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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

02 septiembre 2019

RECORDANDO A PERSONAS GENIALES




Con vivo entusiasmo chispea en la vida de aquel matrimonio alcarreño, familiar del que suscribe este escrito, la ilusión de asistir a un nuevo balneario del que tenían buenas referencias, y que tiempo atrás lo habían conocido, de paso camino del cercano Monasterio de Piedra, en una excursión con otro matrimonio amigo.

Tenían agradable recuerdo de aquel viaje, visitando lugares donde la naturaleza se hermosea con todo esplendor.

Ahora celebraron que el Imserso les concediera unas termas situadas en la villa de Alhama de Aragón, en la provincia de Zaragoza, situada a unos 150 kms., de Guadalajara-capital, y a 209 de Madrid.


Principalmente agradó al marido, gran enamorado de esas aguas termales de los balnearios, que son consideradas, por la gente mayor en particular,  muy beneficiosas para salud, y que alivian los cuerpos envejecidos. Ella era más reticente a estar rezumando agua diariamente en un turno de 10/12 días, pues la coquetería femenina lleva con cierto desagrado observar alborotadas sus lindas melenas  por los diversos servicios que se aplican.  Asiste a los baños con velada resignación por el cariño que tiene a su esposo,  pero no oculta la comodidad de pasar unos días de pleno descanso, a mesa puesta, olvidando los cotidianos trabajos que reporta tener un hogar en buenas condiciones. Pero también tenían la posibilidad de alternar con nuevas amistades que enriquecen aquellos momentos de pleno ocio, y conocer lugares de encanto que avivan los sentimientos.

En aquella ocasión coincidieron con personas conocidas de otro balneario al que habían asistido la temporada anterior, por lo que les resultó más grata la estancia y fue la afirmación de una amistad de agradable recuerdo.

En el referido municipio de Alhama de Aragón, visitaron monumentos muy interesantes, destacando la Iglesia Parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, magistral edificio del siglo XVII, que fue ampliado en el XVIII, claro exponente del estilo mudéjar con ciertos elementos barrocos. Goza en su interior de magníficos retablos dignos de admiración.


También destaca una hermosa torre de blanca piedra, cuya silueta destaca sobre un promontorio, a cuyos pies se encuentra el municipio. Baluarte de un castillo que en tiempos remotos fue fortaleza que defendía los límites del reino de Aragón con Castilla, y se supone, que también de las asechanzas moriscas.



 Se distinguen por su belleza la famosa Casa-Palacio, construida en el siglo XVI, con diversos usos a través de los tiempos. Actualmente ubicada la oficina de turismo, en planta baja y en otras dos plantas, para salas de conferencias y exposiciones.





También son interesantes el edificio de la Casa Consistorial y el palacio de los Padilla.


No se puede obviar los magníficos edificios destinados para el servicio público de aguas termales, también dignos  de admiración, además por la devoción que se tiene de sus famosas aguas termales.

Pero volviendo a recordar a nuestro matrimonio alcarreño, que ya estaban ubicados en su habitación, después de los trámites correspondientes, y la revisión médica exigida, así como la asignación de los tratamientos establecidos, el balneario les ofrecía al día siguiente la visita a la  Casa-Palacio, para conocer el edificio comentado anteriormente, y en particular ver la exposición permanente que ha dedicado La Asociación Amigos de José Luis Sampedro, en homenaje al eminente escritor, bajo el título de  “Viaje a la libertad”, recordando su larga vinculación con la histórica población de Alhama de Aragón, donde acudió durante muchos años al abrigo de las aguas termales,  y allí encontró la inspiración de varias de sus obras literarias. También en uno de sus viajes conoció a Olga,  la que sería su segunda esposa hasta la muerte del escritor, acaecida 10 años después  en el año 2013.


En la referida exposición se recuerda la larga trayectoria de la vida de José Luis Sampedro, personaje que además de buen escritor, fue catedrático de estructura económica. El mestizaje cultural  de su familia y las circunstancias propias de su biografía marcaron su obra y la forma profunda del conocimiento humano, ahondando con mucha sabiduría en el gran teatro del mundo.

Fue autor de interesantes ensayos sobre economía, y destacadas obras literarias  desde sus comienzos como dramaturgo a partir de los años cincuenta. El sabio pensador y humanista, a lo largo de su dilatada vida, fue muy agasajado y recibió importantes premios como reconocimiento a su labor, siempre comprometido con la sociedad que le tocó vivir.

