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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

14 septiembre 2025

BUSTARES. VERANEANDO EN LA SIERRA NORTE DE GUADALAJARA

 

La familia es la unidad social más básica de la sociedad humana, y nuevamente tenemos que considerar que la verdadera emoción y felicidad se siente cuando está la familia hermanada en la aventura de la vida. Todos unidos por amor mutuo sin rencores ni cortapisas, y único afán de permanecer siempre unidos con la pasión latente hasta el final de nuestros días.

Aquella familia alcarreña defendía con entusiasmo su derecho natural de buscar momentos felices de encuentro de todos sus componentes, y formaba la sustancia esencial de su forma de vivir, especialmente viajando por casas rurales,  en particular por la provincia de Guadalajara y también por provincias limítrofes.

Entre sus componentes destacaba una niña quinceañera, que estaba remontando la verde colina de la juventud. Gozaba de bellos ojos que reflejaban una vivacidad exultante, y acentuaban el carácter primaveral y tierno de la hermosura de su floreciente juventud. Su linda cabellera de color castaño con reflejos dorados como pintada de oro, se deslizaba sobre su espalda con simétricas ondulaciones resaltando la hermosa lozanía de su figura estilizada, que con frecuencia atusaba con actitud coqueta sus rizos.

Poseía un encanto especial, que alegraba al resto de la familia, pues por virtud tenía ser agradable y cariñosa con todos.

En aquella ocasión habían proyectado pasar una semana de vacaciones en la segunda mitad del mes de agosto. Solamente estarían nueve de los once componentes de la unidad familiar, ya que los dos restantes tenían compromisos que les impedían asistir.

Su destino sería la Sierra Norte de la provincia de Guadalajara, donde su relieve es muy accidentado, y en él se encuentran las cumbres más altas de toda Castilla La Mancha: el Pico del Lobo, el Cerrón, la Peña Cebollera, el Pico Ocejón. Se aposentarían en una casa rural de la villa de Bustares, en la comarca de los pueblos de la arquitectura negra popular, que ofrece naturaleza en estado puro. También tenían intención de conocer los alrededores de aquella zona montañosa, bordeada al oeste por la comunidad de Madrid, al norte por las provincias de Segovia y Soria, al este por la comarca de Molina de Aragón/Alto Tajo y al sur por la Alcarria. Se trata de un extenso territorio de altas montañas y profundos valles por los que serpentean ríos de aguas cristalinas: Sorbe, Jarama, Jaramilla, Bornoba, Cañamares y Pelagallinas, que conforman embalses: el Vado, Alcorlo, Pálmaces, Beleña y Pozo de Ramos.



Valles y laderas cercanas a ríos y arroyos donde los nativos se asentaron y formaron pequeñas poblaciones utilizando el material que les ofrecía la tierra que genera un mimetismo con el entorno: la pizarra de los pueblos de la arquitectura negra: (Majalrayo, Campillo de Ranas Roblelacasa, Almiruete, Valverde de los Arroyos, Umbralejo), y los de la arquitectura dorada: Aldeanueva de Atienza, Bustares, Villares de Jadraque, Las Navas de Jadraque, Hiendelaencina, Prádena de Atienza, Gascueña de Bornova).



La Sierra Norte de Guadalajara ofrece naturaleza de singular belleza, arquitectura popular y civil e industrial, religiosidad, tradiciones y fiestas ancestrales (las famosas botargas y mascarillas) y una rica gastronomía basada en los productos que regala la tierra.


Su riqueza paisajística hace de la zona una de las grandes joyas de la biodiversidad castellana. Una exclusiva muestra es el nuevo Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara que ocupa una extensión de 125,000 hectáreas. En él se ubica el Hayedo de la Tejera Negra, que está considerado Zona de Especial Protección e incluida por la Unesco en la lista de Patrimonio Mundial.

En esta comarca su orografía es extremadamente montañosa donde se dan las cimas de mayor elevación de la provincia de Guadalajara, con cifras de hasta los 2000 metros de altitud.

Aquella familia numerosa partió en la mañana de un lunes con destino a la mencionada población de Bustares, distante de la capital en 72 kilómetros, y desde Madrid 128. Hicieron primera parada en la villa de Cogolludo, para comprar pan y los ricos dulces de la tierra. Aparcaron sus coches en la plaza principal que preside el monumental palacio de los Duques de Medinaceli, joya de la primera muestra del Renacimiento en España, gracias a la famosa familia de los Mendoza, enraizada en Guadalajara.



Cerca del medio día llegaron a Bustares. La villa es de origen  desconocido, pero tiene la misma raíz que el pueblo madrileño de Bustarviejo. Según la teoría más extendida. Bustar proviene del latín bos-stare (dehesa o pastizal de bueyes), al igual que bustar, palabra que sí aparece en el diccionario de la RAE que significa boyera. Corral o establo donde se recogen los bueyes. Pues creo tiene sus razones, ya que por aquella zona abunda el pastoreo de vacas en general.



Al final del siglo XIX, Bustares tenía una población de 134 vecinos, y en la actualidad 68, pero en esos días de fiestas, refería un nativo, que se doblaba con los visitantes.



