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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

27 enero 2020

ALOCÉN: NUEVO VIAJE POR LA ALCARRIA




No se ha de descuidar la vida del cuerpo. La vida del cuerpo es la vida de las sensaciones y de las emociones. El cuerpo conoce la verdadera hambre, la verdadera sed, la verdadera alegría al sol y a la nieve, la verdadera felicidad con el perfume de las flores, en la visión de las lilas en flor, la tristeza, el amor, la ternura, el ardor, la pasión, el odio y el dolor verdaderos. Todas las emociones pertenecen al cuerpo y el espíritu se limita a reconocerlas.

De esta forma se expresaba en una de sus novelas el famoso escritor inglés Lawrence Durrell.

Así hemos de considerar la verdadera emoción y felicidad que sentía aquella encantadora familia que tiempo atrás había disfrutado de la bonita comarca de la Alcarria en la provincia de Guadalajara. Un año más trataban de olvidar, aunque solo fuese por unos días, los avatares de las vivencias personales de cada uno, y vivir en paz y armonía lo mejor posible, pues pensaban que no había nada tan emocionante como empezar algo nuevo, por ejemplo, comenzar un nuevo viaje que tiempo atrás habían proyectado: Pasar parte de las fiestas navideñas en la excelente casa rural que habían disfrutado el año anterior en la villa de Alocén.

Alocén
Alocén

Aquella familia entendía que viajar por muchos lugares y comunicarse con diversas gentes, hace a las personas comprensivas, discretas y amplían sus conocimientos.

Todos sus componentes, once adultos y dos jovencísimos y hermosos niños: un apolíneo mozalbete recién cumplidos los catorce años,  además muy aventajado en el deporte del tenis,  y una vivaracha y alegre niña de nueve,  que siempre consigue ilusionar al conjunto de la familia, con sus gracias y genialidades, ya estaban aposentados en sus respectivas habitaciones.

Habían llegado al atardecer de un día soleado, aderezado  por un viento suave pero fresco en el reciente estrenado invierno alcarreño, donde el buen abrigo no debe  faltar ni las estufas descansar.


Alocén
Alocén


Después de reponer fuerzas, sintieron ilusión por salir a dar un paseo por la tranquila villa, que parecía desierta, pues no se veía un solo transeúnte, pero se olía el intenso humo de  leña quemada en las estufas y chimeneas.

Alocén

Alocén

Alocén

Nuestros personajes iban bien abrigados y con las bufandas hasta los ojos para no sentir el  frío que por momentos  estaba arreciando,  pero no desistían de su empeño en darse una lección de firmamento del que tan deseados estaban.

Se presentaba una noche de magnífica luna llena, con extraordinaria luz plateada, que se reflejaba en las extensas aguas del pantano de Entrepeñas, próximas a la villa en que se encontraban. Ahora su caudal gozaba de bastante más volumen  que en años anteriores de escasas lluvias y de trasvases a otras regiones de España.

Así pues, nuestros personajes podían disfrutar de un completo escenario, en su conjunto, y especialmente por la bella contemplación de un cielo limpio de nubes pero espléndido de infinitas estrellas, planetas y constelaciones. Estaban admirados al observar la grandeza de un firmamento en aquellos apartados lugares, limpios de contaminación y de otras luces que lo impidiera.

Era un bonito espectáculo que en la ciudad no les era posible apreciar, del que gustaban disfrutar aquella feliz familia en cuantas ocasiones se desplazaban a recónditos rincones de la geografía española.  Una vez más salían en  comparsa hacia campo abierto, apartados de las luces de la población que les acogía, para apreciar más profundamente la grandiosidad que a su expectante vista se les ofrecía.

Era una bella y tierna escena comprobar que toda la familia estaba ensimismada en la contemplación de un espectáculo poco visto en los lugares donde vivían; pero el frío de aquella primera  noche alcarreña les hizo retornar al hogar que les había  preparado con todo esmero y detalles, los encantadores dueños que regentaban el establecimiento rural, Rosa Teresa y Victor, tan interesados siempre en atender cuanto se les solicitara. Por lo que todo estaba listo para disfrutar los días que tenían concertado hasta primero del año nuevo. El edificio estaba caldeado adecuadamente y se dispusieron a pasar un rato de diversión antes de ir a descansar, pues uno de la familia, que se distinguía en temas relacionados con la electrónica y otros derivados, y solucionador de las carencias que sufrían los que peinaban canas, les iba a preparar todo un espectáculo de cine sobre la pared, como si de una pantalla grande para proyección se tratara. Momentos felices que pequeños y los demás de la familia solían disfrutar.


