraje impresionante. El río Tajo vertebra todo el territorio y recoge las aguas de diversos afluentes. Todos ellos contribuyen a configurar singulares paisajes. Son numerosos los miradores en el transcurso de las diversas rutas establecidas, bien a pie, en bicicleta o en vehículo, con distintos niveles de dificultad, por lo que se recomienda hacerse con una guía turística existente en la actualidad del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo, que contiene los puntos de interés geológico y turístico, así como diversas rutas seleccionadas para hacer más fácil la visita al extenso y rico territorio.

-El  partido judicial limita al Norte con Soria; al Nordeste con Zaragoza; al Sureste con Teruel y al Sur con Cuenca.  La zona del Señorío y la del Parque Natural del Alto Tajo, son de gran interés tanto a nivel nacional como regional, por su biodiversidad y su gran belleza paisajística.

-Abuelo, tengo conocimiento por cuanto he leído de esta zona, que abundan los bosques de pinares corrientes y resineros, de sabinas y quejigales. Y que se observan volando sobre grandes hoces y cortados, especialmente en los cañones occidentales: aves rapaces como el buitre leonado, águilas, azores y alimoches, varias especies de búhos y halcones peregrinos, y otros muchos que ahora no recuerdo. Y entre los mamíferos, creo recordar que existen ciervos, corzos y venados, jabalíes, tejones, nutrias y comadrejas.

Torre de la Cigúeña
Después del desayuno reanudaron el viaje y  a la altura de la villa de Alcolea del Pinar tomaron la N-211 destino a Molina de Aragón, desviándose a pocos kilómetros  por una carretera secundaria hacia el corazón del Parque Natural.  Su primera población entrando por esa zona: Anguita, situada sobre parameras frías y boscosas, asomándose al valle del río Tajuña. Destaca como símbolo histórico la Torre de la Cigüeña, utilizada por los árabes para la vigilancia de la zona, la iglesia parroquial de San Pedro y su plaza mayor rodeada de bellas casonas del siglo XVI.


Conviene reseñar, como dato histórico, que en el año 1813 se firmó en el palacete que ocupa actualmente el Ayuntamiento, el acta de constitución de la Diputación Provincial, la primera de España conforme a la Constitución de Cádiz.

Octavio era ya veterano en sus viajes por la provincia, desde que hace muchos años emigró a la capital desde la noble villa extremeña de Barcarrota en la que había nacido. Conocía parte de las poblaciones que componen el Parque Natural, primero en una moto-vespa y después en un Seat 600, como la mayoría de los españoles de entonces, en el que se desplazaban con su familia; pero hacía tiempo que no visitaba la alejada comarca de Molina, y sentía ilusión por recordar sus antiguas andaduras.

Después de haber parado un rato en la citada villa de Anguita para hacer unas fotos de la referida torre, de su iglesia y otras bonitas perspectivas que se presentaban a su vista, reanudaron el viaje y Octavio se dirigió a su nieto: -Cesar, creo sabrás que los municipios de esta región, como la mayoría de los que componen la provincia de Guadalajara, son pequeños pueblos con grandes historias. Verás imágenes de una tierra con paisajes ricos, que la dura climatología y sus gentes han ido moldeando a lo largo de los siglos. De los más de 300 núcleos de población, que con las poblaciones pedáneas alcanzan cerca de los 500 en toda la provincia, en el Parque Natural son 62, de los cuales 4 corresponden a la provincia de Cuenca.
 
-Durante muchos años los ciudadanos de esta provincia y no menos los de este partido judicial, el segundo más importante, se vieron obligados a marcharse a otras ciudades, especialmente a Guadalajara, en busca de un mejor futuro siempre esperanzador, aunque en los último años, muchos de los que emigraron han regresado de nuevo a abrir sus casas, a desempolvar los viejos baúles que en ellas dejaron y convertirlas, al menos, en segundas viviendas.

-El turismo ha jugado un importante papel en el renacer de estos pueblos del Parque Natural que empezamos a visitar y en general en los de toda la provincia, pues se ha dado a conocer eficazmente las maravillas que contienen, y en particular esta comarca.  Desde bellísimas sierras y parameras; de profundos cañones formados por sus ríos; sus castillos y parques naturales. Arquitecturas irrepetibles. Paisajes que embelesan al viajero que los contempla y al pasear entre  aroma de los inmensos bosques de pinos. En resumen paisajes inolvidables. Significando el principal potencial: las gentes de esta tierra, que son los mejores guías con los que se puede contar, por su sencillez y agrado hacia los visitantes.

-Te repetiré Cesar, pues creo habértelo dicho en alguna otra ocasión, que Guadalajara ya no es el lugar al que la gente no le da la gana de ir, como decía Cela en su famoso libro “Viaje a la Alcarria”, sino un destino agradable, atractivo y fascinante, una provincia hermosa en un hermoso País.