Nuestro matrimonio alcarreño conocía algunas de sus obras, muy en especial la que dejó entrañable recuerdo en su memoria “La sonrisa etrusca”, que fue inspirada, según contaba el propio autor, por el nacimiento de Miguel, su único nieto, quizás la obra más leída de su largo repertorio. También les dejó imperecedera huella “El río que nos lleva”. En esa ocasión porque se trata de una obra en la que el autor rinde homenaje a los gancheros alcarreños, que antiguamente transportaban los troncos de los árboles, llamada maderada,  por las aguas del río Tajo, desde los pueblos de la serranía en el término de Molina de Aragón, por barrancos y parameras en su largo recorrido por varias poblaciones de la provincia de Guadalajara, hasta la vega de Aranjuez ya en la provincia de Madrid. La obra fue editada en 1961 y llevada al cine en 1989.

Aquel matrimonio salió  entusiasmado por la oportunidad que se les había brindado de conocer algo más de José Luis Sampedro, al que Alhama de Aragón rendía justo homenaje con la exposición permanente, como ilustre vecino adoptivo, que encontró alivio en sus aguas termales y el reconocimiento y amabilidad de sus gentes.

Después de la visita habían decidido ahondar más en la lectura de las obras del famoso escritor.

Una vez finalizado el turno en aquel balneario, del que quedaron muy satisfechos  y con el ánimo de seguir  acudiendo a las citas anuales del Imserso, en cuantas ocasiones la Providencia les brindara la oportunidad, que un año se hace largo y muchas vicisitudes pueden suceder, como dijeron cuando tuvimos la oportunidad de vernos días después de su llegada. Nos  contaron su aventura por Alhama de Aragón, y también de sus  excursiones  a la histórica ciudad de Calatayud y al espectacular Monasterio de Piedra y su entorno, que una vez más quedaron entusiasmados por sus ricas vivencias, y el emotivo recuerdo de la exposición sobre el referido personaje.

Por todo ello, y conociendo la gran amistad que tenía mi admirado y querido amigo Jaime Galdeano, ilustre pintor por la originalidad de su extensa obra pictórica, con el escritor José Luis Sampedro, al comentarle la existencia de la exposición permanente que le dedicaban en aquella población aragonesa, sintió el deseo de conocer lo que allí se expone, al tiempo de asistir  a algún turno en los balnearios de aquella población. También me recordó la carta que le dirigió cuando conoció su muerte, la cual  fue publicada en prensa.

Por lo interesante de cuanto en su escrito expone bajo el título “Carta sin destino a José Luis Sampedro”, le sugerí ponerla en mi blog, a lo que accedió, por lo que ahora realizo la publicación:

“Querido Jóse:

Me he enterado por los medios que has decidido abandonarnos sin pedir facturas. Ojalá no te haya castigado el dolor antes de este puñetero largo viaje. Te lo digo de esta manera porque jamás te gustó  el folclore de lo tétrico.

Vienen a mi memoria antiguas imágenes de un tiempo amarillo, aún nítidas y frescas, como si el tiempo no hubiera pasado su maldita máquina de plisar.

Estábamos en el piso de la gasolinera y la heladería de Alberto Aguilera (Madrid). Coincidíamos mi madre, Lola Moreno-Carreras (la “Tía Lola”, para tu hija Carmencita), con la tuya, Matilde Sáez. Ambas amigas desde la juventud en Marruecos.

Jóse, eras entonces un joven esbelto, alto, con el pelo corto. Casi a cepillo. Mirada escrutadora, sin malicia; pero extremadamente curiosa, profunda, descubridora. Elegante sin necesidad de trajes caros. A veces momentáneamente encorvado, como si las puertas fueran bajas para ti.

Habías terminado la Carrera de Ciencias Económicas con resultados brillantísimos. Luego llegaste a ser, no solamente el primer doctor, sino un destacado catedrático de Estructura Económica. Pero ya, a los 18 años, habías superado una dura oposición para cubrir la plaza como Vista de Aduanas.

Entonces, además de poeta y escritor, eras un aprovechado políglota: inglés, francés (dominado desde niño. Tu madre había vivido en Orán, Marruecos francés) etc. También picoteabas en el  alemán, el sueco y el chino.