Aquella encantadora familia una vez ubicados cada cual en sus  habitaciones, previo a los contactos con los agradables  y hacendosos dueños de la casa rural, que les atendieron con mucho afán de agradar e informar a los nuevos visitantes, se prepararon para el almuerzo.



En la tarde, una vez descansados del viaje, pasearon por calles de la villa  y conocer el ambiente que disfrutaban aquellas sencillas gentes, animadas y con cierta algarabía por tratarse del final de las fiestas que habían disfrutado desde días anteriores en honor de su santo patrón San Roque.

Las calles y balcones seguían engalanados y en la plaza principal estaban preparando una cena colectiva celebrando el colofón de sus festejos.

También les anunciaron que, para el primer sábado de septiembre, tienen una romería en la montaña llamada del Alto Rey con una altitud de 1800 metros, declarada de Interés Turístico Provincial., que supone el encuentro de habitantes y visitantes de los pueblos de alrededor, realizando una procesión en honor al Santo Alto Rey.

Además,  Bustares acoge la Feria del Libro de la Sierra que tiene lugar el sábado santo, en la que participan autores y editores.

El principal patrimonio de la villa es la monumental iglesia románica, dedicada a San Lorenzo, construida en el siglo XIII, que todavía conserva la espadaña, la portada románica y la pila bautismal. Otro elemento importante es la fuente vieja, en la que se puede apreciar que fue edificada en la época de Carlos IV.



La villa de Bustares se inscribe dentro de la ruta de la arquitectura negra, gracias  a sus construcciones populares a base de piedra tipo gneis.

Al día siguiente tenían proyectado subir a la montaña del Alto Rey, que estaba situada a pocos kilómetros de la villa de Bustares, y así lo hicieron nuestros personajes después del desayuno.



La sierra del Alto Rey está situada en las estribaciones montañosas del Sistema Central, cercana a su vecina sierra de Ayllón, tiene una altitud de 1.844 metros En ella están situadas dos instalaciones de  comunicaciones, una militar, y a unos 500 metros otra de carácter civil. Esta última es considerada desde tiempos remotos Montaña Sagrada del Santo Alto Rey, y donde está construida una ermita con el referido nombre. El Alto Rey está circundado por las poblaciones de Aldeanueva de Atienza, Bustares y Prádena de Atienza.


Panorámica desde el Alto Rey

Nuestros personajes subieron en automóvil hasta las primeras instalaciones por carretera debidamente asfaltada. Pero el tramo hasta las siguientes instalaciones, que era de tierra y piedra apisonada,  la hicieron a pie, con mayor subida que la anterior. Desde aquellas alturas pudieron observar un espectáculo impresionante, de horizontes lejanos de gran parte de la provincia de Guadalajara y de la inmensa orografía montañosa de aquella comarca.

Por la tarde se acercaron  a observar algunas de las casas de un pequeño caserío medieval deshabitado, cercano a la villa de Bustares donde vivieron los ancestros de los habitantes actuales de esta referida villa.

El segundo día visitaron la población de Hiendelaencina, especialmente para conocer una de las minas de plata que existieron, actualmente fuera de servicio, y el museo sobre aquella antigua explotación del referido mineral, que fue uno de los más importantes de España. Esta población se encuentra a medio camino entre Cogolludo y Atienza. Y es la puerta de entrada al Parque Natural de la Sierra Norte.



Su historia está ligada a las minas de plata que le dieron fama y riqueza en el siglo XIX. El centro de interpretación de la minería de la plata es el punto de partida de las rutas y parada obligada para entender la transformación de este pueblo serrano tan peculiar.

En la tarde fueron a visitar la villa de Congostrina, que cuenta con una población de unos 20 vecinos. Se trata de un rincón virgen que impresiona al visitante, La plaza mayor y la arquitectura popular de sus calles reúnen un encanto especial que merece ser visitadas. Al estar en el alto de un cerro y desde la iglesia parroquial del siglo XVI, es un excelente mirador sobre las sierras del Alto Rey, la vega del río Bornova y la ermita de la Soledad.



También se acercaron hasta el embalse de Alcorlo, cercano a la población anterior visitada, y que da nombre a la villa que quedó bajo las aguas de aquel inmenso pantano, el de mayor capacidad de agua de la zona norte de la provincia. Tiene una gran reserva por el cauce del río Bornova, que fue inaugurado en 1978 para la regulación de riego, y desde 1996 para el abastecimiento de varios municipios de la zona.


Embalse de Alcorlo

En la jornada siguiente, decidieron visitar  la ilustre villa medieval de Atienza, antiguo partido judicial de la provincia, con una población de 450 habitantes, el de mayor densidad de población de la comarca y uno de los lugares con más atractivo turístico. Algunos de la familia no lo conocían.



Se trata de la villa más distante de Bustares, por lo que tardarían  cerca de 40 minutos en el recorrido de 38 kilómetros, ya que la carretera se presta a ir con prudencia por sus muchas curvas.

