Mi honda vena alcarreña no
podía pasar de largo las tradicionales fiestas de Guadalajara capital, y su
provincia, con motivo de la festividad de la Virgen, que se extienden durante
gran parte del mes de septiembre, y que también se hace extensiva en muchas de
las ciudades y pueblos de nuestro País, ofreciendo a los ciudadanos multitud de
festejos y actividades religiosas y culturales, tradiciones que se vienen
realizando desde tiempos remotos.
En la capital alcarreña
serán las diversas peñas, en un total de diecisiete, las que den voz, luz y
color con sus ardientes manifestaciones de alegría, inundando la ciudad desde
la alborada del primer día de las fiestas.
El amor por la patria
chica, de sus costumbres y fiestas, es entusiasmo y gloria, definiendo así a
los guadalajareños que disfrutan entre lo profano y divino con sus fiestas
patronales, olvidando durante unos días sus posibles aflicciones, por los
muchos momentos felices que les brinda la ciudad con espectáculos y
deportes a porrillo. Y los placeres de la rica gastronomía de la tierra, que no
hay amor más sincero que el amor por la comida, pues en general las gentes
piensan que hay que aprovecharse de las dulzuras de la vida hasta que otros
momentos las amarguen, pues los tiempos que vivimos son de estrellas fugaces.
Todo se hace en honor de
la patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad La Virgen de la Antigua, que en
solemne procesión recorre diversas calles, donde alcarreños y guadalajareños, junto
con otros venidos de diversos lugares de
España, en brillante y multitudinaria manifestación de fervor acompañan su
recorrido, demostrando con sus plegarias la devoción por aquella querida
Patrona.
Como es de condición
humana, a partir de la exaltación religiosa, los ciudadanos desean también
manifestar sus ilusiones por las fiestas más profanas. Son muchas y variadas
las que se les brinda, con vistosos desfiles de carrozas, cada una de inusitada
imaginería. El largo desfile de las referidas peñas y sus ruidosas charangas,
las bonitas carrozas que brillan de signos y colores multiformes de imaginación extraordinaria. La histórica
afición por los toros, con sus célebres corridas en plaza, y los encierros por las calles de la ciudad a modo de los
Sanfermines, pese a la confrontación con los que están en contra de estas
manifestaciones taurinas.
También ha destacado, una
vez más, el XXIII Open de Tenis Basf
Ciudad de Guadalajara, con sus diversas categorías, en su cuarta prueba de
mayor importancia y repercusión del circuito nacional IBP de la Federación
Española de Tenis, estando a la altura
de las muchas particularidades históricas de la ciudad, que ha logrado
conseguir un lugar importante entre las actividades y servicios deportivos de
Guadalajara. Significando al Club Nuevo Tenis Guadalajara, en tramitación de
conseguir la aprobación y emisión del Certificado de Excelencia Deportiva, como
primer club de Castilla La Mancha en conseguirlo.
Así como el Torneo de
Pádel, que ha cumplido su decimocuarto año, en el que se han inscrito 300
participantes en todas sus categorías.
También el Concurso
Nacional de Salto Hípico, se ha consolidado en el programa festivo, cumpliendo
el tercer año de existencia.
Para mayor esplendor de
las fiestas, este año ha destacado la llegada a la ciudad de la 17ª etapa de la
vuelta ciclista a España, que ha dado a conocer la gran afición de los guadalajareños
por este deporte, y gracias al reportaje televisivo aéreo que ha contribuido
para que se conozcan las bellezas y
particularidades que contiene la ciudad fundada entre los siglos VIII y IX,
destacando entre otros:
-Torreón de Alvar Fañez de Minaya
-Palacio del Infantado
-Iglesia de San Ginés
-Palacio de la Condesa de la Vega del Pozo
-Panteón de la Duquesa del
Sevillano
-Iglesia del Fuerte de San
Francisco, y antiguo convento de padres franciscanos
-La Concatedral de Santa
María, perteneciente a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
Entre otros bellos lugares
dignos de ser visitados por aquellos amantes de las maravillas que contienen
ciudades antiguas como Guadalajara.
Todo ello ha contribuido a
distraer, alegrar y divertir a los ciudadanos. Muchos en pocos días han podido olvidar sus
tribulaciones, penas y aflicciones que la vida acarrea en el devenir de la
aventura diaria.
Recordando a nuestra
Patrona en cuyo honor se representan estas entrañables fiestas, quiero
manifestar un hecho histórico que desconocía, y por curioso creo merece ser
contado.
Su proclamación como
Patrona de la ciudad de Guadalajara fue en el año 1883. Hasta esa fecha y desde el siglo XIV, más
concretamente a partir del año 1364, sus
patrones fueron San Agustín y su madre
Santa Mónica. Consta en la historia de la ciudad, que este primer patronazgo
fue a consecuencia de una letal epidemia de peste, que asoló a Castilla en los
años 1363 y 1364, y por ende a Guadalajara, acrecentada por trágicas plagas de
langosta que agravaron la penosa situación.
Los habitantes de la
ciudad desesperados ante la terrible situación decidieron buscar en lo divino,
lo que no pudieron solucionar las posibilidades humanas de aquella época,
sobreviniendo un dramático caos social.
Ante aquellas penosas
situaciones, los guadalajareños decidieron echar a suerte el santo al que
dirigir sus ruegos, para que intercediera ante la Divina Providencia, y se
apiadara de la ciudad, con su infinita misericordia.
Como dato curioso, hasta
en tres de los sorteos que se llevaron a
cabo entre los ciudadanos, ellos repitieron que sería San Agustín, el gran
santo obispo de Hipona, al que
implorarían para que se pusiera fin a
las calamidades que sufrían. Al
cesar una terrible plaga de langosta el 4 de Mayo, festividad de Santa Mónica,
su madre, la ciudad suscribió votos del patronazgo de ambos santos, primero con
la madre y después con el hijo, desde aquella fecha de 1364 hasta el año 1883.
Parece ser que con el paso
del tiempo, progresivamente fueron perdiendo capacidad de convocatoria popular,
y el patronazgo de los mencionados santos en los que tanta pasión pusieron
los ciudadanos para que repararan sus males, comenzó a perder entusiasmo. Así es la condición humana de olvidadiza. Y 519
años después, la ciudad asumió el nuevo Patronazgo de la Virgen de la Antigua, con tanta o más fuerza y fervor, por lo que pronto quedaron diluidos hasta desaparecer
los votos que habían mantenido con San Agustín y Santa Mónica.
Resumiendo, han sido días
repletos de más de doscientas
actividades a lo largo del mes de septiembre: religiosas, taurinas, culturales
y deportivas, y otras muchas destinadas especialmente hacia los menores. Destacando
en particular los divertidos y clásicos gigantes y cabezudos que recorrían las
calles con el griterío infantil que lo llenaba prácticamente todo, y que tan
buen recuerdo guardo de mis tiempos de niñez. Muchos momentos que se han vivido
con intensidad, como el escaparate de artilugios en las atracciones de la
feria, uno de los puntos de interés para los más jóvenes, con su larga variedad
de cachivaches, como los coches de choque o la noria, entre otros.
En todo esto resalta como
elemento común de las gentes de Guadalajara, su proverbial grado de buen trato
y solidaridad. Demostrando hospitalidad y generosidad hacia todos los que han
participado en sus fiestas, siendo respetuosos con los derechos, la dignidad y
las convicciones de cada persona.
El recinto ferial se ha
llenado de color y fiesta con los chiringuitos, casetas de comida y
atracciones, las peñas y sus pasacalles por la ciudad, los conciertos y las
verbenas. Después, la ciudad ha recuperado su pulso normal y se ha despedido de las fiestas con la esperanza de disfrutar nuevas emociones en los festejos del año
venidero. Con renovadas ilusiones y
mucha alegría, que es promotora de salud y del buen vivir, que la voz de un pueblo feliz tiene algo de
divino.
Eugenio
Septiembre 2019
1 comentario:
Una vez más demostración del amor a tu tierra. Un abrazo padre
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