Iglesia parroquial de Riba de Saelices

Habían recorrido pocos kilómetros y decidieron parar en la villa  de Riba de Saelices, que está rodeada de un marco incomparable con gran variedad de flora y fauna. Tiene una iglesia con una bellísima portada románica del siglo XIII. Accediendo al templo, de una sola nave, destaca un magnífico retablo de hermosas pinturas del XVI.


En el entorno de esta población se encuentra un cerro con yacimientos arqueológicos, con restos de antigua población musulmana; y bajo el cerro se encuentra una cueva llamada de Los Casares, Monumento Nacional desde 1935, con importantes grabados rupestres, que nuestros viajeros también visitaron; así como la villa cercana de Saelices de la Sal, donde existen unas salinas históricas, recientemente restauradas y en funcionamiento.


Nuevamente reanudaron el camino y Octavio se adelantó a contar a su nieto: -Estamos como a 20 kilómetros de distancia del famoso monasterio cisterciense de Santa María del Sistal, en el término de Olmeda de Cobeta, donde cercano transcurre el río Tajo y la madre naturaleza se manifiesta con todo su esplendor. El Monasterio fue edificado en el siglo XIII por la Comunidad cisterciense, y hasta ahora se mantiene activo con una comunidad de monjas, la mayoría de avanzada edad.


-Se trata de un lugar de retiro para rezar y convivir, donde se comparte la liturgia de la comunidad con quienes desean acudir a aquel místico lugar, para recogimiento, silencio y soledad, reencontrarse consigo mismo  y buscar el encuentro con Dios.

-Quienes allí acuden son bienvenidos, pues su comunidad está totalmente abierta para el huésped que quiera vivir una experiencia de retiro y oración, y encontrar amor y paz, siguiendo las reglas de San Benito; pero tienen que respetar el ritmo de vida del lugar y acomodarse a su estilo austero y sencillo.

-Cuentan los que por allí han estado internos, que es una experiencia que jamás se olvida. Yo que estuve allí hace muchos años con tu abuela y con tu madre, siendo jovencita, un domingo por la mañana coincidimos con los oficios religiosos y nunca  olvidaré aquellos momentos de paz y recogimiento, enriquecido por el coro de las monjas. Y ahora aprovechando este santo lugar quisiera dar gracias por el buen viaje que hasta aquí hemos tenido, pues es de gente bien nacida, el agradecer el beneficio que recibe.


Una vez visitado aquel recomendable lugar, incluido un paseo por los alrededores hasta un mirador cercano, con vistas maravillosas y  que Cesar aprovechó con deleite para hacer fotos, éste comentó a su abuelo: -Verdad es que el lugar es encantador, pero me parece un aburrimiento tanta soledad para estar mucho tiempo por aquí. Se lo comentaré a mis amigos y amigas por si se animan a venir unos días por aquí, pero me temo que íbamos a revolucionar estos santos lugares.

En respuesta Octavio dijo: -Desde luego este lugar no es propio para hacer el típico botellón al que la juventud estáis acostumbrados, pero posiblemente algún día pensarás de forma distinta y no vendría mal  reconciliarte con actitudes distintas a las actuales. Entregarte a ocupaciones más propias de la edad, más tranquilas, más seguras y más elevadas. Que en ese género de vida te pueden esperar muchas de las ciencias superiores, como el amor al prójimo, la práctica de la virtud, el olvido de muchos placeres mundanos, que a estas alturas te vienen más que sobrados, holgados. Pero sigamos nuestro camino turístico que tan poco es malo ampliar nuestros conocimientos sobre la naturaleza, los pueblos y sus habitantes.


-Ahora nos vamos a desviar hacia el este del Parque, en el término de Corduente, donde podrás apreciar, siguiendo el curso del río Gallo en dirección opuesta a su desembocadura en el Tajo, la llamada Hoz del río Gallo; imponente desfiladero de varios kilómetros, donde está situado el Santuario de la Virgen de la Hoz, a orillas del citado río, y al pie de un alto roquero, al que se puede subir con cierto esfuerzo por escarpada escalera, recompensado por las vistas impresionantes de la zona.  Es también un lugar encantador, y en la visita al Santuario se encuentra especial armonía, pues se trata de un lugar de mucha paz espiritual, como en el anterior que hemos visitado, al que asisten muchas peregrinaciones de todas partes de España, pero especialmente de nuestra provincia.


-Abuelo, tengo la sensación de que pretendes que siga una vida monástica con tanta visita a monasterios, y ahora lo que tengo es un gran apetito, así que busquemos lugar donde podamos almorzar las buenas viandas de esta zona.