Abrumadores eran tus conocimientos sobre literatura, geografía, matemáticas y Artes Mayores, entre otras…Una enciclopedia viviente dentro del foro de la naturalidad. Una inteligencia ordenada. ¡Cómo te admirábamos! ¡Cuánto de debemos!

Casi todas las tardes venías provisto de un sano apetito. ¿Hay papelitos? Así llamabas a los fiambres que se alojaban, primero en la fresquera y más adelante, cuando fue más asequible, en la nevera. Merendamos con cierta restricción, No había muchas abundancias en España. Esa escena buscando los “papelitos” se repitió muchas veces después, cuando vivías en el espacioso piso de la calle Zurbarán, enriquecido con tu primera esposa, nuestra querida Isabel Pellicer, siempre poseedora de las cinco dimensiones del afecto. Mi recuerdo para ella. Allí, en Zurbarán, a las cinco de la mañana, cuando el Sol se entrenaba rascando las cortinas de la noche, te acomodabas en tu butaca y apoyando la tabla sobre las rodillas a modo de mesa de despacho, trasladabas al papel las gloriosas  ideas que hicieron de ti algo excepcional entre los mejores.

Fuiste como mi hermano mayor. Dejé la Facultad de Económicas, por razones obvias y me incliné por las Bellas Artes. Dejamos de frecuentarnos como antes. Yo quedé huérfano. Había que arañar en lo que podía para sacar adelante a mi familia. No obstante conservo el recuerdo de tu querida persona, el gran señor de la “Economía sin tramoyas” materia que explicaste años después en Oxford, alejándote de una España anticonstitucional, siempre coherente con tu pensamiento libre, sin las caretas hipócritas de los falsos profetas.

No llegué a conocer personalmente a tu esposa Olga. Una mañana que coincidimos a la salida de la cafetería Nebraska, en la calle Alcalá, me hablaste con entusiasmo y cariño de esa gran mujer que durante mucho te ha regalado compañerismo, amor y aliento. Te traslado mi pesar.

Ni haber sido Senador, Catedrático eminente, Subdirector General del Banco Exterior, Premio Nacional de Teatro y muchos más, así como autor de múltiples textos científicos, literarios, artísticos, conferencias, etc. Y sobre todo aplaudido y celebrado, dentro y fuera de tu País. ¡Jamás!, y lo digo con rotundidad, jamás tuviste ningún rasgo de presunción ni ampulosidad, pese a tu grandeza. Por todo ello, por tu bondad, por tu inteligencia, por todos los que te conocimos, gracias.

Con tu marcha las golondrinas de la alegría parece que se han extinguido”.

JAIME GALDEANO
Profesor de Creatividad Plástica.
Expresidente Ejecutivo y Presidente de Honor de la AEDA

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Por último y como sencillo homenaje a José Luis Sampedro, deseo exponer algunas de sus múltiples frases y citas celebres:

“Desde la primera infancia nos enseñan, primero a creer lo que dicen las autoridades, los padres, la mayoría, el cura, etc. Y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés, primero razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos. Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor”

“Para mí la clave de la libertad es la libertad de pensamiento. Se habla mucho de la libertad de expresión en la prensa. Hay que reivindicar la libertad de expresión, por ejemplo en la prensa, pero si lo que usted expresa en la prensa es un pensamiento que no es propio, que ha adquirido sin convicción y sin pensarlo, entonces no es usted libre por mucho que le dejen expresarse”

“La opinión pública está influida por los medios de comunicación, y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que no les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática”

“Cuando digo Humanidad exagero, porque creo que humanidad no hay; hay seres humanos. Llevamos dos mil años desde la Antigua Grecia, se ha progresado técnicamente de una manera fabulosa, casi inverosímil, pero seguimos matándonos unos a otros, no sabiendo vivir juntos en este planeta. El hombre no ha madurado bastante”

“El día que se nace, uno empieza un poco a morir. Estamos acostumbrados a ver la muerte como algo negativo, y yo estoy tan cerca que no puedo dejar de pensar en este asunto, pero pienso con alegría vital. Lo que no nos enseñan es que el día que se nace se empieza uno a morir, y la muerte nos acompaña cada día”

“Hoy la mayoría de los economistas se concentran en la manipulación del dinero. Hoy el capitalismo, más que hacer colonización de nuevos países, explotaciones o grandes fábricas, está más concentrado en la manipulación del dinero. Y la prueba es que, de las transacciones monetarias que se hacen en el mundo, se dedican más a operaciones especulativas que a comprar y a vender mercancías”

