No se ha de descuidar la
vida del cuerpo. La vida del cuerpo es la vida de las sensaciones y de las
emociones. El cuerpo conoce la verdadera hambre, la verdadera sed, la verdadera
alegría al sol y a la nieve, la verdadera felicidad con el perfume de las flores,
en la visión de las lilas en flor, la tristeza, el amor, la ternura, el ardor,
la pasión, el odio y el dolor verdaderos. Todas las emociones pertenecen al
cuerpo y el espíritu se limita a reconocerlas.
De esta forma se expresaba
en una de sus novelas el famoso escritor inglés Lawrence Durrell.
Así hemos de considerar la
verdadera emoción y felicidad que sentía aquella encantadora familia que tiempo
atrás había disfrutado de la bonita comarca de la Alcarria en la provincia de
Guadalajara. Un año más trataban de olvidar, aunque solo fuese por unos días,
los avatares de las vivencias personales de cada uno, y vivir en paz y armonía
lo mejor posible, pues pensaban que no había nada tan emocionante como empezar
algo nuevo, por ejemplo, comenzar un nuevo viaje que tiempo atrás habían
proyectado: Pasar parte de las fiestas navideñas en la excelente casa rural que
habían disfrutado el año anterior en la villa de Alocén.
Alocén |
Aquella familia entendía
que viajar por muchos lugares y comunicarse con diversas gentes, hace a las
personas comprensivas, discretas y amplían sus conocimientos.
Todos sus componentes, once adultos y dos jovencísimos y hermosos niños: un apolíneo mozalbete recién
cumplidos los catorce años, además muy
aventajado en el deporte del tenis, y
una vivaracha y alegre niña de nueve,
que siempre consigue ilusionar al conjunto de la familia, con sus
gracias y genialidades, ya estaban aposentados en sus respectivas habitaciones.
Habían llegado al
atardecer de un día soleado, aderezado
por un viento suave pero fresco en el reciente estrenado invierno
alcarreño, donde el buen abrigo no debe faltar
ni las estufas descansar.
Alocén |
Alocén |
Después de reponer
fuerzas, sintieron ilusión por salir a dar un paseo por la tranquila villa, que
parecía desierta, pues no se veía un solo transeúnte, pero se olía el intenso
humo de leña quemada en las estufas y
chimeneas.
Alocén |
Alocén |
Alocén |
Nuestros personajes iban
bien abrigados y con las bufandas hasta los ojos para no sentir el frío que por momentos estaba arreciando, pero no desistían de su empeño en darse una
lección de firmamento del que tan deseados estaban.
Se presentaba una noche de
magnífica luna llena, con extraordinaria luz plateada, que se reflejaba en las
extensas aguas del pantano de Entrepeñas, próximas a la villa en que se
encontraban. Ahora su caudal gozaba de bastante más volumen que en años anteriores de escasas lluvias y de
trasvases a otras regiones de España.
Así pues, nuestros
personajes podían disfrutar de un completo escenario, en su conjunto, y
especialmente por la bella contemplación de un cielo limpio de nubes pero espléndido
de infinitas estrellas, planetas y constelaciones. Estaban admirados al
observar la grandeza de un firmamento en aquellos apartados lugares, limpios de
contaminación y de otras luces que lo impidiera.
Era un bonito espectáculo
que en la ciudad no les era posible apreciar, del que gustaban disfrutar
aquella feliz familia en cuantas ocasiones se desplazaban a recónditos rincones de la geografía española. Una vez más salían en comparsa hacia campo abierto, apartados de las luces de
la población que les acogía, para apreciar más profundamente la grandiosidad
que a su expectante vista se les ofrecía.
Era una bella y tierna
escena comprobar que toda la familia estaba ensimismada en la contemplación de
un espectáculo poco visto en los lugares donde vivían; pero el frío de aquella
primera noche alcarreña les hizo
retornar al hogar que les había
preparado con todo esmero y detalles, los encantadores dueños que
regentaban el establecimiento rural, Rosa Teresa y Victor, tan interesados
siempre en atender cuanto se les solicitara. Por lo que todo estaba listo para
disfrutar los días que tenían concertado hasta primero del año nuevo. El
edificio estaba caldeado adecuadamente y se dispusieron a pasar un rato de
diversión antes de ir a descansar, pues uno de la familia, que se distinguía en
temas relacionados con la electrónica y otros derivados, y solucionador de las
carencias que sufrían los que peinaban canas, les iba a preparar todo un
espectáculo de cine sobre la pared, como si de una pantalla grande para
proyección se tratara. Momentos felices que pequeños y los demás de la familia
solían disfrutar.