Lo primero que hicieron fue subir a conocer el impresionante castillo ubicado en un alto cerro, visitando también la iglesia de Santa María del Rey, construida en el XII, que se encuentra al pie del castillo. El octogenario matrimonio de la familia, se quedó a esperar en una de las plazas mayores donde preside la impresionante iglesia parroquial de San Juan, que más bien se parece a una catedral, la que visitaron también el resto de la familia. Disfrutando de un espectáculo infantil que celebraban con motivo de las fiestas patronales.

Asimismo visitaron la iglesia de la Santísima Trinidad, en la que se encuentra el museo de la histórica Caballada, declarada de interés turístico nacional, regional y provincial, relacionada con hechos ocurridos en el año 1.162 en tiempos del rey Alfonso VIII, historia larga de contar, pero que en internet se describe lo interesante de aquellos momentos relevantes en el devenir de la historia de España, y en particular para Atienza.



Al día siguiente decidieron hacer una ruta por la Reserva Fluvial del  Pelagallinas, que se extiende desde su nacimiento hasta  desembocar en el río Bornova. Empezaron por una senda bien trazada a lo largo del río Pelagallinas, que discurre a una altitud de 1.400 m. Esto hace que sus aguas sean gélidas todo el año, pero son de excelente calidad biológica que generan a su alrededor un ecosistema de alto valor ecológico. Todo el largo camino abrigado por extensos bosques de pinos y verdes praderas de singular belleza, nuestros personajes pasaron momentos felices por aquellos idílicos lugares.

Por la tarde fueron hasta Aldeanueva de Atienza, pequeña población de 36 vecinos. Situada al píe de la Sierra del Alto Rey, donde pudieron observar una moderna iglesia construida  bajo el nombre de la Asunción de Nuestra Señora, sobre cimientos de la anterior que fue destruida en nuestra Guerra Civil. También visitaron el original Ayuntamiento.



En el término se encuentra la cumbre del Mojón Cimero de 1.589 m. Nuestros personajes, desde un mirador que les habían informado, en estado salvaje,  pudieron observar un espectáculo  encantador de un extenso y profundo barranco y valles que se perdían en  lejano horizonte



Otro día visitaron la villa de Prádena de Atienza, con una población de 50 vecinos. Situado en la ladera de una pequeña montaña, por lo que tiene cuestas bastante empinadas, pero también de una belleza que enamora al visitante, pues parece sacada de una postal por la belleza que la rodea de grandes bosques de robles y pinos que la abrigan, y sus casas van a dar al valle donde se encuentra también el final de la Reserva Fluvial del  Pelagallinas, cuyo cauce es salvado por un pequeño puente que comunica con la citada villa


Aquella andariega familia también hizo una ruta siguiendo el curso del referido río, y en determinados momentos aprovecharon para refrescarse en los remansos de sus frías aguas.

Los dos mayores octogenarios, pensaron que mejor quedarse  en la villa, visitando algunas de sus empinadas calles hasta que sus fuerzas resistieran. Al poco tiempo descansaban en un banco de la calle principal, donde estaba un paisano del lugar, de edad similar a nuestros personajes, de humilde y sencilla apariencia, como habían comprobado con quienes habían conversado en las salidas anteriores.



Comentaba la preocupación que tenían en su pueblo con motivo de los fuegos que estaban asolando diversos lugares de España, pues corroboraba lo que habían observado en las sucesivas salidas por aquellos frondosos bosques, que estaban olvidados de su conservación, más en los último tiempos por la despoblación y olvidados los pueblos de la comarca.

Lamentaba que las leyes no les permitía tocar ni una rama de aquellos bosques, dejando que las hierbas tan exuberantes en primavera, ahora en verano secas, con matojos, ramas caídas y aboles arrancados por las inclemencias naturales, permanecen perennes en el tiempo sin que nadie los recoja, lo que supone que un posible fuego se reproduzca con mayor intensidad.

Después de la ruta realizada, todos fueron a tomar unos refrescos en el único bar que había como centro de reunión de los paisanos de la villa.

El último día de las vacaciones de aquella familia,  lo vivieron realizando una ruta por un camino forestal que discurría  por un bosque llamado de las estatuas, situado en el término del municipio de Condemios de Arriba. Pequeña joya natural para los amantes del senderismo y la naturaleza, así como para los que admiran el arte y la talla en madera sobre los troncos de los árboles en pleno bosque. Lo integran  un total de 22 estatuas de singular belleza y originalidad. Una demostración fehaciente de que arte, naturaleza y turismo pueden ir de la mano en un paraje espectacular.





Se preparaban para viajar de regreso a sus hogares, en la tarde aquel domingo que anunciaban mucho calor en la capital. Distinto al que dejaban en aquellos lugares donde habían vivido momentos felices y de buen recuerdo.

Hacían sus maletas y diversos bultos con acentuada rapidez, después de una corta siesta para recuperar las energías gastadas en la última salida. Querían ponerse en marcha antes del crepúsculo, pues los decadentes rayos solares se iban diluyendo entre aquellos enormes cerros circundantes de la villa de Bustares.

 

Septiembre 2025

Eugenio