Octavio con significativa sonrisa  comentó a su nieto: -Seguro que no te defraudaré, pues cierto es que tripas llevan pie, que lo divino conforta el alma, pero una buena paletilla asada quita el hambre y alegra el  ánimo para seguir nuestro camino. Y  ahora reanudemos el viaje en dirección a Poveda de la Sierra, que en unos 30 minutos podremos yantar a nuestro gusto.


Llegaron un poco tarde, pero no obstante les atendieron porque Octavio había reservado mesa antes de salir de casa, y la sorpresa para Cesar es que estaban en un asador donde podían degustar lo que antes le había comentado su abuelo: dos buenas raciones de cabrito asado, y previamente un plato de setas a la plancha, también de la zona, y después un delicioso dulce de la casa.

Debidamente saciados y satisfechos del buen servicio, dedicaron la tarde a visitar la villa y parte de su entorno, pues mucho había por ver. Deseando aprovechar el tiempo antes de anochecer y para no entretenerse, llamaron a la pensión donde habían reservado una habitación para dos noches, indicando que pasarían más tarde para hacer uso de su reserva.


La villa de Poveda de la Sierra perteneció hasta el siglo XII a Cuenca, pasando después al Señorío de Molina, y en la reforma territorial del siglo XIX, esta villa, como todo el Señorío de Molina fue asignado a la provincia de Guadalajara.

En la entrada de la villa, una estatua dedicada al famoso ganchero, saluda al visitante que le recuerda el oficio de muchos povedanos que ejercieron aquel duro oficio durante siglos.


Nuestros protagonistas visitaron la iglesia parroquial  del siglo XVI en honor de San Pablo Apóstol, con una portada de estilo románico rural. Pasearon por la villa y pronto decidieron hacer una ruta por los alrededores entre grandes masas de pinares, y siguiendo un sendero paralelo al río Tajo para al final conocer el que llaman El Salto de Poveda. Espectacular caída de agua de más de veinte metros de altura, formada por el derrumbe de una antigua presa.

Nuestros personajes habían recorrido siete kilómetros en esta excursión. Se encontraban cansados pero satisfechos de cuanta maravilla la naturaleza les había ofrecido. Por merecido tenían un descanso que aliviase sus cuerpos y ánimos, después del largo paseo realizado por aquellos  lugares encantadores  difícil de olvidar.

Atardecía  y en el lejano horizonte aparecía una plateada luna llena. Octavio con el sentido común que se respira por sus muchos años vividos, recomendó a su nieto recogerse en la pensión, tomar un refrigerio y descansar después del ajetreado día que habían vivido en el primero del viaje programado; pensando que al día siguiente debían madrugar, para aprovechar la claridad de los días más cortos en esas fechas otoñales, dijo a su nieto:-Con el sueño hay que ser moderado, porque quien no madruga con el sol, no goza del día.


Octavio comentó a su nieto: -Mañana nos dedicaremos a visitar la villa de Peralejos de las Truchas y su entorno, por donde se dan las mayores alturas en la orografía del Parque Natural en el que se adentran los Montes Universales, con sus impresionantes serranías y diversos sistemas montañosos, que tanto el río Tajo como sus afluentes  han dado forma horadando profundos barrancos.

En el crepúsculo del nuevo día estaban preparados en el comedor de la pensión,  para desayunar y partir sin pérdida de tiempo hacía nuevas aventuras.

Apenas había remontado el astro rey el cielo, en un día claro pero con un frescor mañanero que tuvieron que abrigarse nuestros viajeros cuando salieron hacia la villa de Peralejo de las Truchas. Octavio recordaba haber pasado muchos años atrás por aquella villa, viniendo desde Cuenca y después de haber visitado la Cueva del Hierro, lugar impresionante pero no apto para los que padecen claustrofobia.


La villa de Peralejos es un lugar perfecto para el turista amante de la naturaleza. Está situada cerca del río, las altas montañas, densos bosques y con diversos caminos habilitados para hacer senderismo, pesca y  lugares singulares con sorpresas a cada recodo del camino. Se puede considerar aquel entorno como un halo de pureza que merecen visitas detenidas y varias jornadas para disfrutarlos por su gran variedad de posibilidades de turismo gracias a su enorme extensión.


Optaron por la excursión que les habían recomendado en la pensión, una de tantas que se podrían hacer, y pensaron que en otra ocasión viajarían para hacer más  turismo por el Parque. Ahora se trataba de ver las formaciones rocosas en los alrededores  de la población de Chequilla, y su peculiar plaza de toros labrada en roca viva; y desde allí llegar hasta Orea, en una ruta de abundantes arroyos. Se trata del pueblo más alto de toda la provincia, en cuyo término se encuentra el pico de La Gallina, que con 1883 metros de altitud es el punto más alto de Molina de Aragón. Les habían sugerido pasear por los que resultaron ser parajes de ensueño situados en pleno pinar, como la Fuente de la Jícara, un pedazo de paraíso a disfrutar por quienes acuden por allí.


