El abuelo Octavio y su
nieto Cesar estaban felices al conocer la noticia de que podían aliviar la
menoscabada libertad que estaban padeciendo. Recibieron con mucho gozo la
noticia de poder extender sus salidas más allá de su ciudad. La situación que estaba viviendo la
sociedad en general llegaba a unos extremos inquietantes. Los ciudadanos vivían
preocupados y disgustados. Comprendían la gravedad del contagio que pudieran
tener del maléfico virus que atormentaba
a medio mundo, pero les costaba asimilar el extremado confinamiento al que
estaban condicionados por las autoridades sanitarias de nuestro País, de las
que se tenían serias dudas sobre la gestión del problema.
Había amanecido un día de
sol espléndido, al final de una primavera
que se escapaba de sus vidas con más pena que gloria. Pero nuestros personajes
todavía mantenían la llama viva de sus ilusiones y la esperanza de disfrutar
nuevas aventuras con sus viajes por la provincia de Guadalajara que tanto
amaban, y con la debida prudencia que les caracterizaba, realizar el viaje que
tenían programado pocos día antes de que decretaran el confinamiento, por la
maldita pandemia que tantas desgracias ocasionaba.
Ahora ponían en marcha su
proyecto de viajar a una bonita villa en la comarca de la Alcarria Baja llamada
Almonacid de Zorita, limítrofe con la provincia de Cuenca, a unos sesenta
kilómetros de la capital de Guadalajara, y a 116 de la Capital del Reino.
Hablar de la Alcarria, no
es hablar solo de miel, que la caracteriza, es conocer sus paisajes, la
arquitectura popular, de sus aguas con diversos ríos que descansan en varios embalses que inundan sus tierras, y dan vida a muchas villas, y es fuente de riqueza para los ciudadanos, la fauna
acuática y para la gran masa forestal que la enriquece.
El joven y apuesto muchacho que se encuentra en la dulce colina
de su juventud, estaba ilusionado con ese viaje, pues fruto de los
conocimientos que tiene de sus avanzados estudios universitarios en Turismo,
conoce la historia que aconteció por aquella comarca de la Alcarria, ambientada
en el siglo XI y principios del XII, cuando Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid
Campeador, lideraba gestas y combates contra los musulmanes, en tiempos de
Alfonso VI, rey de Castilla y León. Su capitán y buen amigo Alvarfañez de
Minaya y sus huestes defendieron la línea de fortalezas que hacía de frontera
en aquel mundo de los andalusíes, entre los ríos Tajo y Henares, llegando a liberar
enclaves estratégicos desde Zorita de Los Canes y villas limítrofes y hasta la
capital de Guadalajara, que también fue liberada de los intrusos invasores,
recuperando aquellos enclaves para la corona de Castilla.
El abuelo Octavio también
estaba feliz pensando en ese viaje, y pese a sus años, camina ligero y
desenvuelto, con paso seguro de años atrás, pues le agrada la aventura
fascinante de los viajes cortos que realiza con su nieto Cesar, tratando de
descubrir nuevos rincones por la citada
provincia. Era un desafío para su edad, que superaba la línea roja de un buen
octogenario.
En ocasiones ante el
espejo a la hora de arreglar la corta barba que lucía, contemplaba con cierta
melancolía la melena toda gris que adornaba plenamente su cabeza. También sus
arrugas y diversas manchas dispersas por
el rostro, y en el dorso de sus manos, inequívocas de la vejez, que se habían
acentuado en los últimos años. No obstante, su aspecto era aceptable, pese a
los estragos que a su edad se muestra en la mayoría del común de los mortales.
Su figura sigue estando
erguida y pese a todo, los doctores que controlan su salud le auguran buena
esperanza de vida, salvo algún imprevisto que en todo momento puede surgir
durante el crepúsculo de una vida. Solía mostrar una sonrisa con cierta
nostalgia de tiempos pasados, al comprobar los estragos que el paso de los años
ha marcado en el que fuera persona vigorosa y de atlética
figura.
