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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

15 enero 2022

LOS SOÑADORES

 


Todos los humanos tenemos la experiencia de soñar y son infinitos los modelos de nuestros sueños, unos los recordamos y otros se desvanecen al despertar.

Hay también sueños que idealizan las personas para manifestar un pensamiento, como el de nuestro poeta y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca en su célebre obra: La vida es sueño. -¿Qué es la vida? un frenesí. ¿Qué es la vida? una ilusión,  una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son” -Famoso monólogo del personaje Segismundo en la citada obra.

Así como Platón, en su obra describía que el ser humano vive en un mundo de sueños y de tinieblas, cautivo en una cueva, como mito, de la que solo podrá librarse haciendo el bien, desistiendo de todo orden material para llegar al triunfo de la luz..

Hay sueños que llegan más allá de las estrellas, pues hay rayos de luz en el corazón de las personas, y creo que la historia de muchas empresas realizadas por los humanos, son el resultado de grandes sueños, así como los deseos y  ansias de cambiar el mundo.

Recuerdo también un refrán muy acertado en estos momentos: “Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería. Así el sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos”.

Y esta tarde recordaba el famoso sueño que manifestó Martín Lutero King, clérigo y premio Nobel de la paz norteamericano, uno de los líderes para la defensa de los derechos civiles e importante defensor de la resistencia no violenta a la represión social. Su histórica frase “Tengo un sueño” representa una de las expresiones clave del discurso que pronunció ante unas doscientas cincuenta mil personas en el Park Lincoln Memorial, en Washington, y ante la estatua erigida al presidente Abraham Lincoln el 26 de agosto de 1.968, en la ciudad de Memphis, ciudad adoptiva del rey del rock and roll, Elvis Presley.

Mi recuerdo al famoso premio Nobel de la paz americano, viene a colación por otro sueño que hace tiempo había tenido mi buen amigo Fidelio, oriundo de una ilustre villa en la comarca de la Alcarria, provincia de Guadalajara, persona de alta sensibilidad y que bastante emocionado, él consideraba como una premonición.  Por el interés que me produjo, intentaré reproducirlo con la mayor precisión que mi memoria me lo permita.

Soñaba mi amigo que se encontraba en un pueblo aparentemente admirable, que no acertaba a recordar su nombre, donde florecía la verdad y otras excelentes virtudes, que sus pobladores tenían como estandarte en su quehacer diario. Y estaban dichosos y felices con su destino.

Sus vidas, contaba, transcurrían por senderos de paz y concordia, pues el adalid que le dirigía había conseguido llevar a su pueblo con plena armonía, y de común acuerdo en los asuntos trascendentales, en convivencia ejemplar, siendo la admiración de los pueblos periféricos.

Las agrupaciones principales de cabecillas que formaban la alternativa para dirigir los destinos de aquel dichoso pueblo, aunque discrepantes en sus puntos de vista triviales, en lo fundamental, siempre por el bien de sus gentes, estaban de acuerdo, carentes de envidia, soberbia y egoísmo. Enterrando felizmente en el olvido todo atisbo de resentimiento por trágicos episodios acaecidos en tiempos pasados.

También me comentaba mi querido amigo, en relación a la enseñanza, el orgullo que sentían los padres por la alta formación cívica y el elevado grado de cultura obtenida por sus descendientes; la importante conciencia en el respeto a las personas mayores, en particular a los padres, y muy especialmente a los docentes; muy centrados en los valores eternos, con buenos principios morales y éticos en general, por lo que la sociedad de aquél pueblo, me explicaba Fidelio, la veía como un sólido faro estable contra vientos y mareas en el devenir de tiempos futuros.

Y recuerdo con cierta nitidez al narrar su experiencia, que en su sueño veía plena satisfacción de las gentes de aquel pueblo, premiando su laboriosidad, el esfuerzo, la eficiencia y la responsabilidad por el trabajo bien hecho y el afán de superación. Penalizando la chapuza, y a los gandules, zánganos, negligentes, pícaros y vividores. Más prestos a la galbana que a laborar por su pueblo.

También soñó por la importante demanda de mano de obra por el mundo empresarial; y la interesante inversión en nuevos proyectos de investigación y desarrollo de aquel pueblo.

Asimismo sus dirigentes fomentaban  el ahorro  e incentivaban los planes del futuro de los ciudadanos.

En su sueño, contaba emocionado, que los dirigentes que alternaban la administración de aquel pueblo, practicaban la virtud y eran probos e incorruptibles, rigurosos en la aplicación de la justicia, que respetaban escrupulosamente como resultado de la feliz convivencia.

Fruto de la paz que gozaban, era su gran austeridad en administrar los caudales que aportaban los confiados ciudadanos para el feliz desarrollo de su pueblo, evitando el derroche y mejorando la actividad con el adecuado funcionariado público.

Creo recordar, del peculiar sueño que describía mi amigo Fidelio, que presidiendo la entrada de un gran salón, donde parece ser se reunían los notables de aquel original pueblo, había una placa en mármol blanco en el que estaban esculpidas en letras de oro, el siguiente texto: -Nunca te dejes alucinar por sueños y falsas promesas, que solo esperes el resultado de tus esfuerzos, pues todo humano honesto debe buscar su porvenir y fortuna por medios honrosos-

Hace unos días me llega la noticia de que mi amigo Fidelio se encuentra internado en un centro para enfermos mentales, aquejado, según se le ha diagnosticado, de fuerte conmoción que le produjo volver a la realidad después del sueño idílico que había tenido, y que su  sensibilidad le había atormentado.

Como aquél vigoroso americano, que murió soñando ver fortalecidos los derechos cívicos de la comunidad negra americana, la sensibilidad de  Fidelio, que siempre soñaba por un mundo mejor, no ha podido resistir la aflicción que le ha producido comprobar la realidad, poco elogiable, que ya le venía atribulando.

En recuerdo de mi amigo, y haciendo honor a su sueño, yo también quiero soñar, que los que deben dirigir los Pueblos, que no sigan enzarzados en disputas sibilinas, entre si son cúmulos, cirros, estratos o nimbos los nubarrones que amenazan a los ciudadanos, cuando éstos les sugieren angustiados que apliquen el sentido común, con honradez,  lealtad y perfección,  para capear los temporales que se atisban en el horizonte como galernas peligrosas, que pueden llevar a todos sin excepción a la deriva, y evitando  se cumpla lo que se dice en la siguiente frase del escritor y científico alemán Georg Christoph Lichtenberg: -Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.

 

Enero 2022

Eugenio