Regresaron a Peralejos y escogieron donde mejor almorzar, que por su esfuerzo lo habían merecido. Después de otro agradable escenario gastronómico se sintieron aún con fuerzas y ánimo para terminar la jornada paseando por una senda aledaña al cauce del Tajo, en algún momento angosta y recogida entre altos peñascales, eterna morada de águilas y buitres. Adentrándose mientras la senda escogida era accesible. Atraídos por aquellos singulares parajes, se sentían  arropados por inmensa flora y numerosa arboleda. Intentaban descubrir nuevos lugares sintiendo el encanto que la naturaleza les fuera ofreciendo, roto el silencio por el trinar de las aves y el dulce murmullo de las aguas del joven Tajo, que se abría paso y esculpiendo en muchos tramos enormes barrancos en su largo peregrinar a través de los siglos hasta adentrarse en la mar conformando un gran delta  a la altura de Lisboa.


Después de haber tenido un  sueño placentero por el cansancio del día anterior, al tiempo que desayunaban, Octavio comento a su nieto: -Cesar, es momento de regresar a casa, pero si te parece lo vamos a realizar por distinto camino del que tuvimos para llegar hasta aquí; pues aún podemos ver otros lugares bonitos que conforman el Parque y después seguir el curso del rio Tajo en algunos tramos, hasta llegar al pantano de Entrepeñas pasando por la villa de Sacedón, que también veremos sitios singulares, pero ya desde el vehículo para tratar de llegar a la capital antes del anochecer.


Así lo hicieron, y a pocos kilómetros  visitaron la villa de Peñalén, situada en la margen izquierda del río Tajo, en un entorno natural de gran belleza entre desfiladeros y bosques. Se acercaron al cercano paraje de la Fuente de las Tobas para ver su emblemático y espectacular puente de piedra en un privilegiado enclave natural.



Después siguieron hasta  la villa de Zaorejas, que se puede considerar como la capital del Alto Tajo, pues su enclave geográfico se encuentra en el centro del Parque Natural y es un municipio de los denominados gancheros, como el anterior que habían visitado, donde sus fiestas principales son rememorar en vivo aquellas históricas secuencias del traslado de los troncos a través del río Tajo hasta Aranjuez.  Visitaron la iglesia y  la arquitectura admirable de la plaza principal de la villa. Al poco tiempo se desplazaron en coche hasta el famoso Puente de San Pedro, lugar hermoso y de espectacular encanto. Decidieron caminar por uno de los muchos senderos que existen en aquel paraje, disfrutando una vez más de cuanto la madre naturaleza ofrece a los afortunados visitantes que allí se acercan.



Continuaron el regreso, pero nuestros viajeros tenían especial interés en conocer el histórico Hundido de Armallones, y hacia aquella zona se desviaron. Se trata de un cañón formado en el siglo XVI, como consecuencia de un enorme corrimiento de tierra producido por elevadas precipitaciones que elevaron el nivel del río Tajo, provocando un derrumbe rocoso sobre su cauce. Disfrutaron de unas vistas extraordinarias desde el alto páramo, viendo como el río serpentea por la profunda hoz, y el horizonte de las sinuosas montañas circundantes.

Al dirigirse al automóvil para seguir el camino de regreso a casa, Octavio comentó a su nieto: -Cesar ya tenemos que dar por finalizada nuestra aventura por estos encantadores lugares, que en futuras ocasiones podemos realizar escapadas para terminar de ver otras poblaciones que conforman el Parque Natural del Alto Tajo, pues en la mayor parte de ellas seguiríamos observando nuevos encantos, especialmente paisajísticos en los entornos que las abrazan y con orografía singulares, para el recreo de los sentidos donde no falta el grato ingrediente de vistas extraordinarias desde alguno de sus espléndidos miradores que suelen causar impresiones irrepetibles.

-Pararemos para almorzar en la ilustre villa de Sacedón, que fue cabecera de partido  en tiempos pasados, y en su entorno están situados los pantanos de Entrepeñas, Buendía y Bolarque.

-Y después del feliz viaje que hemos realizado, no es verdad querido Cesar, que en los lugares visitados más pura brilla la luna, el sol y el firmamento en su debida magnitud y grandeza, y además se respira mejor; pues lo que observamos en la ciudad por la noche el cielo parece estar huérfano de estrellas, por la contaminación o eso que llaman “el efecto invernadero”.

