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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

08 septiembre 2015

BIENVENIDA,IRINA


A los matrimonios que esperan adoptar niños

                                               
Desde aquella magnífica atalaya, en lo alto de un montículo, nuestros dos personajes, a los que trataremos como El y Ella, atisbaban el amanecer de un nuevo día, observando la salida del sol que emergía entre las montañas que circundaban el hotel en el que estaban hospedados. Escogidos entre anónimos matrimonios que intentan encontrar serenidad y sosiego en la larga espera de los interminables y costosos procesos de adoptar niños en España y otros países. Bello y profundo sentimiento, decisión valiente y trascendental; después de que su naturaleza les negara la posibilidad de tenerlos normalmente y agotadas otras alternativas.

Después de pasados varios años, con infinidad de aportaciones documentales y demostraciones que garantizaran la adopción solicitada, y llevando implícito importantes gastos, ahora se les presentaba la posibilidad de ver realizados sus sueños con la entrega de una niña.

Iniciaron un largo viaje en dos etapas. En una primera les había llevado a recorrer unos cuatro mil kilómetros en avión desde Madrid a Moscú, y después hasta una ciudad en el sur de Siberia, llamada Chitá, cercana a la frontera de Mongolia, por donde transcurre el ferrocarril Transiberiano, distante seis mil kilómetros aproximadamente.

Su firmeza, fuerte anhelo y la esperanza en transmitir su cariño a la que en su momento llamarían su hija, les daba una fuerza relevante para sobrellevar los avatares derivados de la maravillosa aventura que tiempo atrás habían iniciado.

En aquella lejana ciudad cercana al lago Baikal, desde donde se divisaban los bellísimos montes Yablonovi, descansaban del largo viaje, nerviosos y expectantes ante la deseada espera de llevarles al encuentro de la  que sería su hija legal, en un centro de acogida en la ciudad de Chitá

Una vez iniciado el tramo final esperado para conocer a la pequeña que deseaban adoptar, fue disipándose la tensión que habían mantenido hasta esos momentos, aflorando dulces sonrisas y sublimes pensamientos que aceleraban sus corazones, y cuando a su presencia trajeron a la niña, sintieron en sus almas como un rayo de esperanza. Se apreciaba algo pálida y delgada. Pero impresionante viveza en sus ojos. Se acercó a ellos con una dulce sonrisa y los brazos extendidos, al final con paso acelerado corrió para besarles. Pensaron que obedecía a instrucciones de su cuidadora de la casa cuna, no obstante tuvieron la sensación de un nuevo amanecer en sus vidas. Fueron instantes mágicos llenos de mucha ternura.

En aquel primer encuentro para conocer a la que llamaban ya su hija, en tan solo unas horas durante dos días de estancia, habían vivido entrañables momentos de gran ilusión y desconocidas emociones. Interesados por su forma de vida y salud; visitando el centro de acogida, comiendo y jugando con ella. Estaban encantados y pronto habían sentido un gran amor por aquella linda y cariñosa niña.

El instinto maternal y paternal se había manifestado en ellos de forma sublime, pues entendían, además, la necesidad de mejorar la existencia y el futuro que la niña tenía en aquel centro de acogida.

Finalizadas aquellas emotivas reuniones, les esperaba una segunda fase hasta conocer la decisión definitiva de la adopción. El y Ella no desconocían la dura espera que a partir de entonces les deparaba el destino. Debían volver a casa y esperar unos meses, hasta que la agencia que les estaba tramitando el proceso de adopción les avisara para realizar los mismos pasos que hicieron al principio: viaje hasta Moscú y una larga espera en su aeropuerto hasta tomar otro vuelo con destino a la citada ciudad de Chitá, situada en los lejanos lugares expuestos anteriormente. Allí se debía determinar la entrega de la niña, previo juicio exhaustivo a los padres adoptivos, para comprobar la condiciones exigidas por las autoridades y obtener la deseada sentencia positiva para ultimar la entrega a sus padres adoptivos.

Al regreso Ella sintió correr furtivas lágrimas por sus mejillas, y ambos  gran tristeza al recordar los felices momentos vividos, por no poder regresar todavía con la niña. Sintiendo también cierta desilusión y tristeza ante la crispante espera hasta la definitiva resolución por parte de aquellos burócratas, sin sensibilidad para resolver los trámites con la debida prontitud, en atención, no solo a la distancia de donde procedían las familias, sino también los importantes gastos que ello suponía para personas escasamente adineradas; pues otros matrimonios en situación similar habían tenido que recurrir a créditos bancarios para afrontar la adopción.

