Jesús, Pedro y Pablo, son
buenos amigos oriundos de la comarca de La Alcarria, en la provincia de
Guadalajara, que afincados en Madrid se conocieron cuando asistían en La Casa
de Guadalajara desde hace tiempo, y después coincidieron en los conciertos del
Teatro Monumental de Madrid, y hasta la fecha son asiduos a los espectáculos
musicales que se representan en el citado centro cultural.
Nuestros personajes
también suelen desplazarse a Guadalajara, capital, para asistir a los eventos
musicales que se celebran en el teatro-auditorio Buero Vallejo, y disfrutar
de excelentes veladas protagonizadas por
la Orquesta y Coro Ciudad de Guadalajara. Completan el día realizando una visita turística por la
ciudad, y aprovechan para almorzar en un restaurante local, degustando la
tradicional gastronomía de la tierra.
Los tres tienen muchas
afinidades, pero en particular coinciden en ser amantes de la música,
especialmente de autores clásicos, que representa la Orquesta Sinfónica y Coros
de Radio Televisión Española todos los jueves durante los meses de octubre a mayo
de cada ciclo.
En un jueves final de
temporada, salieron gozosos por haber asistido a uno de los días más felices
que les brinda la música. En general la programación de los conciertos es
variada y muy interesante, contando con un distinguido director titular, y la
colaboración de prestigiosos directores y solistas como invitados.
Es brillante en general la
interpretación de la referida gran orquesta, reconocida y admirada a nivel
nacional e internacional, que viene contribuyendo a la difusión de la cultura
musical entre el gran público y a los niños de los colegios en particular, para
que empiecen a conocer el fantástico mundo de la música, como gran don que se
da a las personas.
En aquella ocasión han
disfrutado con la famosa obra: La Condenación de Fausto, del inolvidable autor
Héctor Berlioz, dirigida por el director francés invitado Michel Plasson. Se
trata de una obra entre la ópera y la sinfonía coral. El mismo Berlioz escribió
el libreto a partir de la obra Fausto, de Goethe.
Como es sabido, se trata
de un personaje protagonista de varias obras musicales, y en esta ocasión se
inspira en un mago. Se desconoce si es leyenda o historia real. Parece ser que
vivió entre los siglos XV y XVI. Cuyo argumento principal es que vende su alma
al diablo para obtener sabiduría, insatisfecho por la limitación de sus
conocimientos e incapaz de ser feliz. Se le aparece Mefistófeles, demonio
súbdito del Diablo para ofrecerle trascendencia y la felicidad a través del
amor.
Berlioz hizo cambios
significativos idealizando al personaje respecto a la obra de Goethe. No existe un pacto con el diablo,
sino que el amor es una trampa extorsiva tendida por Mefistófeles, y al final
de la obra Fausto decide entregar su alma al diablo para que Margarita, su
amada, pueda alcanzar el paraíso, convirtiéndose así en su salvador.
Héctor Berlioz, compositor
francés fue un genio y extraordinaria su influencia en la creación musical del
siglo XIX. Figura destacada del romanticismo y gran innovador de la música
francesa, en un momento de total hegemonía de la música operística italiana y
de la preponderancia alemana que dominaba en el citado siglo.
Después de haber
disfrutado del espectáculo, nuestros personajes encaminaron sus pasos hacia
un bar, como hacían por costumbre, para
celebrar la dicha de poder seguir disfrutando de buena música, y como decían
unánimemente, para seguir siendo buenos
amigos y bien avenidos.
Sentados alrededor de una
sencilla mesa, brindaron degustando un buen vino y el aperitivo, y durante un
raro hablaron de todo un poco, especialmente de la música vivida y de los
acontecimientos de actualidad.
En esta ocasión, Jesús,
persona curtida en los afanes musicales, inició la conversación ponderando la
magnífica interpretación de la obra de Berlioz, especialmente la orquesta y en
particular del director invitado, añadiendo a continuación, después de pinchar
una aceituna del aperitivo que les habían puesto:
-Sabéis queridos amigos
que el inmortal personaje Fausto me ha recordado a otros de actualidad que, en
su afán de conseguir honores y gloria, y en especial poder y dinero, son
capaces también de vender su alma al diablo?
Pedro, enseguida entró al
trapo, comentando sobre los temas de actualidad, en los tiempos que nos toca
vivir, de cierta turbación por el presente e inquietud y desasosiego por el
futuro, y dijo, después de emitir cierto suspiro:
-Lo que tú dices, es tan
real como la vida misma, por la desmedida ambición de muchos personajes que
tienen como afán principal medrar a costa de lo que sea, y enlazo con lo que
comentas, pues es injustificable que en muchas ocasiones actúan en beneficio
personal cuando realizan funciones públicas.
-Y añado, todo ello se
agrava, entiendo yo, con las iluminaciones fantasiosas y por acentuado
sectarismo de quienes deberían aplicar más el sentido común que el partidista.
Pedro, tomando su vaso,
dio un sorbo del rico vino que estaban tomando, y con una mirada invitaba a su
amigo Pablo, para que tomara el relevo en la conversación. Así lo entendió,
pues de inmediato tomó la palabra en los siguientes términos:
-Yo, ¿Qué queréis que os
diga? Si no fuera por el bálsamo que nos
proporciona la música, y de otras cosas buenas que nos depara la vida,
especialmente la familia y los buenos amigos, estaría clamando al cielo
pidiendo piedad por este Pueblo de desilusionados y desconcertados, que
inmerecidamente, creo yo, nos ha castigado con personajes que nos hacen
enmudecer y se nos hiela hasta la sangre, como ya en una ocasión persona ilustre
comentó esta última frase.