Habían decidido partir el
próximo fin de semana hacia el destino proyectado.
Madrugaron aquella mañana
que se presentaba calurosa, sin una sola nube, y ya emergía el astro rey abriéndose paso desplazando las tinieblas de
la pasada noche.
Tenían pensado salir
temprano y dejar el desayuno para cuando llegasen de paso a la villa ducal de
Pastrana. Tardarían poco más de
media hora en recorrer cerca de 46
kilómetros que dista desde la capital. Partirían en el pequeño turismo que
había regalado Octavio a su nieto, pues él desconfiaba de sus reflejos para
conducir.
Octavio, aficionado
entusiasta de la música clásica, y que había inculcado a su nieto desde la
tierna infancia, no había olvidado coger un fonograma para escuchar durante el
viaje y hacerlo más entretenido. Se trataba de la novena sinfonía número nueve
de Beethoven, dirigida en este caso por el famoso director Daniel Barenboim. No
fue casualidad, sino intencionadamente, como había comentado a su nieto, pues
quería rendir su personal admiración por el gran compositor en el 250
aniversario de su nacimiento.
Llegaron a Pastrana, después
de un feliz y entretenido viaje, justo recién abierto el local de restauración, situado en la plaza
llamada de la Hora.
-Abuelo, después de
desayunar, y estando en esta magnífica plaza, principal de la villa, podíamos pasar a ver el
interior del Palacio Ducal. Es el edificio más emblemático de la villa, pues
representa una época de gran esplendor de Pastrana, y creo conocerás, que era
feudo de la enigmática e intrigante Ana de Mendoza y de la Cerda, Princesa de
Éboli, nacida en la villa alcarreña de Cifuentes.
-En dicho palacio estuvo
retenida hasta su muerte, por orden del rey Felipe II. Que solo podía tener
contacto visual con el mundo exterior, durante una hora desde aquel gran balcón
enrejado que se aprecia en la fachada principal. Por dicha razón se le puso el
nombre que lleva esta plaza.
-Y después podíamos
acercarnos a la famosa Iglesia Colegiata, una joya arquitectónica, que goza de
gran esplendor, con su museo de magníficas obras, y extraordinaria colección de
tapices, además es el monumento donde está enterrada la citada Princesa.
-También sería interesante
conocer el convento fundado por la excepcional Doctora de la Iglesia, Santa
Teresa de Jesús, que coincidió con la ya citada Princesa de Éboli. Pero creo
que sería mejor dejarlo para otra ocasión y realizar un nuevo viaje, que esta villa ducal merece una
larga visita.
-Tienes razón, Cesar, que
se nos va hacer tarde para atender otros asuntos en la visita proyectada, especialmente llegar
a la cita que hemos reservado para almorzar, que ya sabes que “tripas llevan
pie”. También por confirmar nuestra reserva para pernoctar con la idea de pasar
el fin de semana.
Así fue, que llegaron a
mesa puesta en el restaurante pocos minutos después de recorrer los doce
kilómetros que dista desde Pastrana.
No tardaron en salir a
pasear por las calles de la villa, que
rezuman un encanto especial fruto de su
larga historia, con resonancias medievales.
Está rodeada de una naturaleza impresionante,
y es heredera de un brillante pasado histórico que ha dejado bellísima huella en su conjunto arquitectónico. Su historia corre paralela a la villa de Zorita
de los Canes, situada a pocos minutos en automóvil, a la que perteneció en la
antigüedad.
-Abuelo, vamos a conocer una villa que goza de
relevantes episodios acaecidos a lo
largo de su historia, y su lectura me ha llenado de interés por conocer estos
lugares que hace más de un milenio se gestaron gloriosos acontecimientos
relacionados en tiempos de la
reconquista, abatiendo a los invasores musulmanes en estos lugares estratégicos
que se habían asentado.