También sentían inquietud e inevitables dudas hasta que finalizara el desarrollo de la aventura que iniciaron con mucha ilusión hacía varios años. Ella no pudo resistir, preguntándole a Él con voz entrecortada por la emoción: ¿Crees que llegaremos felizmente al final y nos entreguen a nuestra deseada niña? El sutilmente, como bien sabía hacerlo, deseando transmitir seguridad y tranquilidad, contestó: “Después de cuanto hemos pasado por conseguir nuestro sueño de tener un niño o niña en casa para expresar todo nuestro amor, no debemos dar lugar a desesperanza alguna”. No obstante, tomando la mano de Ella, se fundieron sus sentimientos en un cálido abrazo. Después El, intentando darle ánimos a Ella, dijo: “Tengamos confianza en que todo saldrá bien, y no perdamos la fe, la más constante y viva que nos dará seguridad y esperanza firme de lo que esperamos conseguir, y dentro de un par de meses, aproximadamente, final previsto de los trámites formales, después de tantos otros que hemos venido realizando, por la crispante demora en la resolución final, tendremos en nuestro hogar a Irina”.  Nombre por la que atendía la niña y que pensaban respetar en el futuro.

Aquel pequeño ser había encendido en sus corazones, en tan solo tres encuentros de unas horas, una fuerte llama de increíble cariño.

Nuevamente se hacían la pregunta, con mundano gesto de cierta indignación: ¿Cómo es posible que infinidad de parejas que desean adoptar niños, tengan que marchar a otros países para conseguirlo y esperar años de farragosos trámites burocráticos? Pensaban que las instituciones públicas de nuestro País no transmitían mensajes nítidos y convincentes a las futuras madres para que pudieran entregar el bebé no deseado, sin consecuencias legales ni formales y en cierta forma sociales y morales, evitando tantas situaciones trágicas que atentan contra el derecho a la vida del neonato o el ya nacido, por carecer de una adecuada formación e información; y facilitando la aportación económica necesaria, ya que para otros asuntos muchos dispendios se vienen produciendo, y habiendo tantos matrimonios dispuestos para la adopción.

Si esto fuera así, que a Él y a Ella les parecía una utopía, pensaban que muchas vidas se salvarían, y muchos niños tendrían la posibilidad de criarse en familias de comprobada honestidad, con el noble fin de recuperarlos como personas valiosas para la sociedad. No podían cambiar su corto y quizás triste pasado, pero sí su futuro, y allí estaban nuestros anónimos héroes, personajes como otros muchos en distintos lugares del País, para mejorar el destino de muchos niños y niñas, ofreciéndoles amplio espacio en los corazones de sus adoptantes.

Asimismo les parecía una burla a la conciencia humana, la actuación poco diligente para la adopción en determinados países, provocando mucha desesperanza por la demora en resolver asuntos tan trascendentes, y mucha incertidumbre ante la política ambigua y crispante en los trámites para la concesión de los niños.

A veces no podían evitar lamentarse de la mala suerte que habían tenido hasta los últimos momentos del proceso de adopción, sobre todo cuando veían madres con sus barrigas “hinchadas” o cuando llevaban los bebés en los cochecitos, especialmente Ella, aflorando su instinto maternal y sintiendo mucho candor al tiempo de cierta “pelusa”.

Ella era una mujer valiente y pertinaz, aunque en ocasiones sus sentimientos la rebasaran por tan larga espera; pero con la ayuda de su marido nunca dejó de sentir el arco iris de la esperanza y ver en el difuso horizonte la niña que tanto deseaba para darle el cariño que transmitía su alma. Estaban los dos convencidos que la vida merecía la pena vivirla a pesar de las adversidades, teniendo a su lado aquella niña, por quien sacrificarse hasta el final de sus días.

Nuestros personajes suscitan gran admiración al conocer su generosidad, animosidad de espíritu y valentía en su lucha por la acción emprendida para conseguir su noble fin. Su bella idea tenía cierto carácter épico, pues no hay acción más hermosa en el mundo que la que se hace por amor y cariño por el bien de un ser humano, y en razón de sus buenos sentimientos.

