Habían madrugado más que
en otras ocasiones, pues tenían que recorrer alrededor de 140 kilómetros desde
Guadalajara-capital hasta el destino que se habían propuesto, aunque
posiblemente serían algunos más por desviaciones que hicieran hacia otras
poblaciones limítrofes durante el trayecto.
Estando cerca del área recreativa situada en el kilómetro 103 de la
Autovía II, dirección Zaragoza-Barcelona, decidieron aparcar su flamante coche
para tomar el desayuno, pues habían salido de casa sin probar sustento alguno,
para no hacer mucho ruido y despertar a
la familia.
Hacía tiempo que Octavio
no había realizado un viaje de varios días con su nieto Cesar por la provincia
de Guadalajara. Ahora habían pensado hacerlo aprovechando el largo puente con
motivo de la festividad de la Virgen del Pilar.
Cesar, que ya estudiaba en
la Escuela Universitaria de Turismo-Grado en Turismo, de la Universidad de
Alcalá de Henares, Campus de Guadalajara, había manifestado a su abuelo que le
gustaría conocer la comarca del Parque Natural del Alto Tajo. Ya tenía carnet
de conducir, por lo que últimamente llevaba el automóvil de su abuelo, que en
la práctica hacía suyo en todas sus salidas, pues la intención era ponerle a
nombre de su querido y único nieto. Además Octavio se sentía más seguro al
tener problemas de visibilidad por cataratas en la vista.
Cesar, sentía especial
curiosidad por recorrer aquella zona, en la que había leído existían lugares
encantadores, y además por ser un asiduo
lector del célebre escritor José Luis Sampedro, que inmortalizó con su libro
“El Rio que nos lleva” a los famosos “gancheros”. Sentía fascinación por la
narración de unos hechos extraordinarios que se producían a través del río
Tajo, y que el escritor los vivió en primera persona.
Durante el camino que
habían recorrido, Cesar comentó a Octavio: -Abuelo, es curioso que allá por los
años 30 del siglo pasado, en Madrid, siendo un adolescente José Luis Sampedro,
quedó admirado de aquellos gancheros que descendían los troncos de los árboles,
principalmente pinos talados en los bosques del Parque Natural, principalmente,
a través de los ríos río Tajo y Guadiela hasta Aranjuez, pues era asombroso ver
a aquellos sufridos hombres subidos sobre los maderos, dirigirlos durante días
hasta el destino final a muchos kilómetros de distancia, sufriendo muchos
riesgos y penalidades. El que años después se haría escritor quedó marcado de
tal manera por aquellos hechos, que le sirvieron de inspiración para su
magnífica novela, cuyo argumento fue llevado al cine con posterioridad
rodándose en los mismos lugares que describió Sampedro.
Respondió Octavio: -Tengo
entendido que era un espectáculo, en los meses de Marzo/Abril de cada año, para
los vecinos de Aranjuez que se reunían para ver la llegada de los gancheros con
sus troncos dispuestos a ser elevados a los camiones con destino a las fábricas
de Aranjuez y otras ciudades. Creo que sobre el año 1950, Sampedro se desplazó
por aquellos lugares del recorrido y contactó con los personajes que habían
realizado aquellas proezas. El oficio desapareció a finales de los años 40,
como consecuencia de la construcción de las presas de Entrepeñas y Buendía.
Cesar quería demostrar a
su abuelo que estaba informado de la historia de la comarca que iban a visitar,
más bien, de todo el término que lo compone el partido judicial, dividido en
dos partes: El Señorío de Molina y el Parque Natural del Alto Tajo, que
conforman el Geoparque de la Comarca de Molina, declarado Geoparque Mundial de
la Unesco en 2015, por lo que añadió al comentario de su abuelo: - Desde
tiempos remotos la madera, y también la explotación de la resina de los pinos y
el carbón han sido recursos fundamentales de la comarca, debido a los extensos
bosques que se hallan por las gran mayoría de los términos rurales, surgiendo
varios oficios que han dado ocupación a casi todos sus habitantes. Pero con el
paso del tiempo, por la evolución de nuevas corrientes industriales, han
descendido los trabajos derivados de la madera, provocando considerable
emigración a las ciudades, quedando prácticamente deshabitados la mayor parte
de los pueblos de la comarca.