A lo que contestó Cesar: -No solo por eso hemos de viajar, cuanto más mejor, pues yo leí a Cervantes en su Quijote “que el andar por tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos y más felices, que el ingenio de los hombres se aviva al ver mucho y leer mucho”. Y sobre la contaminación y otras circunstancias humanas,  te diré,  que el sentido común se manifiesta muy mezquino en momentos de prestar más preocupación, por los intereses de aquellos que ocupan el poder, que por el común de los mortales.

-Así es querido Cesar, que se está atentando y mucho contra la naturaleza de las cosas y por ende contra gran parte de la humanidad, que no hay más alta virtud que la prudencia, el bien hacer y los buenos sentimientos, pues entiendo que en muchas ocasiones nos vemos abandonados, solos ante la misericordia de Dios.

Diciembre 2017
Eugenio


21 agosto 2017

ATIENZA




“Aquel niño contaba con cuatro años cuando a la muerte de su padre Sancho III,  en el año 1158, le sucedió bajo el título de Alfonso VIII. Fueron designados, como tutor, Gutiérrez  Fernández de Castro, y como regente a Manrique Pérez de Lara, notables y poderosas familias nobiliarias. Aprovechando las circunstancias por la corta edad del heredero, su tío, el rey leonés Fernando II intenta usurparle el trono de Castilla. A ello se opone la noble familia de los Lara que, después de numerosas odiseas y vicisitudes, con el acoso de las huestes del citado rey, huye a Soria con el rey niño donde permanecerá hasta 1162, refugiándose en la fortificada villa de Atienza, que será sitiada al negarse sus habitantes a entregar el niño a su tío”

“El día de la Pascua de Pentecostés, sale de la villa, en la que estaba acogido el rey niño, una expedición de arrieros en viaje de negocios, que al llegar a la ermita de la Virgen de la Estrella notan la presencia cercana de las tropas leonesas que les persiguen. Entonces camuflan al rey niño entre sus mercadurías y permanecen bailando, como trampa, ante la ermita de la Virgen de la Estrella, burlando al ejército leonés. Después  prosiguen su camino sin ninguna consecuencia hasta la ciudad de Ávila durante siete días de camino.”

“En la mayoría de edad de Alfonso VIII, su principal preocupación fue la lucha contra los almohades, y su victoria en la famosa batalla de Las Navas de Tolosa, junto con las tropas del Rey II de Aragón y Sancho VII, el Fuerte, rey de Navarra, fue decisiva para los cristianos estableciendo los límites futuros de expansión por los territorios musulmanes.”

A nuestro célebre viajero, gran amante de Guadalajara y su provincia, hacía tiempo que tenía ilusión por conocer las tierras del norte, y en particular Atienza. Había sentido curiosidad por la famosa fiesta popular llamada La Caballada, ocho veces centenaria y que la referida villa celebra el Día de Pentecostés, rememorando los hechos históricos reseñados anteriormente, que tenía anotados en su famosa agenda de viajes.


La Caballada, Cofradía de la Santísima Trinidad, creada por los arrieros atencinos en el siglo XII, por su larga historia es reconocida a nivel nacional. Se rige por unas ordenanzas concedidas y firmadas de puño y letra por Alfonso VIII. La leyenda cuenta que el propio rey debió presenciar en persona alguna vez, durante las temporadas que pasó en Atienza con motivo de la construcción del segundo cerco de murallas.

La fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, se inicia en la víspera de Pentecostés con toda solemnidad y posteriores actos dignos de presenciar, destacando desenfrenadas carreras de los cofrades en sus caballerías, y el paseo, a son de dulzainas y de tamboriles hasta la ermita de la virgen de la Estrella en recuerdo de aquel hecho histórico que realizaron los antiguos arrieros de la villa. Los cofrades visten capa castellana e indumentaria de la época. Al caer la tarde se corren los caballos, por parejas, en los bajos de la villa.

La Caballada

La realenga villa de Atienza, situada en el norte de la provincia, tiene una población de unos quinientos habitantes, incluyendo la de sus lugares anejos. Ya existía en la época celtíbera, ciudadela ubicada en sitio estratégico, conquistada después para Roma por los ejércitos de Escipión. En el siglo X, en tiempo de los árabes, fue arrasada por Almanzor, que después levantaron nuevos muros los propios musulmanes, además de una fortísima alcazaba sobre las peñas que circundan la villa.

En el siglo XI, el rey Alfonso VI incorpora la villa al reino de Castilla, llegando  su máximo esplendor en  la segunda mitad del siglo XII, en tiempos del rey Alfonso VIII,  en agradecimiento por haberle liberado siendo niño de las intenciones aviesas de su tío el citado rey de León. Se volcó en dádivas y privilegios, destacando el segundo cerco de murallas y la construcción de varias iglesias románicas, de las que quedan siete en la actualidad, restauradas a través de siglos posteriores.