“Hay dos tipos de economistas, los que se preocupan de que los ricos tengan más, y los que nos preocupamos de que los pobres sean menos pobres”

“Leer es vivir la vida propia y la de otros”

“Deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar”

“El tiempo no es oro: el oro no vale nada, el tiempo es vida”

 “Se habla mucho del derecho a la vida, pero no de lo importante que es el deber de vivirla” el tiempo es vida”

“La vida es hacernos. Y crecer como los árboles. Uno nace como una semilla, con unos genes, pero es uno quien tiene que hacerse”

  
Agosto de 2019
Eugenio





08 junio 2019

COGOLLUDO



El viajero que nos ha acompañado en diversos viajes por Guadalajara y su provincia, enamorado de sus tierras, monumentos y sus gentes, ya había remontado la verde colina de la juventud y ahora le acompañaba  una joven y bella alcarreña con la que recientemente había contraído matrimonio, se disponían a conocer una población de la zona norte de la provincia llamada Cogolludo, antiguo partido judicial, que en la actualidad pertenece a la capital.


Nuestro antiguo viajero, especialmente, deseaba una vez más hacer universal y legible aquella hermosa región de España. El caso era andar y descubrir, hablar con la gente, saber de sus vidas, de sus genealogías y de sus sueños.

A su reciente esposa la conoció en uno de sus viajes a Guadalajara,  y ahora intenta inculcar sus ilusiones por conocer nuevas tierras de España, pero especialmente los feudos alcarreños por su proximidad a Madrid, donde residían actualmente.

Partieron temprano en un nuevo automóvil, que habían adquirido hacía pocos meses, y para aprovechar bien el tiempo del que disponían en un fin de semana  del mes de Mayo, gozando de una espléndida primavera.

Como tenía por costumbre nuestro viajero, pararon en Guadalajara capital, para desayunar en un bar cercano al famoso Palacio del Infantado, monumento emblemático de la ciudad, que él ya conocía por viajes anteriores, pero que deseaba dar a conocer a su reciente esposa. Ella quedó encantada de la magnífica joya arquitectónica más importante y representativa que la ilustre familia de los Mendoza ha legado a la capital alcarreña, pues en el monumental palacio pusieron lo más intenso de su carga intelectual y humanística, y el más acendrado sentimiento de apego hacia su tierra alcarreña.

Se construyó por voluntad del segundo duque del Infantado don Iñigo López de Mendoza a partir del año 1480. Al terminar el siglo XV lucía el monumento todo su esplendor.

Después siguieron su camino en dirección a la villa de Cogolludo, que cuenta con unos seiscientos habitantes, y distante de Guadalajara a unos cuarenta kilómetros, por lo que desde Madrid había unos cien kilómetros. Actualizaron el GPS de su automóvil para no tener problemas en las carreteras que tenían que tomar hasta llegar a su destino, a la que pensaban llegar en aproximadamente unos treinta minutos.

En un “cogollo” o montículo, de fuerte pendiente en la estribación del Sistema Central, está situada la villa de Cogolludo, en un declive hacia el valle del río Henares. Es la puerta de entrada al Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, y al Hayedo de la Tejera Negra, ruta de la arquitectura negra. Forma parte de la Serranía y fue señorío de los Duques de Medinaceli.

Ilustre por su extensa y notoria historia, cuyo origen se remonta al siglo XI, durante la reconquista cristiana de la zona a los musulmanes por las huestes de Alvarfañez de Minaya, capitán a las órdenes del Cid Campeador, reinando Alfonso VI en Castilla y León.

El origen de la villa de Cogolludo se remonta a la primitiva fortaleza musulmana construida en el alto del cerro que domina la población, usada principalmente con fines militares, y que con el paso del tiempo dio lugar a la que ahora conocemos.

El destino de Cogolludo se decidió en el año 1176, durante el reinado de Alfonso VIII que donó la villa a la Orden de Calatrava, la cual mantuvo su dominio durante dos siglos.