El día siguiente de su
llegada, habían decidido hacer una excursión a la villa de Chillarón del Rey,
que se avistaba al otro lado del pantano, y que en el anterior viaje no les había dado tiempo de visitar.
Era otro de los lugares bonitos de la comarca alcarreña, con mucho encanto y
con vistas, también excepcionales, de las aguas del pantano de Enstrepeñas, en
esta ocasión incrementado su caudal gracias a las bonancibles lluvias otoñales.
Por los alrededores realizaron la clásica escapada de senderismo descubriendo
muchos rincones con encanto. Regresaron a la hora de la parrillada que les
esperaba para saciar sus inquietudes gastronómicas. Por allí pululaban, maestros
y aprendices parrilleros con el buen ánimo de agasajar a toda la tropa
familiar
Por la tarde, para aprovechar el corto espacio de luz solar en esa época del año decidieron recorrer la villa de Alocén y sus alrededores, y disfrutar del agradable día soleado. De aquellos momentos felices el fotógrafo oficial de la familia, que aunque no venga a cuento, pero creo interesante contar, se trata de un redomado amante de la pesca por el Cantábrico, y de los faros de España y de parte del extranjero, que en su página web goza de buena colección de ellos con su historia y aspectos técnicos. Mucho tendrá que ver haber nacido y criado por la costa asturiana. También se divertía fotografiando todos los rincones de la villa y de las perspectivas que le brindaba el bonito paisaje que se observaba desde aquel lugar privilegiado. Según comentaba al final de la estancia en Alocén, había realizado cerca de quinientas instantáneas, con las que podía realizarse una honrosa exposición.
Alocén |
Alocén |
Alocén |
Alocén |
Alocén |
Pantano de Buendía |
Con las aguas de los dos
embalses, cuyo caudal es de los más importantes de España, se abastece al trasvase Tajo-Segura.
Entre enormes farallones
transcurría la ruta que se iniciaba desde la base de la mencionada presa, por un
camino paralelo al citado río Guadiela, descubriendo rincones de encantos
inolvidables, divisando sobre el cielo
el vuelo de gran número de buitres leonados, por lo que les parecía encantadora
la ruta propuesta.
Después de varios
kilómetros de senderismo, decidieron
retornar hasta donde habían dejado los coches, pues el instinto de una
nueva parrillada les recordaba el próximo almuerzo a una media hora en recorrer
cerca de cuarenta kilómetros de distancia hasta Alocén.
Los mayores citados de la familia, valorando sensatamente
sus fuerzas, habían decidido quedarse a pasear por la villa y sus inmediatos
alrededores. Ya estaban pendientes de la llegada de los más aguerridos al senderismo,
y con veterana agudeza cuidaron de que los complementos para el almuerzo
estuvieran debidamente preparados.
Alocén |
Por la tarde noche fue
todo un festival de color y música en honor y recuerdo del mozalbete que recientemente había
escalado la verde colina de sus encantadores catorce años. En el día de su
cumpleaños ya lo habían celebrado en compañía de la familia de su progenitor en
la ciudad de Gijón. Ahora lo celebraban de nuevo con la colaboración de las
jóvenes damas de la familia, a las que tan bien se les daba amenizar esos
momentos felices, y todos lo vivieron con mucho entusiasmo y entretenimiento,
especialmente los menores.
Al siguiente día decidieron
acercarse a conocer la villa cercana de
Pareja que se divisa desde Alocén,
situada también al otro lado de las extensas aguas del embalse de Entrepeñas.
Se trata de un municipio ribereño que ha tenido mucho movimiento turístico
desde los años en que se construyó el famoso complejo hidráulico. Cuenta en su
término de varias urbanizaciones que tienen pantanales propios donde poder
atracar pequeñas embarcaciones a vela principalmente.
Pareja |
Lago de Pareja |
En la villa pueden
apreciarse restos de la muralla de su antigua fortificación, donde se
encontraban villas romanas. También
cuenta con un área recreativa formada por con azud o enorme lago, cerca del
referido embalse, y es considerada otra de las villas más bonitas de la
Provincia de Guadalajara.
Pasearon por sus calles y
visitaron la iglesia parroquial, pero donde estuvieron disfrutando más tiempo
fue en el lugar de deporte y esparcimiento, donde hay embarcadero para pequeñas barcas de recreo,
playa para bañarse y buen lugar para hacer senderismo por el camino alrededor
del lago.
En la tarde, después de
almorzar mediante otra barbacoa dirigida por el maestro parrillero, tan
especializado en sus artes gastronómicas, como en preparar con mucho agrado de toda la familia espectáculos
de pelis y música, decidieron, los más valientes que todavía les quedaban fuerzas
para seguir haciendo senderismo, caminar hasta el famoso mirador situado por
encima de la villa de Alocén a un kilómetro aproximadamente de distancia, para
observar el paisaje extraordinario de aquella parte de la comarca Alcarreña y del pantano de Entrepeñas en
particular.
