Google Analystics

Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

15 febrero 2014

LA CASA DE PIEDRA


Cada uno es artífice de su propia aventura

                                                     Don Quijote


 

Lino nació en el año 1848 y murió en 1935. Fue una persona iletrada, no sabía leer ni escribir. Realizaba trabajos de peón caminero, abrir y conservar acequias y de pastor de cabras y ovejas. Aquel buen hombre fue un trabajador infatigable y vivía con su familia en una pobre vivienda, rozando una existencia al borde de la  miseria.

Alcanzó inusitada fama realizando una gesta increíble en un pueblo de la provincia de Guadalajara que se llama Alcolea del Pinar, situado a unos 80 kilómetros de la capital, a 136 de Madrid, y a 10 de la ciudad del Doncel (Sigüenza).

Una mañana de la recién estrenada primavera del año 1907, con viento fresco del Moncayo, propio de aquella tierra del norte de la Alcarria, limítrofe con la provincia de Soria, nuestro humilde personaje se levantó antes de la hora acostumbrada, rozando el alba, despertando a su esposa Cándida que no acertaba a comprender tan imprevista llamada de nuestro personaje

Pronto la saco de sus dudas su esposo, quien seguía viendo la vida pasar ante sus ojos sin tener clara respuesta a sus ilusiones de poder ofrecer a su familia una digna vivienda. La tristeza le venía inundando el cerebro y el oscuro futuro  le desgarraba  el alma.

Era tal su ilusión en dar cobijo decente a los suyos, que desesperaba por carecer de posibilidades económicas para realizar sus deseos.

Con aspecto feliz y cierta intriga, comentó a su esposa que había tenido un sueño en el que se veía con toda su familia, ellos dos más dos hijas de su matrimonio, viviendo felizmente en un hogar desconocido.

La mujer un tanto extrañada por lo insólito del sueño de su marido,  solo acertó a manifestarle que siguiera durmiendo y que dejara de soñar pues difícil sería realizarlo con lo poco que tenían.                         
                                           
Pero aquella mañana estaba decidido a poner en marcha la realización de sus ilusiones, por lo que el buen hombre siguió insistiendo en su empeño que era más que un sueño, pues representaba la manifestación de una decisión que venía fraguando desde hacía tiempo. 

En ocasiones se le había visto sentado frente a una enorme roca situada en una parcela propiedad del ayuntamiento de la villa, y había decidido solicitar al alcalde que le autorizara la construcción de una vivienda dentro de la roca, que él por si solo y su mujer intentarían realizar.

Su esposa trató de disuadirle,  con la sensata intención de evitar el ridículo que provocaría entre las gentes del pueblo, cuando se enterasen de las fantásticas intenciones de su marido

Nadie pudo disuadirle de sus intenciones y en su defensa manifestaba: " nunca sabemos  lo que somos capaces de realizar hasta que poniendo todo nuestro esfuerzo e ilusión en ello, vencemos los más grandes obstáculos que tenemos enfrente"

No obstante sus argumentos ante  las autoridades que tenían que otorgarle el permiso, todos pensaron que había perdido el juicio por atreverse con tan imposible aventura, pero tanto insistió que le cedieron la parcela, más bien porque les dejaran en paz  y con la firme creencia de que con el tiempo se desengañaría con las dificultades de realizar dicha empresa.

Poco tiempo después de tener el permiso solicitado, se le observó recopilando pico y pala, cinceles, martillo y otros objetos punzantes de hierro, y sin demora inició lo que sería la consecución de su particular sueño y parcela de gloria en la historia de la tenacidad humana.

Con el tiempo fue grande la sorpresa de todo el pueblo ante los avances de Lino en su aventura, pues la incertidumbre y desconfianza inicial se fue tornando en admiración y sorpresa, ya que a los ocho años tenía habilitada en la roca, armoniosamente construidos, un vestíbulo con una gran mesa, habitación y una cocina de alto techo para poder colgar la matanza del cerdo, la correspondiente chimenea, alacenas, fregadero, y una ventana al exterior. Constaba de dos puertas, una de la entrada a la vivienda y otra en un lateral de acceso a una cochinera, que posteriormente convirtió en cuarto trastero y para guardar leña. 