La villa tuvo de huéspedes a ilustres personajes, entre ellos el rey Felipe V al que la villa de Atienza ayudó durante la guerra de Sucesión. En ella también se asentaron los cuarteles generales del General Castaños, y del guerrillero llamado El Empecinado, que realizó importantes proezas bélicas  contra los ejércitos franceses durante la Guerra de la Independencia.

Nuestro viajero conocía la importancia que tiene Atienza, no sólo a nivel provincial, también por su larga historia, sus bellas iglesias, palacios y mansiones acordes con su rango, siendo considerada monumento nacional en su conjunto.

Calle de Atienza

Decidió salir temprano de su domicilio en Madrid, pues tenía intención de hacer parada en la villa de Jadraque para desayunar y después acercarse a visitar la famosa Saleta, en la mansión que fue del hacendado Juan Arias de Saavedra, quien acogió en su casa a su amigo el escritor, jurista y político Gaspar Melchor de Jovellanos, nacido en la ciudad de Gijón. En el año 1808 estuvo cumpliendo destierro en el castillo de Bellver, en Mallorca, al que le llevó Godoy por razones políticas, y a su regreso a la Península, después de su reclusión, ya enfermo y envejecido, decidió aposentarse en la referida casona para descansar y recuperarse de la enfermedad que le acuciaba.

Panorámica de Jadraque

Debe la fama de la citada Saleta, al haber sido decorada por el secretario de Jovellanos, el distinguido pintor Martínez Marina, en la que también intervino la paleta del inmortal Goya, que había llegado a Jadraque procedente de Madrid, por ser también  amigo de Arias de Saavedra y de Jovellanos, a los que inmortalizó pintando a cada uno, cuyos cuadros actualmente se encuentran en el Museo del Prado en Madrid.

Jovellanos estuvo en Jadraque durante más de tres meses, y allí quedó hasta la fecha la famosa Saleta, como muestra de la presencia de los dos personajes y de su relevante amigo Arias de Saavedra, testigos de la historia por el papel relevante que tuvieron en sus vidas.

Nuestro amigo quedó encantado por la visita y decidió acercarse con el coche hasta el  monumental castillo llamado del Cid, pues desde su altura se obtiene unas maravillosas vistas, con las sierras del norte de la provincia al fondo.

castillo de Jadraque

Parece ser que fue una importante fortaleza medieval en época de los árabes, de lo que quedan escasos vestigios. Enclave estratégico fue testigo del caminar del Cid Campeador, y tuvo mucha importancia durante la Reconquista, pero fue devastado por diversas contiendas a lo largo de su historia. En el siglo XV, el señor del lugar y obispo de la diócesis de Sigüenza, además de Gran Canciller del Reino, el cardenal Pedro González de Mendoza, fue el que se dedicó a la reconstrucción del castillo en la estructura que ha llegado hasta nuestros tiempos, no obstante haber sufrido devastaciones posteriores. El Ayuntamiento de Jadraque, actual propietario, ha venido realizando diversas obras de rehabilitación con el fin de ser un icono para el turismo de la villa.

Nuestro viajero quedó admirado ante el impresionante castillo allí erigido, si bien en sus interiores se siguen obras de rehabilitación, por lo que se deja a la imaginación del visitante la grandeza que debió de tener en los principios de su historia, especialmente cuando gozó de mayor esplendor por aquellas tierras en vida del citado cardenal oriundo de Guadalajara, una de las figuras más brillantes de la mitad del siglo XV.

Al regreso de la visita al castillo, se acercó hasta la Iglesia parroquial del siglo XVII, construida sobre los restos de una pequeña iglesia románica. Las obras fueron financiadas por el Duque del Infantado, que nos recuerda el famoso palacio que lleva su nombre en la capital de Guadalajara, y por el legado de un rico lugareño. Destacan en su interior una talla del Cristo de los Milagros, atribuido a Pedro de Mena, y un lienzo original de Zurbarán, entre otros muchos ornamentos religiosos dignos de ser admirados.

Nuestro viajero se puso en marcha con la idea de llegar a la villa de Atienza antes del almuerzo, y tratar de ver durante resto de la mañana y tarde de aquel sábado, algunos de los monumentos más significativos de la villa, pues las visitas en Jadraque le habían reducido gran parte de la mañana, pero se encontraba feliz por haber conocido otra interesante villa de la provincia, una más que venía a añadir a su agenda de viajes dedicado especialmente a los pueblos de Guadalajara y la capital.
Atienza


Poco tiempo tardaría en recorrer los aproximadamente cuarenta kilómetros que le restaban de llegar a su destino en Atienza.