El día siguiente de su llegada, habían decidido hacer una excursión a la villa de Chillarón del Rey, que se avistaba al otro lado del pantano, y que en el anterior  viaje no les había dado tiempo de visitar. Era otro de los lugares bonitos de la comarca alcarreña, con mucho encanto y con vistas, también excepcionales, de las aguas del pantano de Enstrepeñas, en esta ocasión incrementado su caudal gracias a las bonancibles lluvias otoñales. Por los alrededores realizaron la clásica escapada de senderismo descubriendo muchos rincones con encanto. Regresaron a la hora de la parrillada que les esperaba para saciar sus inquietudes gastronómicas. Por allí pululaban, maestros y aprendices parrilleros con el buen ánimo de agasajar a toda la tropa familiar


Chillaron del Rey
Chillarón del Rey

Por la tarde, para aprovechar el corto espacio de luz solar en esa época del año decidieron recorrer la villa de Alocén y sus alrededores, y disfrutar del agradable día soleado. De aquellos momentos felices el fotógrafo oficial de la familia, que aunque no venga a cuento, pero creo interesante contar, se trata de un redomado amante de la pesca por el Cantábrico, y de los faros de España y de parte del extranjero, que en su página web goza de buena colección de ellos con su historia y aspectos técnicos. Mucho tendrá que ver haber nacido y criado por la costa asturiana. También se divertía fotografiando todos los rincones de la villa y de las perspectivas que le brindaba el bonito paisaje que se observaba desde aquel lugar privilegiado. Según comentaba al final de la estancia en Alocén, había realizado cerca de quinientas instantáneas, con las que podía  realizarse una honrosa exposición.


Alocén



Alocén
Alocén
Alocén



Alocén
En el segundo día por la Alcarria, el flamante hombre de leyes de la familia, que conseguía prestigio ganando pleitos, había sugerido hacer una ruta por la zona del pantano de Buendía. Gran senderista junto con su consorte, y apasionados por recorrer la geografía patria y gran parte del extranjero; posiblemente ya solo  los dos polos de la Tierra les quedaba por recorrer. Buendía es el pantano de mayor extensión de la provincia  junto con el de Entrepeñas.  Situado en el cauce del río Guadiela, afluente del Tajo. La presa está cerca de la villa conquense que le da nombre, y sus aguas riegan varias villas de las provincias de Guadalajara y Cuenca. Hundidos bajo sus aguas se encuentran los pueblos de Santa María de Poyos y el Balneario de La Isabela, inaugurado en tiempos del rey Fernando VII.


Pantano de Buendía

Con las aguas de los dos embalses, cuyo caudal es de los más importantes de España,  se abastece al trasvase Tajo-Segura.

Entre enormes farallones transcurría la ruta que se iniciaba desde la base de la mencionada presa, por un camino paralelo al citado río Guadiela, descubriendo rincones de encantos inolvidables, divisando sobre  el cielo el vuelo de gran número de buitres leonados, por lo que les parecía encantadora la ruta propuesta.

Después de varios kilómetros de senderismo, decidieron  retornar hasta donde habían dejado los coches, pues el instinto de una nueva parrillada les recordaba el próximo almuerzo a una media hora en recorrer cerca de cuarenta kilómetros de distancia hasta Alocén.


Los mayores  citados de la familia, valorando sensatamente sus fuerzas, habían decidido quedarse a pasear por la villa y sus inmediatos alrededores. Ya estaban pendientes de la llegada de los más aguerridos al senderismo, y con veterana agudeza cuidaron de que los complementos para el almuerzo estuvieran debidamente  preparados.


Alocén

Por la tarde noche fue todo un festival de color y música en honor y recuerdo  del mozalbete que recientemente había escalado la verde colina de sus encantadores catorce años. En el día de su cumpleaños ya lo habían celebrado en compañía de la familia de su progenitor en la ciudad de Gijón. Ahora lo celebraban de nuevo con la colaboración de las jóvenes damas de la familia, a las que tan bien se les daba amenizar esos momentos felices, y todos lo vivieron con mucho entusiasmo y entretenimiento, especialmente los menores.
  
Al siguiente día decidieron acercarse a conocer la  villa cercana de Pareja que se divisa  desde Alocén, situada también al otro lado de las extensas aguas del embalse de Entrepeñas. Se trata de un municipio ribereño que ha tenido mucho movimiento turístico desde los años en que se construyó el famoso complejo hidráulico. Cuenta en su término de varias urbanizaciones que tienen pantanales propios donde poder atracar pequeñas embarcaciones a vela principalmente.

Pareja

Pareja

Lago de Pareja

En la villa pueden apreciarse restos de la muralla de su antigua fortificación, donde se encontraban  villas romanas. También cuenta con un área recreativa formada por con azud o enorme lago, cerca del referido embalse, y es considerada otra de las villas más bonitas de la Provincia de Guadalajara.