Pantano de Entrepeñas desde el mirador |
Pantano de Entrepeñas desde el mirador |
Se atrevieron a continuar
andando otros tres kilómetros para acercarse a la villa de El Olivar, otro
lugar con encanto, que cuenta con varios miradores desde donde se divisan
extraordinarios paisajes y especialmente con amplitud las aguas del citado
pantano y sus estribaciones que se adentran entre altos peñascos e inmensos
bosques de diversas especies, especialmente de pinos.
Se les hizo de noche al
regreso en mitad del camino, y pudieron
avistar varios jabalíes cruzando la carretera, procurando con prudencia no
intimidarles por el peligro que pudieran correr. Una experiencia más que pudieron
contar a los que habían quedado al calor del dulce hogar.
Al día siguiente, final de
año, fecha especial y última noche de su estancia en Alocén, toda la familia se
prometía disfrutarlo con especial intensidad. Observaron por las calles que la población de la villa estaba más animada. Había
un ambiente especial en la plaza donde se iba a celebrar la fiesta de fin de
año, como en años anteriores, y en esta ocasión mejorado con especiales preparativos a las
órdenes de su laborioso y agradable Alcalde del Ayuntamiento. Habían colocado
una gran carpa en la plaza mayor para
hacer más llevadera la asistencia de los invitados, tratando de paliar el frío
que se esperaba llegada la noche, no
obstante el cielo limpio de nubes con un sol radiante durante el día, tan poco
habitual en aquellas fechas invernales. También iban a estrenar varios
recipientes metálicos o bidones, a modo de estufas, donde encenderían leños para calentar a los asistentes. La fiesta se
extendería hasta varias horas después de las campanadas anunciando el nuevo
año, y toda la población estaba dispuesta a celebrar en paz y armonía la
entrada del año nuevo.
Aquella feliz familia anticipaba
la cena para estar puntuales en la fiesta que se preparaba a nivel colectivo en
la referida plaza mayor de la villa. Las damas mayores, cocineras ilustradas
por su larga experiencia, llevaban las riendas del evento gastronómico, por lo
especial de aquella mágica noche, con
las féminas más jóvenes de ayudantes para llevar a buen término la excepcional
comida de nochevieja, deseando lucir sus especialidades para que todos
disfrutaran de una noche tan peculiar.
Cercana la media noche
todos estaban preparados para acercarse a la brillante plaza, donde el edificio
del Ayuntamiento y la Iglesia parroquial, que presidían aquel hermoso lugar,
lucían espléndidas galas de luces y colores queriendo acompañar en un abrazo
solemne las ilusiones y esperanzas de un pueblo anhelante de paz.
Alocén |
Alocén |
No faltaban las uvas de la suerte y confetis para todos,
y preparado el champan, la sidra y otras bebidas, y también diversos dulces, y
música para después amenizar el ambiente.
Allí estaban todos juntos,
como debe de ser para un pueblo que se considere hermanado con sus gentes,
donde predomine la concordia, el amor y los buenos sentimientos, para que se disipen las discordias y otros grandes males que los humanos a veces nos complicamos
la vida estúpidamente, olvidando la deseada paz y entendimiento entre sus
gentes, que debe predominar en nuestras vidas, y encontrar el verdadero destino
que se nos ha dado para ser felices.
Unos siguieron hasta que
la fiesta terminó y otros regresaron antes para descansar y comenzar el nuevo
año con ánimos renovados. Esperaban con ilusión la fiesta que se les brindaba
desde Viena con el extraordinario concierto musical de todos los años y que
tanto les agradaba, pues la música compone y serena los ánimos, y también
concilia las relaciones humanas.
Era el final de una etapa
que aquella familia recordaría siempre por los gozos recibidos, y con la esperanza de que la Divina Providencia les
permitiera poder disfrutar una vez más de tan hermosas vivencias por la comarca
de la Alcarria y otras tierras de la provincia de Guadalajara.
Eugenio
Enero de 2020
1 comentario:
Al trovador de la letra, Eugenio que con su entusiasmo por su amada tierra alcarreña, me deleita periodicamente con relatos descriptivos de esa bella region tan apenas conocida de los vecinos llamados madrileños.
Si amigo,me alegra que tu relato sea bellisimo descriptivo, me queda un poso de imitarte pero mis rodillas dicen que te lea solamente. asi que esperaré a tu próximo relato para gozar tambien de tu tierra.
Un abrazo. J A
Publicar un comentario