En el devenir de los tiempos se sucedieron determinados dominios de la villa en favor de reyes y nobleza. Es largo de enumerar su extensa historia, por lo que puede aburrir al lector, pero conviene destacar la influencia de la dinastía de los Duques de Medinaceli desde el siglo XV, siendo su primer Duque don Luis de la Cerda, donde su protección hacia la villa de Cogolludo fue siempre solícita, y en su tiempo ordenó la construcción del magnífico palacio que hasta ahora se puede admirar, gala del Renacimiento Español, y sigue siendo el monumento principal de la villa de Cogolludo.

Ayudaron también en la construcción de iglesias, y fundaron un convento a la Orden Franciscana. Mantuvieron muchos años en pie el castillo medieval de origen musulmán, que en tiempos posteriores ha quedado en lastimosa ruina a consecuencia de haber sufrido los rigores de la invasión napoleónica, que también destruyó gran parte de la población.



Había llegado nuestra pareja de viajeros a la Plaza Mayor, ubicada en un amplio recinto de planta rectangular, y largas hileras de soportales, con una gran fuente en la parte central.  También está situado en la referida plaza el edificio del Ayuntamiento de la villa, que goza de una singular construcción. Fue ordenada en el siglo XV, cuando la ilustre familia de Medinaceli construyó el referido palacio, diseñado para presidir la gran plaza de Cogolludo. Su construcción comenzó en el año 1488 y finalizó en 1492.  Considerado por eruditos consagrados como primer edificio renacentista de nuestro País, con cierta influencia del gótico. Goza de bella portada, y en su interior un patio plateresco.  Declarado Monumento en 1931.

En el referido Palacio, recientemente restaurado, se puede disfrutar de exposiciones y diversas actividades culturales.




Nuestros viajeros se encontraron con la encantadora familia  de nueve adultos y dos menores, niño de trece años y niña de ocho, que vimos disfrutando el fin de año último en la villa de Alocén, cercana al pantano de Entrepeñas, demostrando sus grandes virtudes en paz y armoniosa convivencia. Ahora estaban admirando la magnífica fachada del Palacio de Medinaceli, y a ellos se acercaron el joven matrimonio, para consultarles la posibilidad del ver el interior del monumento. Les contestaron que  estaban esperando el próximo turno de entrada al recinto.


Aquella circunstancia fue el inicio de unas cordiales relaciones con aquella simpática familia que les acogió con agrado y les brindaron para que les acompañaran durante toda la estancia que estuvieran por allí, si así lo estimasen; pues siendo conocedores de Cogolludo y su entorno por haberlo visitado en otras ocasiones, les podían ayudar a conocer mejor la población. En esta ocasión habían ido a Cogolludo, especialmente, a degustar la rica gastronomía de aquel lugar, celebrando una onomástica familiar.

Salieron felices de la visita al Palacio, y decidieron acercarse al mesón donde tenía reservada mesa aquella extensa familia, para que la ampliaran a dos más, cosa que nuestros viajeros aceptaron con mucho agrado.

Después decidieron subir a la parte alta de la villa donde se levanta la magnífica iglesia parroquial de Santa María, construida en la primera mitad del siglo XVI. Forma su arquitectura un conjunto muy hermoso de su época renacentista, aunque la forma y ornamentos son góticos.


La Iglesia Parroquial consta de tres naves longitudinales, la central más ancha que las laterales, separadas por pilares cilíndricos. Destaca  la obra pictórica “Jesús despojado de sus vestiduras”, que representa los momentos previos a la crucifixión de Cristo, del pintor valenciano José Ribera “El Españoleto”, que anecdóticamente se conoce en la villa con el título del “capón de palacio”, debido a que fue regalado por el Duque de Medinaceli a la Parroquia a cambio de un capón, que anualmente debían los parroquianos entregar al Duque como obsequio de Navidad. Es la más pura técnica del tenebrismo del pintor Ribera.

Al lado del Evangelio, se sitúan dos capillas cuadradas también con bóvedas de crucería.  En la fachada situada al oeste se encuentra el conjunto renacentista más completo de la iglesia. La fachada está rematada con un gran frontón triangular. La torre está compuesta por estilizado chapitel forrado por placas de plomo y pizarra, terminado con decoración de bola y cruz. Y otras muchas descripciones dignas de ser admiradas, que hacen del monumento una obra de extraordinaria grandiosidad.

Aquella extensa familia tenía concertada una visita a las trece horas, en una finca cercana a la villa de Cogolludo, llamada Río Negro. También sugirieron a la pareja que les acompañaran, pues se trata de un lugar muy interesante.