Pasearon por sus calles y visitaron la iglesia parroquial, pero donde estuvieron disfrutando más tiempo fue en el lugar de deporte y esparcimiento, donde hay  embarcadero para pequeñas barcas de recreo, playa para bañarse y buen lugar para hacer senderismo por el camino alrededor del lago.
Urbanizaciones

En la tarde, después de almorzar mediante otra barbacoa dirigida por el maestro parrillero, tan especializado en sus artes gastronómicas, como en preparar con  mucho agrado de toda la familia espectáculos de pelis y música, decidieron, los más valientes que todavía les quedaban fuerzas para seguir haciendo senderismo, caminar hasta el famoso mirador situado por encima de la villa de Alocén a un kilómetro aproximadamente de distancia, para observar el paisaje extraordinario de aquella parte de la  comarca Alcarreña y del pantano de Entrepeñas en particular.


Pantano de Entrepeñas desde el mirador

Pantano de Entrepeñas desde el mirador

En el mirador
Se atrevieron a continuar andando otros tres kilómetros para acercarse a la villa de El Olivar, otro lugar con encanto, que cuenta con varios miradores desde donde se divisan extraordinarios paisajes y especialmente con amplitud las aguas del citado pantano y sus estribaciones que se adentran entre altos peñascos e inmensos bosques de diversas especies, especialmente de pinos.
Se les hizo de noche al regreso en mitad del camino,  y pudieron avistar varios jabalíes cruzando la carretera, procurando con prudencia no intimidarles por el peligro que pudieran correr. Una experiencia más que pudieron contar a los que habían quedado al calor del dulce hogar.



 El Olivar
Al día siguiente, final de año, fecha especial y última noche de su estancia en Alocén, toda la familia se prometía disfrutarlo con especial intensidad. Observaron por las calles que la  población de la villa estaba más animada.  Había un ambiente especial en la plaza donde se iba a celebrar la fiesta de fin de año, como en años anteriores, y en esta ocasión  mejorado con especiales preparativos a las órdenes de su laborioso y agradable Alcalde del Ayuntamiento. Habían colocado una gran carpa en la plaza mayor  para hacer más llevadera la asistencia de los invitados, tratando de paliar el frío que se esperaba llegada la noche,  no obstante el cielo limpio de nubes con un sol radiante durante el día, tan poco habitual en aquellas fechas invernales. También iban a estrenar varios recipientes metálicos o bidones, a modo de estufas,  donde encenderían leños  para calentar a los asistentes. La fiesta se extendería hasta varias horas después de las campanadas anunciando el nuevo año, y toda la población estaba dispuesta a celebrar en paz y armonía la entrada del año nuevo.

Aquella feliz familia anticipaba la cena para estar puntuales en la fiesta que se preparaba a nivel colectivo en la referida plaza mayor de la villa. Las damas mayores, cocineras ilustradas por su larga experiencia, llevaban las riendas del evento gastronómico, por lo especial  de aquella mágica noche, con las féminas más jóvenes de ayudantes para llevar a buen término la excepcional comida de nochevieja, deseando lucir sus especialidades para que todos disfrutaran de una noche tan peculiar.

Cercana la media noche todos estaban preparados para acercarse a la brillante plaza, donde el edificio del Ayuntamiento y la Iglesia parroquial, que presidían aquel hermoso lugar, lucían espléndidas galas de luces y colores queriendo acompañar en un abrazo solemne las ilusiones y esperanzas de un pueblo anhelante de paz.

Alocén

Alocén
No faltaban  las uvas de la suerte y confetis para todos, y preparado el champan, la sidra y otras bebidas, y también diversos dulces, y música para después amenizar el ambiente.

Allí estaban todos juntos, como debe de ser para un pueblo que se considere hermanado con sus gentes, donde predomine la concordia, el amor y los buenos sentimientos, para que se  disipen las discordias y otros grandes  males que los humanos a veces nos complicamos la vida estúpidamente, olvidando la deseada paz y entendimiento entre sus gentes, que debe predominar en nuestras vidas, y encontrar el verdadero destino que se nos ha dado para ser felices.

Unos siguieron hasta que la fiesta terminó y otros regresaron antes para descansar y comenzar el nuevo año con ánimos renovados. Esperaban con ilusión la fiesta que se les brindaba desde Viena con el extraordinario concierto musical de todos los años y que tanto les agradaba, pues la música compone y serena los ánimos, y también concilia las relaciones humanas.

Era el final de una etapa que aquella familia recordaría siempre por los gozos recibidos, y con la  esperanza de que la Divina Providencia les permitiera poder disfrutar una vez más de tan hermosas vivencias por la comarca de la Alcarria y otras tierras de la provincia de Guadalajara.

Eugenio

Enero de 2020
   


1 comentario:

juanito bien hecho dijo...

Al trovador de la letra, Eugenio que con su entusiasmo por su amada tierra alcarreña, me deleita periodicamente con relatos descriptivos de esa bella region tan apenas conocida de los vecinos llamados madrileños.
Si amigo,me alegra que tu relato sea bellisimo descriptivo, me queda un poso de imitarte pero mis rodillas dicen que te lea solamente. asi que esperaré a tu próximo relato para gozar tambien de tu tierra.
Un abrazo. J A