-De las cuatro puertas que
hubo en las murallas que rodeaban la villa, construidas en el siglo XIV,
solo queda una como sombra del pasado, testimonio de la primitiva Almonacid, y
creo que en algunas partes de las construcciones de viviendas, se ven restos
del trazado amurallado que tuvo toda la villa.
-Goza de una imponente
plaza Mayor porticada, donde está situado el Ayuntamiento de magnífica planta,
y también se encuentra la famosa Torre
del Reloj, que cuenta con carillón y dos campanillas, elevando su silueta para
servir de guía a las horas y faenas de los habitantes de la villa.
-También existe una
hermosa ermita de la Virgen de la Luz, patrona de la villa construida en el
siglo XVIII.
-Y no podemos dejar de
visitar la Iglesia Parroquial de Santo
Domingo de Silos del siglo XV, de artística portada de estilo gótico-plateresco,
y en su interior se conserva El Cristo de la Buena Muerte, pieza gótica del
siglo XIV, y un retrato de San Martín. Obras de gran calidad.
-También debemos de
acercarnos a los extramuros, donde se encuentra el palacio de los Condes de San
Rafael; y el convento de las Madres Concepcionistas. Que cuenta con un magnífico
retablo.
-Y tengo especial interés
por conocer donde tenía instalada la botica que se encuentra perfectamente
conservada, y que a partir del año 1919 regentaba el famoso poeta León Felipe,
cuyo nombre real era Felipe Camino Galicia de la Rosa, y en esta villa se inició
en el bello arte de la literatura, que tanta gloria le daría años más tarde.
-Cesar, cuanto alegra a tu
abuelo, que haya sido bien empleado el esfuerzo económico que la familia ha empleado
en tu formación universitaria, y ahora a punto de finalizar los estudios
universitarios en Turismo, por lo que
vienes a demostrar que conoces bastante bien la historia de pueblos y
ciudades, y en particular de Guadalajara y su provincia.
-Ahora empecemos a
disfrutar de los encantos de esta villa, hasta que el cuerpo aguante, sobre
todo el mío, que el tuyo es joven y no tienes límite para el cansancio. Por lo
que debes ser consecuente conmigo, sin
prisas y con algunas pausas, por ejemplo, tomar un refresco, que el calor lo
exige, y continuar, que mañana tenemos el día completo para darnos la satisfacción de un viaje feliz.
-Descuida abuelo, que
cuando lo estimes descansamos.
Y así lo hicieron nuestros
personajes, que vieron cuanto Cesar iba indicando según lo establecido. Dejaron
de ver algunos monumentos, porque al anochecer decidieron reponer fuerzas en la
fonda donde iban a pernoctar y habían
reservado cena.
Mientras cenaban Cesar
confeso a su abuelo que, para no abrumarle, había dejado algunas visitas interesantes por ver. Entre
otras el pantano de Bolarque y su playa,
donde poder tomar un baño, pues el buen tiempo facilitaba el intento.
Lo cierto fue que, al
final de aquel primer día, quedaron sorprendidos de cuanto pudieron conocer
durante aquella tarde de finales de
primavera, y de que una villa relativamente
pequeña, tuviera tanto encanto y fuese un destino especial para el turista que
quiere conocer cosas bellas y hechos
históricos relevantes.
También disfrutaron de
otra belleza singular, que no se puede ver en las ciudades, por contaminación y
excesiva luminosidad: la grandeza de la bóveda celeste, en una noche sin
nubes, plena de estrellas y planetas,
que como en todos sus viajes, se deleitaban en su contemplación.
Amaneció otro día
espléndido de sol radiante, con una brisa suave y acariciadora. Después de desayunar, se acercaron a visitar
la Casa Palacio de la Condesa de San Rafael, del siglo XVIII; y el Convento de
la Concepción, del siglo XVI, que en origen fue refugio de monjas calatravas,
formando un conjunto de bellas edificaciones civiles.