Está situada en un bello lugar formado por unas seiscientas hectáreas, con un paisaje inigualable, donde cuentan con un viñedo llamado de altura, cercano a los mil metros de altitud, desafiando los límites tradicionales para el cultivo de las vides, rodeado de bosques de pinos, encinas y robles.




De propiedad familiar, creada al final de los años 90 del pasado siglo, ha recuperado la afamada tradición vinícola de Cogolludo, perdida hace mucho tiempo, como en casi toda la provincia a consecuencia de la enfermedad que padecieron  los viñedos, llamada filoxera.


Habían llegado a la finca en momentos que la naturaleza se manifiesta con todo esplendor, cuando los sarmientos de las cepas afloran acompañando el albor de los diminutos  racimos que en su momento darán vida a unos vinos especiales que por allí cultivan con todo esmero.

Los campos de cereales de los alrededores  extendían sus doradas mieses, adornados de amapolas y otras florecillas resaltando un cromatismo que su contemplación provocaba un gozo exultante. De hecho decidieron parar los coches en el alto de una loma para apreciar tan singular belleza, contemplando en el lejano horizonte las montañas de la serranía del Sistema Central, en la Sierra de Ayllón, límite natural de las provincias de Segovia y Soria.

Ya en la finca dieron un pequeño paseo por la viña, donde sus dueños les explicaron  la historia y las peculiaridades de aquellas tierras y del viñedo tan singular. Después visitaron la bodega de elaboración donde les dieron charla de acercamiento ameno al mundo del vino, y posteriormente degustaron los ricos caldos con unos aperitivos.

Había transcurrido el tiempo previsto de poco más de una hora, para volver a Cogolludo y cumplir con la cita gastronómica que tenían acordada para el almuerzo en el mesón, pues habían reservado degustar un cabrito asado para poco antes de las tres de la tarde.  El referido producto y el cordero de la zona, destacan como uno de los repertorios gastronómicos más suculentos, por lo que desde hace tiempo ha sido motivo de un turismo activo para degustar tan exquisitos manjares.



La velada fue para recordar, y especialmente a nuestros viajeros les encantó, pues se habían cumplido las expectativas de cuanto les habían comentado del rico yantar que por fama tiene aquella población.


Después del relativo descanso, pasearon  por la parte media del pueblo, donde en una recoleta plaza está la Iglesia San Pedro, obra del siglo XVI, actualmente no utilizada para realizar oficios religiosos. Y el Convento de Las Carmelitas, también construido en el mismo siglo anterior. Duró hasta la Desamortización de Mendizabal, en cuyo momento fue suprimido. Hoy todavía se aprecian ruinas de la iglesia y edificios conventuales.


Paseando por las calles de la población, pudieron ver algunas casas blasonadas, y ejemplos notorios de arquitectura popular. Bellos rincones típicos, interesantes plazas y fuentes que dan encanto a la villa, en la que se vivieron hechos muy relevantes y por donde pasaron personajes que han enriquecido la larga historia de aquella villa alcarreña.

Desde tiempos antiguos Cogolludo fue además de agrícola, en gran medida artesana, donde se fabricaron buenos paños. Hubo tenerías significantes, y también fuerte tradición de alfarería que producían diversas piezas de uso diario. Los alfareros de Cogolludo se hicieron famosos por la diversidad de las piezas que elaboraban.

En el crepúsculo de aquella maravillosa tarde primaveral, la extensa familia decidió partir de regreso a sus domicilios en Madrid capital y provincia, y nuestra pareja de viajeros, continuaron viaje hacia los llamados  pueblos negros que ya habían programado con anterioridad.


Se trata de pequeñas y austeras poblaciones que a lo largo de los tiempos han conservado su peculiar y rústica fisonomía arquitectónica, y su principal característica son las grandes superficies de pizarra negra que sirven tanto de cubiertas como de muros para las edificaciones, y que son extraídas del propio terreno de la zona, atesorando uno de los conjuntos de gran uniformidad cromática, y de un particular atractivo, que junto a la naturaleza que les rodea forman parajes bellísimos y de mucho encanto.

Arquitectura negra-Campillo de Ranas

Desde la villa de Cogolludo comienza la entrada a aquellos lugares, donde nuestros viajeros podían dejar volar su imaginación, y llegar a pueblos encantadores, donde en uno de ellos pensaban pernoctar y finalizar el fin de semana.

Eugenio

Junio 2019