Escribió Séneca: “La virtud tiene querencia de los peligros y pone los ojos en el camino que lleva y no en lo que ha de sufrir, pues es parte de su gloria mucho de lo que ha de padecer”

Y este narrador añade: Que la Divina Providencia cuida de aquellos que quiere sean más valientes dándoles oportunidades de hacer algo noble y valeroso en medio de las dificultades.

La verdadera grandeza de nuestros personajes se apreciaba por su riqueza interior y humana, es decir, por su capacidad de amar, no obstante las duras pruebas a las que el destino les sometía, pasando por densos nubarrones en el transcurso del fin por el que habían apostado. Significando que si ellos y otras parejas adoptivas no hicieran tales sacrificios, muchos niños sufrirían un destino imprevisible.

Así como todo en la vida tiene su tiempo y premio; una hermosa mañana del otoño alcarreño, pues nuestros anónimos personajes residían en Guadalajara, recibieron, vía teléfono móvil, un mensaje de la agencia que les tramitaba los asuntos de la adopción, comunicándoles la buena nueva del inminente viaje que tenían que realizar, aportando documentación complementaria, una vez más, para asistir al proceso en el que un juez determinaría la adopción legal de la niña.

Sintieron como una armoniosa sinfonía de luz en su alma, con un esperanzado horizonte y un viento fresco que les traía amplias ilusiones, en un precioso amanecer al final de la larga espera, pues tenían dichosos augurios y  signos de buenaventura y  felicidad.

Pasadas unas semanas estaban de regreso a su hogar en compañía de Irina. Les parecía un sueño, pero ahora un sueño hecho realidad y podían gloriarse de lo que con mucho esfuerzo habían conseguido.

Escribió San Agustín: “Encontraron la paz que es un bien tal que no puede apetecerse otro mejor, ni poseerse otro más provechoso"
Eugenio

Madrid, 8 de Septiembre del 2015
Festividad de la Virgen de la Antigua, Patrona de la ciudad de Guadalajara.

 



14 julio 2015

Reflexiones


Octavio y Felipe eran buenos amigos desde un día que coincidieron en el centro de mayores de su barrio.

El primero, extremeño de adopción, vivía en Guadalajara, ciudad a la que amaba desde que hace muchos años llegó a trabajar a una fábrica del polígono industrial del Henares. Era natural de la villa de Barcarrota, en los Llanos Olivenza, de la provincia de Badajoz. Buscando nuevos horizontes recaló en la ciudad alcarreña, donde se enamoró, se casó y tuvo una hija. Actualmente viudo vive con ella y su marido; estos tuvieron un hijo que se llama Cesar. Octavio en ocasiones realiza excursiones con su nieto por la provincia, de la que es ferviente admirador.

Felipe, nacido en Sigüenza, es persona íntegra de buenos principios y como se dice, tiene buena química con su amigo Octavio, pero polémico cuando tratan de temas políticos, pues como jubilados que son tratan de solucionar los problemas del mundo, presumiendo de la sabiduría acumulada por los años que llevan a sus espaldas. 

En el momento actual estaban desconcertados por los cambios que se iban desarrollando en nuestro país, y especialmente con motivo de las últimas elecciones celebradas para constituir comunidades y ayuntamientos.

Una soleada mañana del mes de Junio se habían citado en los jardines de la Concordia, y sentados frente a una bonita fuente situada en el centro de la avenida que lleva hasta el barrio de San Roque, les gratificaba el frescor que despedían los surtidores de agua que se elevaban hacia el cielo. Era su lugar predilecto en la época de calores veraniegos.

Inició la charla Octavio, ponderando lo bien que se estaba en aquel lugar, al tiempo de decir a su amigo: -¿Qué te parece Felipe cuanto está pasando con motivo de las últimas elecciones? 

Contestó Felipe: -Pues qué quieres qué te diga, los políticos son como los grandes amantes, su amor es ingenioso, su ternura creativa, las ideas de rica imaginación para conseguir sus fines son infinitas, y posibilitan signos de presencia continua. Los que están fuera del poder aluden, para justificar sus altisonantes discursos, a una patria y un gobierno con señales evidentes de decadencia y corrupción; y en cierta forma no les falta la razón, pero olvidan la historia de cuando ellos estaban gobernando.