Queriendo tomar un
respiro, tomó un trago de vino para suavizar su reseca garganta, y pasó el
relevo a Jesús.
Este no tardó en saltar a
escena:
-Os habéis olvidado, no
creo sea adrede por el mal “rollo” que supone recordarlo, que entre otros males
nos estamos empobreciendo por el “pellizco” que supone para nuestras pensiones
y de las familias en general, la escalada de la inflación. “Que se lo digan a
los ciudadanos, pues son muchos los que tienen una hipoteca por la compra de su vivienda, y cada mes
tienen que pagar más dinero de lo que habían calculado, y ni qué decir del
sufrido consumidor que vuelve a casa después de su compra en los mercados, por
el fuerte incremento de las compras realizadas”.
-Y del elevado precio del
combustible, que vamos a tener que salir todos en patinete y el auto dejarlo en
casa, y volver al brasero histórico de carbonilla, pues en mi comunidad hay
rebelión a bordo entre los vecinos, por el tenso ambiente poco agradable en la
temperatura, para evitar elevadas facturas del gas de la calefacción. Y no os
digo más letanía de los temas desagradables de actualidad, para no enturbiar
los momentos dichosos que hemos vivido esta mañana con el concierto musical.
-Pedro, cortando la
disertación de Jesús, no atendiendo el
consejo de su amigo, y aprovechando que éste hacía señas al camarero para que
volviera a llenar los vasos. Dijo:
-No podemos olvidar el
tema de las jubilaciones, que se alargan
la edad, mientras los jóvenes esperando una oportunidad para poder trabajar, y
los que lo encuentran son con sueldos escasos, o lo que es peor, buscando
alternativas en otros países, donde tengan más suerte para soñar con un futuro
digno.
-Y tampoco la enorme deuda
que tiene contraída nuestro país, que según los más entendidos alcanza cifras extraordinarias. Lo
que me hace recordar la cita famosa: “Cada niño que viene al mundo trae un pan
bajo el brazo”. Yo añadiría que lleva consigo una factura de esa gran deuda,
que le durará hasta finalizando su
aventura por la vida.
-Mi humilde entender me
dice que mucho tendrá que ver el dispendio con que se actúa a casi todos los
niveles, con escasos atisbos de apretarse el cinturón, como vulgarmente se
dice, y eliminar determinados capítulos del gran gasto nacional.
Pablo que estaba esperando
tomar la palabra, dijo con voz pausada, pero con cierta indignación:
-Se proclama a los cuatro
vientos, que la principal lucha es por el bien común de los ciudadanos de este
país, pero no se enteran o no quieren darse por aludidos, de que su
credibilidad está a bajo nivel. Permaneciendo impávidos sin impulsar una
regeneración de la actuación de timonear la gran nave que se llama España, que
viene navegando por aguas procelosas y con peligro de quedar desarbolada y
varada en sombrías y agrestes playas, por incompetencia para cambiar al rumbo
adecuado.
Pedro, que estaba atento
de cuanto manifestaban sus amigos, se animó a continuar la charla, no obstante
advertirles que les iban a crucificar las “parientas”, refiriéndose como
siempre a las sufridas esposas, por estar alargando la tertulia más de lo
normal, insinuando que debían levantar sus posaderas y marchar a coger el
autobús que los acercara a casa.
-Quiero contar dos
historias. Una la de aquél capitán al que habían confiado la gobernabilidad de
una gran nave, para realizar una extraordinaria aventura por los océanos del
mundo, y que estaba convencido de haber nacido para realizar grandes proezas.
En principio nadie dudaba de que sus fines fuesen buenos, pero sí de su dudosa
realización. Su excesivo optimismo le inducía a continuar en su empeño. Así
pues ocurrió que, después de un tiempo de bonanza en la navegación, no supo
atisbar que las furias de Neptuno, en forma de murallón de nubes con gran
desarrollo vertical, fueron adquiriendo un aspecto abigarrado y caótico que se
les venía encima.
-Capitán y oficiales
comprendían que estaban navegando entre la prudencia, no queriendo desatar el
pánico, y el realismo de la situación tal como era, creando desasosiego
entre la marinería ante la falta de
resolución y valía para afrontar los peligros que acechaba una mar revuelta,
momentos en los que se prueba el temple de los héroes, no vacilando ante la
misión encomendada, para estar a la altura de las circunstancias, pues con una
mar en calma cualquier capitán sale airoso.
-El cielo se empezó a
oscurecer con aspecto amenazante, y lo que parecía fuerte temporal, terminó en
galerna. Los gobernantes de la formidable embarcación observaron con inquietud
la gravedad de la situación, y prestos se pusieron a pedir socorro en todas las
formas, maldiciendo su destino y culpando a todos de la desgraciada situación.
-Cuando llegaron los
auxilios, la nave estaba medio desarbolada y a la deriva, y durante mucho
tiempo se sintieron las lamentaciones y en las almas de todos los marineros
quedó la huella de aquella frustrada aventura.
-Y por último quiero terminar recordando una famosa frase, que tengo bien grabada en mi memoria, y que en alguna otra ocasión he comentado, escrita por el periodista y escritor italiano Indro Montanelli, en su libro Historia de Roma: “Que como todos los grandes imperios, el romano, no fue abatido por el enemigo exterior, sino roído por sus males internos".
Eugenio
Madrid, Diciembre de 2022
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