Lo primero que hizo fue buscar el hotel donde había reservado una habitación para dos noches. Se aposentó, dejando su pequeño bolso de viajes, para salir rápidamente a visitar la villa.

Para ilustrarse, había oído que existía en Atienza un Centro de Interpretación de la Cultura Tradicional de Guadalajara, situado en la llamada Posada del Cordón. Y allí dirigió sus pasos. En él pudo ver una exposición permanente con más de seiscientas piezas etnográficas. Además, a través de siete pantallas interactivas se conoce el folclore de la provincia (música, danzas, botargas, faenas agrarias, literatura, oficios artesanos, etc.)  En la oficina de turismo allí ubicada se informó de cuanto le podía interesar, pues aparte de lo que él ya tenía información, sentía especial curiosidad en conocer otros sitios para visitar.

Iglesia en Atienza

Después de la visita a la Posada del Cordón, nuestro viajero había sentido la llamada del estómago, y acercándose a un lugareño se informó sobre un  sitio donde almorzar para saciar el buen apetito del que hacía gala, pues era amigo del buen yantar.  Estaba cerca el lugar y no tardó en solicitar un plato de cabrito asado que le había recomendado, además de unas migas serranas, ya que ambos platos son típicos de la zona. Satisfecho por el buen servicio y después de haber tomado un cafetito, se dispuso a dar un largo paseo por aquella villa medieval; para conocer sus calles, con sus bellos palacios y casonas, testigos de historias y leyendas con las que el viajero quisiera impregnarse, imaginando los hechos trascendentales que por allí se vivieron durante siglos.

La situación geográfica de Atienza le hizo ser punto estratégico en las comunicaciones de las dos mesetas castellanas. Su mayor apogeo lo tuvo en la Baja Edad Media, llegando a contar con diez mil habitantes, en los momentos de mayor esplendor de la segunda mitad del siglo XII y primera del XIII, siendo cabeza de un anchísimo territorio, y el pueblo entero se convierte en uno de los enclaves urbanísticos de la monarquía castellana. La villa creció entre moros, judíos y cristianos conviviendo en paz. Y Atienza se mantiene aún viva después de las muchas vicisitudes que tuvo a lo largo de su historia por un puñado de hombres y mujeres que la habitan. Su conciencia histórica la mantienen los cofrades de La Caballada, los de la Vera Cruz y de las Santas Espinas del siglo XIV, y el turismo creciente que revitaliza el latir cotidiano de la villa.

Dando un largo paseo se acercó hasta la muralla que parte de ella todavía queda en pie, rodeando la meseta en la que se encuentra la Iglesia de Santa María del Rey, pues la villa estuvo circuida de fuerte muralla desde los primeros momentos en que los reyes de Castilla se hicieron dueños, entendiendo el gran valor estratégico de su enclave.

Panorámica de Atienza

Se interesó por ver la citada Iglesia, que se encuentra al pie del castillo, en cuyo lugar estaba situado el barrio más importante de la villa, cuando se construyó la iglesia a principios del siglo XII. Es una obra grandiosa de estilo románico atencino.

Estando cerca del castillo, decidió subir hasta el gran peñón elevado y alargado del que solo queda la puerta de entrada, flanqueada de un espeso murallón, y la gran torre del homenaje, de planta rectangular con tres pisos. Desde aquel alto roquero el viajero pudo observar maravillosas vistas difíciles de olvidar.

De regreso al centro de la población, pasó a visitar la Iglesia de la Trinidad, que cuenta con una sola nave, bóveda de belleza muy en particular y varias capillas dignas de admirar. Alberga un museo de arte sacro con valiosas piezas. Destaca también el museo de la Caballada, con numerosos recuerdos históricos de la famosa cofradía.

Castillo de Atienza

También se había interesado en la oficina de información, por el lugar  de la villa donde se suponía había residido durante cierto tiempo el insigne escritor Pío Baroja, por cuyas venas también corría sangre alcarreña,  de sus antepasados en la villa de Tendilla. Le indicaron que se trataba de la vivienda, que todavía existe por el Barrio de Portacaballos, propiedad de un atencino ilustre que vivió en la primera mitad del siglo XX, y en otra ocasión alojándose en la Posada del Cordón. En la actualidad convertido en el museo mencionado anteriormente. Ya entonces Don Pío supo retratar en algunos de sus libros la villa de Atienza y su sociedad; que posiblemente lo hizo con su sensible pluma sentado en los veladores del Casino de Sociedad que existía entonces.