-Nuestros políticos tratan de obviar sus antiguas bellaquerías que acabaron provocando infortunio y mucho descontento en este sufrido pueblo, con un cinismo amargo en muchos de estos personajes de entonces, terminando entre rejas más de uno, y provocando entre los ciudadanos un cierto humor sarcástico y sobretodo desilusión. Muchos resbalaron por la pendiente del vicio, y su picaresca no ha tenido fin hasta tiempos recientes, ya que buenos entrenadores tuvieron, de los que salieron alumnos aventajados.

Octavio, que impaciente estaba por aportar sus impresiones, empezó diciendo: -También los hay que suelen indignarse de la injusticia ajena, cuando ellos mismos llegan a pecar más de lo que se pueda imaginar en toda la historia de la picaresca española. Destacan de codicia insaciable, tienen hambre canina por amasar fortuna, y no cesan hasta que en algún momento les pillan, y entonces, con cierto cinismo se les disculpa, con la excusa de que siempre ha sido así. Por otro lado, la justicia confunde a los ciudadanos en la aplicación de la Ley, por la lentitud en aplicarse y en ocasiones provocando la sensación de que no castiga lo malo. Del mal uso de la justicia el malvado ha perdido su temor a ella, librándose en ocasiones de la merecida prisión.

-Muchos han provocado que se murmure de ellos y se sospeche por toda la vileza en que se les ha visto embarrados. No pueden presumir de haber realizado buenas obras, pues más bien parecían aves de rapiña, con mucha afición a las vanidades en los asuntos mundanos, dejando a un lado el interés del que presumieron hacia los ciudadanos, pues con malos principios es imposible tener buenos fines.

Estaban los dos hombres en su entretenida charla de buenos amigos, disfrutando de aquella soleada mañana, y haciendo una pausa en los temas que estaban tratando, Octavio sintiendo cierto atisbo de nostalgia, se dirigió a su amigo: -Amigo mío, el tiempo corre y todas las cosas mundanas van tras él. Cada día que alborea cosas nuevas aparecen y amanecemos siempre más viejos y cercanos a la muerte, cosa que algunos no quieren comprender, pues ciegos están de sus pasiones y locos en sueños de poder.

Fidel le contestó: -En referencia a los pactos, creo entender que, así como la mujer que dice querer a dos hombres a ambos los engaña, de ella no se puede tener confianza. Eso mismo se puede aplicar a nuestros políticos y creo que está ocurriendo con todo lo referente a sus pactos. Y ya me contarás Octavio, el porqué de tanta quimera a la que estamos asistiendo en los últimos tiempos, pues también es cierto, querido amigo, que cuando el dinero no alcanza para cubrir las necesidades que nos hemos impuesto, todo se torna en descontento y greña, y los ciudadanos están a la caza de culpables, atribuyendo sus males a los que les gobiernan, y se echan en manos de aquellos que les prometen solución a sus problemas, sin reparar en las argucias de los seductores, que aprovechan la ocasión del desconsuelo humano para “pescar en río revuelto y medrar en beneficio propio”.

-Entiendo que ahora afloran quienes prometen lo que quizás no puedan cumplir, que intentan convencer engañando o cuando menos confundiendo a la gente, vendiendo sueños con tal de alcanzar el poder. Muchas promesas quedarán en palabras y no en las obras que prometían garantizar, quedando solo vanagloria y dejando una deuda en cumplir al servicio de los ciudadanos. Estos fingidos y arrogantes salvadores de patrias, que hacen creer que las cosas se solucionan de la noche a la mañana con poco esfuerzo, regalando derechos y ocultando obligaciones. Muchos quedarán prendados de fáciles logros, pero solo con esfuerzo se consigue prosperar y sacar un país adelante; pues acontece con frecuencia que al principio la gente no aprecia el engaño, pero pasado el tiempo descubra las verdaderas intenciones de quienes les regalaron los oídos con mucha esperanza e ilusiones de futuro.

Esperando estaba Octavio para tomar su palabra, y de esta forma dijo: --Llevas mucha razón Felipe, pero no se repara en los que prometen mejorar las cosas, pues suele suceder, pasado el tiempo, que todo siga igual o peor de lo que había. Que no es tan fácil recomponer lo que en mucho tiempo mal estaba. Aunque tenemos que reconocer, que entre los que quieren el poder hay gente joven y bien preparada con la ilusión de cambiar muchas cosas; y especialmente las actitudes humanas, que son muchos los males que aquejan a nuestra sociedad, donde la razón, el entendimiento y la honradez vienen fallando.