-Abuelo, esta villa cuenta
con un recurso cultural y turístico de primer orden, que se llama el
Cela-Centro de Encuentro de Literatura y Arte, que atesora obras de pintores
famosos que eran amigos del premio nobel Camilo José Cela. El famoso escritor
refuerza el vínculo de la Comarca de la Alcarria con el premio nobel; pues
parte de su obra se ha trasladado a Guadalajara, reforzando también el legado
del Museo de Viaje a la Alcarria, que se encuentra en el castillo de Torija,
cercano a la capital a tan solo 16
kilómetros de distancia.
-Ahora Cesar, si te
parece, descansamos a tomar unos refrescos, para aliviar el calor que hace, y
cogiendo el coche nos acercamos hasta el poblado de Bolarque, en su término
municipal, zona que conozco, con motivo de una excursión que organizó mi Centro
de Mayores hace varios años, y asistimos a la vistosa procesión marinera que
todas las temporadas, a mediados del mes de Julio, se celebra en honor de la
Virgen del Carmen, sobre las aguas del embalse construido en época del rey
Alfonso XIII.
-Participan diversas
embarcaciones, que siguiendo una antigua tradición, realizan una ofrenda floral
en el lugar donde se encuentran sumergidos los restos de la ermita de un
monasterio carmelita, después de la construcción del embalse.
-El pantano es estrecho y
alargado, situado entre escarpadas colinas de la sierra de Altomira, de gran
valor paisajístico, con hermosos cañones donde desemboca el río Guadiela al
Tajo. Es un entorno en el que la madre Naturaleza se manifiesta exuberante.
Donde el ingenio humano ha sabido crear espacios mágicos para el recreo
turístico: extensos paseos y bonita playa, donde podemos bañarnos, y descansar
de nuestras caminatas.
-Cesar, en el término de
Almonacid de Zorita, se aprecia un entorno natural, en el que las aguas del
bravío río Tajo, amansado en tiempos anteriores, mitad, del siglo XX, por
diques y embalses, compone un paraíso acto para todos los deportes acuáticos,
dejándose llevar entre bonitos paisajes el turista puede navegar entre idílicos
e impresionante roquedales, que dejan a la vista el castillo de Anguix, situado
sobre el alto de un cerro, como vigía de aquellos parajes, evocando tiempos
lejanos cuando eran de dominio musulmán.
-También te impresionará
la gran obra de ingeniería que se llevó a cabo en la década de los 70 del siglo
pasado, donde se inicia el trasvase Tajo-Segura, observando los gigantescos
tubos que bombean 66.000 litros de agua por segundo y salvar un desnivel de
unos 300 metros de altura, y ya en el llano, llevar el caudal por medios de
canales a una distancia de trescientos kilómetros, con destino a la huerta
murciana.
-Parece mentira que, en
poco más de cuatro años fue posible perforar una montaña en sentido
longitudinal, construir un embalse en el punto más alto y montar un complejo
hidráulico que asombra por sus dimensiones exteriores y maravilla por su
complejidad técnica.
Por aquellos encantadores
paisajes finalizaron nuestros personajes, una experiencia más por la provincia
de Guadalajara, que seguro no olvidarán, como demostraba Cesar con el siguiente
comentario:
-Abuelo, quizás sea este
viaje, y mira que hemos realizado unos pocos, ha sido de los que más me ha
entusiasmado, por el cromatismo de su belleza, además en unos momentos que la
naturaleza se manifiesta exultante, y por la variedad de momentos tan diversos
que hemos vivido, y también por el baño que hemos disfrutando felizmente,
refrescándonos del calor agobiante en estas fechas previas al verano alcarreño,
que también calienta
P.D. “El arte, la gloria,
la libertad se marchitan, pero la naturaleza siempre permanece bella.” Byron
Eugenio
Junio 2020
1 comentario:
Con cada narración turistica de tu amada Alcarria, la superacion se hace notable en la descripción detallada que ofreces de las villas por donde pasais abuelo y nieto, continua deleitandome que te lo agradezco mucho.
J A
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