                                                                                                                                                                                                                                                                                       Entonces Lino decidió trasladarse con su familia, pues ya había realizado suficiente cobijo para acomodarse adecuadamente.

Durante más de 20 años continuó agrandando la vivienda, el solo con la ayuda  de su esposa y de sus dos hijas, ayudándole a sacar los escombros, llegando a construir hasta 100 metros cuadrados, un lavadero y una pequeña cuadra para la cría de cerdos y otros animales menores, con salida al exterior; y en el piso superior con acceso por una escalera interior, horadó la roca hasta tener un amplio dormitorio con balcones orientados a levante y
poniente, y armario incluido. Observando siempre en la construcción una inteligente ordenación de los espacios.

Al principio la casa no tenía luz artificial, aunque gozaba de buena luz natural durante el día por las diversas aberturas hacía el exterior, pero pasados algunos años  la instaló con sus propias manos.

No tuvo arquitecto alguno que le dirigiera la construcción, ni modelos en los que apoyarse. Fue un arquitecto ocasional que planificó su obra mediante un diseño mental, que fue adaptándose en la medida que iba horadando la roca con un sentido admirable de la orientación y los espacios, pues todo fue obra de una persona autodidacta, con peculiar ingenio, tenacidad, mucha perseverancia, y un empeño infatigable por conseguir el sueño de ofrecer a su familia una vivienda mejor de la que tenían. Y más significación tuvo su mérito ya que la obra la empezó cumplidos 59 años.

Continuó trabajando su aventura hasta  su muerte, que acaeció un día mientras descansaba en la cama después de haber estado excavando la tarde anterior, dejando inacabado un segundo dormitorio en la planta superior

Debió ser admirable y conmovedor ver aquel hombre trabajar en sus horas libres en las entrañas de la gran mole de piedra, y después de las agotadoras jornadas  realizando sus obligaciones para sacar adelante a su familia.

Obra cincelada a golpe de pico y muchos esfuerzos, pero que le llevaron hacia horizontes de gloria y fama, y con su sueño consiguió su particular porción de felicidad encontrando luz donde los demás veían oscuridad.

Su original obra se extendió por toda la geografía nacional y fue visitada por gentes de todas las regiones de España. Hasta la fecha sigue siendo lugar de turismo, especialmente por estar muy cerca de la carretera nacional II, en la ruta turística de Sigüenza y la comarca de Molina de Aragón.

También ha sido visitada por diversas personalidades, pues en el mes de abril de l928, de vuelta de un viaje por Molina de Aragón, lo hizo el Rey Alfonso XIII, acompañado de la Reina Victoria Eugenia y el General Primo de Rivera. Posteriormente, en 1929 le concedieron la Medalla del Mérito al Trabajo. Cincuenta años después también lo hicieron los actuales Reyes de España, en cuyo momento les recibieron las hijas octogenarias de Lino, que entonces vivían en la Casa de Piedra.

Hasta hace unos 30 años las hijas enseñaban orgullosas la obra de Lino, y sus nietos lo siguen enseñando a cuantos lo deseen, pues aquel lugar lo han convertido en museo dedicado a su memoria.

Y como final me queda por añadir, que a veces nuestro amor propio nos engaña cuando la cosa más oscura nos parece muy clara, después de que se ha inventado, y juzgamos cosa extraña que haya escapado a nuestro ingenio, cuando otros se han anticipado, pues estamos acostumbrados a que muchos humanos se burlen de lo que no entienden o son incapaces de realizar, y que gruñan o protesten ante lo bueno y hermoso de lo que muchas veces resulta difícil de comprender.

P.D. Este admirador de las cosas grandes que realizan gentes sencillas, ha querido rendir con las anteriores líneas un cariñoso recuerdo en homenaje a Lino Bueno, que no solo hizo honor a su apellido, también dejó con su ejemplo una gran lección a futuras generaciones

Eugenio

Febrero de 2014

 

 

 

No hay comentarios: