Todos los humanos tenemos
la experiencia de soñar y son infinitos los modelos de nuestros sueños, unos
los recordamos y otros se desvanecen al despertar.
Hay también sueños que
idealizan las personas para manifestar un pensamiento, como el de nuestro poeta
y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca en su célebre obra: La vida es sueño. -¿Qué
es la vida? un frenesí. ¿Qué es la vida? una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es
pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son” -Famoso monólogo
del personaje Segismundo en la citada obra.
Así como Platón, en su
obra describía que el ser humano vive en un mundo de sueños y de tinieblas,
cautivo en una cueva, como mito, de la que solo podrá librarse haciendo el
bien, desistiendo de todo orden material para llegar al triunfo de la luz..
Hay sueños que llegan más
allá de las estrellas, pues hay rayos de luz en el corazón de las personas, y
creo que la historia de muchas empresas realizadas por los humanos, son el
resultado de grandes sueños, así como los deseos y ansias de cambiar el mundo.
Recuerdo también un refrán
muy acertado en estos momentos: “Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que
quería. Así el sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren
despiertos”.
Y esta tarde recordaba el
famoso sueño que manifestó Martín Lutero King, clérigo y premio Nobel de la paz
norteamericano, uno de los líderes para la defensa de los derechos civiles e
importante defensor de la resistencia no violenta a la represión social. Su
histórica frase “Tengo un sueño” representa una de las expresiones clave del
discurso que pronunció ante unas doscientas cincuenta mil personas en el Park
Lincoln Memorial, en Washington, y ante la estatua erigida al presidente
Abraham Lincoln el 26 de agosto de 1.968, en la ciudad de Memphis, ciudad
adoptiva del rey del rock and roll, Elvis Presley.
Mi recuerdo al famoso
premio Nobel de la paz americano, viene a colación por otro sueño que hace
tiempo había tenido mi buen amigo Fidelio, oriundo de una ilustre villa en la
comarca de la Alcarria, provincia de Guadalajara, persona de alta sensibilidad
y que bastante emocionado, él consideraba como una premonición. Por el interés que me produjo, intentaré reproducirlo
con la mayor precisión que mi memoria me lo permita.
Soñaba mi amigo que se
encontraba en un pueblo aparentemente admirable, que no acertaba a recordar su
nombre, donde florecía la verdad y otras excelentes virtudes, que sus
pobladores tenían como estandarte en su quehacer diario. Y estaban dichosos y
felices con su destino.
Sus vidas, contaba,
transcurrían por senderos de paz y concordia, pues el adalid que le dirigía
había conseguido llevar a su pueblo con plena armonía, y de común acuerdo en
los asuntos trascendentales, en convivencia ejemplar, siendo la admiración de
los pueblos periféricos.
Las agrupaciones
principales de cabecillas que formaban la alternativa para dirigir los destinos
de aquel dichoso pueblo, aunque discrepantes en sus puntos de vista triviales,
en lo fundamental, siempre por el bien de sus gentes, estaban de acuerdo, carentes
de envidia, soberbia y egoísmo. Enterrando felizmente en el olvido todo atisbo
de resentimiento por trágicos episodios acaecidos en tiempos pasados.
También me comentaba mi
querido amigo, en relación a la enseñanza, el orgullo que sentían los padres
por la alta formación cívica y el elevado grado de cultura obtenida por sus
descendientes; la importante conciencia en el respeto a las personas mayores, en
particular a los padres, y muy especialmente a los docentes; muy centrados en
los valores eternos, con buenos principios morales y éticos en general, por lo
que la sociedad de aquél pueblo, me explicaba Fidelio, la veía como un sólido
faro estable contra vientos y mareas en el devenir de tiempos futuros.
Y recuerdo con
cierta nitidez al narrar su experiencia, que en su sueño veía plena satisfacción de las gentes de aquel
pueblo, premiando su laboriosidad, el esfuerzo, la eficiencia y la responsabilidad
por el trabajo bien hecho y el afán de superación. Penalizando la chapuza, y a
los gandules, zánganos, negligentes, pícaros y vividores. Más prestos a la
galbana que a laborar por su pueblo.
También soñó por la
importante demanda de mano de obra por el mundo empresarial; y la interesante
inversión en nuevos proyectos de investigación y desarrollo de aquel pueblo.
Asimismo sus dirigentes
fomentaban el ahorro e incentivaban los planes del futuro de los
ciudadanos.
En su sueño, contaba
emocionado, que los dirigentes que alternaban la administración de aquel
pueblo, practicaban la virtud y eran probos e incorruptibles, rigurosos en la
aplicación de la justicia, que respetaban escrupulosamente como resultado de la
feliz convivencia.
Fruto de la paz que gozaban,
era su gran austeridad en administrar los caudales que aportaban los confiados
ciudadanos para el feliz desarrollo de su pueblo, evitando el derroche y
mejorando la actividad con el adecuado funcionariado público.
Creo recordar, del
peculiar sueño que describía mi amigo Fidelio, que presidiendo la entrada de un
gran salón, donde parece ser se reunían los notables de aquel original pueblo,
había una placa en mármol blanco en el que estaban esculpidas en letras de oro,
el siguiente texto: -Nunca te dejes alucinar por sueños y falsas promesas, que
solo esperes el resultado de tus esfuerzos, pues todo humano honesto debe
buscar su porvenir y fortuna por medios honrosos-
Hace unos días me llega la
noticia de que mi amigo Fidelio se encuentra internado en un centro para enfermos
mentales, aquejado, según se le ha diagnosticado, de fuerte conmoción que le
produjo volver a la realidad después del sueño idílico que había tenido, y que
su sensibilidad le había atormentado.
Como aquél vigoroso
americano, que murió soñando ver fortalecidos los derechos cívicos de la
comunidad negra americana, la sensibilidad de
Fidelio, que siempre soñaba por un mundo mejor, no ha podido resistir la
aflicción que le ha producido comprobar la realidad, poco elogiable, que ya le
venía atribulando.
En recuerdo de mi amigo, y
haciendo honor a su sueño, yo también quiero soñar, que los que deben dirigir
los Pueblos, que no sigan enzarzados en disputas sibilinas, entre si son
cúmulos, cirros, estratos o nimbos los nubarrones que amenazan a los
ciudadanos, cuando éstos les sugieren angustiados que apliquen el sentido
común, con honradez, lealtad y
perfección, para capear los temporales
que se atisban en el horizonte como galernas peligrosas, que pueden llevar a
todos sin excepción a la deriva, y evitando
se cumpla lo que se dice en la siguiente frase del escritor y científico
alemán Georg Christoph Lichtenberg: -Cuando los que mandan pierden la
vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.
Enero 2022
Eugenio
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