Asimismo trató de informarse de Don Benito Pérez Galdós, que se cree pasó por Atienza en algún momento, pues es sabido que centró una parte de sus Episodios Nacionales por aquellas tierras, aunque sin saberse el lugar exacto en que se hospedó en la villa. Pues es conocida la correspondencia que hubo entre el insigne escritor y el Ayuntamiento, cuando trató de informarse sobre determinados capítulos de la historia de Atienza.

Atienza

Nuestro viajero seguía su camino en dirección a la famosa plaza del Trigo o del Mercado, considerada una de las más bellas plazas de Castilla. En uno de sus costados se alza la Iglesia de San Juan, actualmente iglesia parroquial que data del siglo XII. Cuenta con ábside y coro alto. El resto de los límites de la plaza lo conforman edificaciones tradicionales, apoyadas en soportales de madera o piedra.  Antiguamente la plaza albergaba en su conjunto, el mercado de la villa y su comarca, manteniendo sus esencias tradicionales en el ámbito de la arquitectura popular atencina.

Atienza

A través de una estrella callejuela en cuesta, y pasando por el arco de Arrebatacapas, nuestro viajero llegó a la plaza del Ayuntamiento. Dos de sus costados están ocupados por soportales, y todo el entorno rodeado de edificaciones de varias épocas, pero muy características de la villa. Destaca un palacio del siglo XVI, con hermosísimo escudo heráldico de piedra, y el Ayuntamiento, obra del siglo XVIII, con un severo empaque arquitectónico y su torrecilla del reloj. Más un gran escudo en su fachada. En el centro de la plaza resalta una fuente del siglo XVII.

Atienza

Anochecía y nuestro viajero observaba mucha afluencia de gente por las calles, pues era la víspera de Pentecostés, día que llaman de las “Siete Tortillas”, cuando se ultiman en la ermita de la Estrella los preparativos de la fiesta del día siguiente. Y allí se consumen siete tortillas, todas distintas, en recuerdo de las siete jornadas de camino hasta la ciudad de Ávila hacia la salvación del rey niño Alfonso VIII. Había mucha expectación por parte de los atencinos para ver una vez más la repetición histórica, y de muchos foráneos por conocer los desconocidos festejos que se representan desde hace más de ocho siglos


Así pues, cansado como estaba del día tan ajetreado decidió reparar fuerzas en el mismo restaurante donde había almorzado, y retirarse a descansar para continuar al día siguiente con la visita por la villa.

Los tambores, dulzainas y cohetes anunciando la festividad, le despertaron el día grande de la villa de Atienza. Había decidido finalizar lo que le quedaba por ver  del impresionante patrimonio que goza aquella villa medieval, y participar en sus ancestrales fiestas de tanta solemnidad, que transcurrirían desde las diez de la mañana hasta el anochecer.

Atienza

El tiempo pasa mientras nosotros, el viajero y el narrador, consagramos con ardor nuestro tiempo propio a la villa de Atienza. Pronto la perspectiva de este nuevo Pentecostés, con los encantos de sus fiestas pasará nuevamente al baúl de la historia, con un año más para el recuerdo de tiempos venideros y de sus gentes.

Todo había transcurrido de acuerdo con lo proyectado por los diligentes atencinos,  que habían conseguido momentos felices de gozo y satisfacción rememorando su historia, transmitiéndolo una vez más  a propios y extraños durante más de ocho siglos.

Así lo había entendido nuestro joven ingeniero de canales, caminos y puertos, viajero infatigable por las tierras de Guadalajara, disfrutando en esta ocasión de forma  singular y memorable. Y teniendo espíritu impaciente se prometía nuevas aventuras para un futuro viaje no lejano: -Que ancha es Castilla y de la Alcarria y su entornos, aún queda mucho por ver- Pues la necesidad de conocer cosas maravillosas, suele ser la llave del mundo de los sueños.

Finalizó la jornada festiva a la caída de la tarde, después de haber visitado cuanto aún le quedaba por ver. Estaba embriagado por sus vivencias y también por los ágapes que no faltaron, pues de todo hubo; lo pasó correctamente, sin ir tan lejos como en los banquetes de estudiantes. Al final se encontraba cansado, y cuando la luna llena apareció plenamente plateada sobre un cielo azul plagado de estrellas, decidió dar por finalizada su aventura por Atienza. Antes de retirarse a descansar, y reponer fuerzas con exquisitas viandas, dedicó un buen rato, para anotar en su agenda de viajes las experiencias vividas en los dos días de su estancia por aquellas tierras, dedicando también especial recuerdo de sus pasos por Jadraque.

“La naturaleza del hombre, sus pasiones y angustias son un producto cultural, en realidad el hombre mismo es la creación más importante y la mayor hazaña de ese incesante esfuerzo humano cuyo registro llamamos historia”. Erich Fromm

Eugenio

Agosto de 2017