-Es propio del hambriento de poder no reparar en las formas y en los medios para conseguirlo, y así estamos viendo las cosas que están pasando y las que seguiremos viviendo, y esto traducido en hechos lo veremos en nuestros bolsillos, pues con tanto cambio que se pretende hacer, nos pueden acuciar con más impuestos, ya que van a ser muchos nuevos actores a comer de un mismo plato, y no repararán en gastos para satisfacer a las mesnadas que los han apoyado. No dudo que harán el bien a los menesterosos y beneficiándose de paso asimismo, práctica muy habitual usada desde hace tiempo, que muchos, mucho han trincado, y pocos, poco han devuelto.

-Dicen que vienen para perseguir a ricos y poderosos, pues les acusan de no poner arreglo en reparar injusticias y no atender a los más necesitados. Publican buenos deseos en rectificar los desmanes habidos, pero posiblemente veremos repetirse la historia, ya que al final la codicia a todos se extiende y todo volverá a ser lo mismo: los pobres iguales o más pobres, y los ricos más ricos. Harán las obras que las circunstancias les permitan, que no siempre serán las que prometieron para alcanzar el poder. Así viene siendo en todo tiempo de la gobernanza humana. Es cierto que hay buenas personas que se emplean en hacer el bien y su labor es silenciada por otros que se empeñan en hacer ver lo contrario, con flaco servicio a los ciudadanos.

Confuso y pensativo estaba Felipe, escuchando atentamente los pensamientos de Octavio, pero reaccionando dijo: -mucho de cierto en cuanto dices, y son variadas las opiniones, que un cúmulo de cosas mal hechas se deben de reparar, especialmente en lo referente a la corrupción, que ha dado lugar a reacciones de peligrosa radicalidad; con mucho riesgo para la normal convivencia y el peligro de perder lo positivo conseguido. Que en casi todo hay vicio, pero lo importante es saber contenerlo o corregirlo. Pues entiendo ha fallado: “controlar hasta el controlador”. 

-No obstante, esperemos que la Divina Providencia inspire a las personas que nos gobiernen en el futuro para evitar males mayores y desdichas no deseadas. Que impere el optimismo perdido, pues mal vamos si un pueblo pierde su alegría e ilusión por el futuro, pues como dicen por la Alcarria: “mejor será tirar al Tajo a los políticos, que poner en riesgo nuestras esperanzas”. Y también quiero recordar que: “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.

-Muchos estamos deseando que se arreglen las cosas, especialmente en lo referido al tema de la corrupción, enfermedad extendida como una pandemia en todos los niveles del Estado. Anhelando que el virus maligno de donde proceden los problemas se erradique totalmente, ya que un fuego mal apagado puede reavivarse con un simple soplo de viento.

Era mediodía de la soleada mañana, cuando Felipe sugirió terminar la conversación que estaban manteniendo los dos buenos amigos, y finalizó su charla diciendo: -solo me resta comentar aquello que con frecuencia se dice: “Mal haga Dios a quien mal haga su oficio”. Que una buena limpieza del modo de vida es lo que hace falta, mostrando actitudes honrosas a cara descubierta y sin engañar a nadie, que mucho farsante se ha visto en el devenir de los tiempos.

Ahora se tenía que marchar a realizar algunas labores de atenciones sociales, “en favor de sus gentes”, como solía decir. Era persona alegre, generosa y comprometida por hacer el bien. En los últimos tiempos su ánimo se había deteriorado, y tenía ciertas reservas de las cosas mundanas, acercándose más a todo aquello de ámbito espiritual, volcando su sensibilidad por el dolor ajeno; así pues había decidido colaborar en los asuntos humanitarios de la Iglesia Católica: “atenciones a los más necesitados de la ciudad, llevándoles en invierno comida caliente, colaborando en los centros de acogida y otros asuntos que requiriesen su colaboración”.

Pero por costumbre tenían, al final de sus encuentros, tomarse unas copas del rico vino de la comarca de Mondéjar, en un bar próximo al parque, brindando por su amistad y por un mundo mejor. Después se despidieron felices por el rato que habían disfrutado juntos en aquel agradable lugar.

Madrid, Julio 2015 Eugenio