-Es una zona de grandes
atractivos, con una baja densidad de población sobre una vasta extensión; a su
favor el territorio tiene el citado Parque, que es de gran interés ecológico y
suscita desde hace tiempo un turismo muy interesante para su economía. La
visita al Parque será limitada por el escaso tiempo que tenemos, pero
trataremos de aprovecharlo en la medida que nos sea posible, porque visitarlo
plenamente nos llevaría muchos días.
-El Parque Natural tiene
una extensión de 176.000 hectáreas, siendo el más grande de Catilla-La Mancha y
el tercero más extenso de Europa. Goza de extraordinaria belleza. Su orografía
está marcada por profundos cañones y hoces, que dibujan un paraje
impresionante. El río Tajo vertebra todo el territorio y recoge las aguas de
diversos afluentes. Todos ellos contribuyen a configurar singulares paisajes.
Son numerosos los miradores en el transcurso de las diversas rutas establecidas,
bien a pie, en bicicleta o en vehículo, con distintos niveles de dificultad,
por lo que se recomienda hacerse con una guía turística existente en la
actualidad del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo, que contiene los
puntos de interés geológico y turístico, así como diversas rutas seleccionadas
para hacer más fácil la visita al extenso y rico territorio.
-El partido judicial limita al Norte con Soria; al
Nordeste con Zaragoza; al Sureste con Teruel y al Sur con Cuenca. La zona del Señorío y la del Parque Natural
del Alto Tajo, son de gran interés tanto a nivel nacional como regional, por su
biodiversidad y su gran belleza paisajística.
-Abuelo, tengo
conocimiento por cuanto he leído de esta zona, que abundan los bosques de
pinares corrientes y resineros, de sabinas y quejigales. Y que se observan
volando sobre grandes hoces y cortados, especialmente en los cañones
occidentales: aves rapaces como el buitre leonado, águilas, azores y alimoches,
varias especies de búhos y halcones peregrinos, y otros muchos que ahora no
recuerdo. Y entre los mamíferos, creo recordar que existen ciervos, corzos y
venados, jabalíes, tejones, nutrias y comadrejas.
Después del desayuno reanudaron
el viaje y a la altura de la villa de
Alcolea del Pinar tomaron la N-211 destino a Molina de Aragón, desviándose a
pocos kilómetros por una carretera
secundaria hacia el corazón del Parque Natural.
Su primera población entrando por esa zona: Anguita, situada sobre
parameras frías y boscosas, asomándose al valle del río Tajuña. Destaca como
símbolo histórico la Torre de la Cigüeña, utilizada por los árabes para la
vigilancia de la zona, la iglesia parroquial de San Pedro y su plaza mayor
rodeada de bellas casonas del siglo XVI.
Conviene reseñar, como
dato histórico, que en el año 1813 se firmó en el palacete que ocupa
actualmente el Ayuntamiento, el acta de constitución de la Diputación
Provincial, la primera de España conforme a la Constitución de Cádiz.
Octavio era ya veterano en
sus viajes por la provincia, desde que hace muchos años emigró a la capital
desde la noble villa extremeña de Barcarrota en la que había nacido. Conocía
parte de las poblaciones que componen el Parque Natural, primero en una moto-vespa
y después en un Seat 600, como la mayoría de los españoles de entonces, en el
que se desplazaban con su familia; pero hacía tiempo que no visitaba la alejada
comarca de Molina, y sentía ilusión por recordar sus antiguas andaduras.
Después de haber parado un
rato en la citada villa de Anguita para hacer unas fotos de la referida torre,
de su iglesia y otras bonitas perspectivas que se presentaban a su vista,
reanudaron el viaje y Octavio se dirigió a su nieto: -Cesar, creo sabrás que
los municipios de esta región, como la mayoría de los que componen la provincia
de Guadalajara, son pequeños pueblos con grandes historias. Verás imágenes de
una tierra con paisajes ricos, que la dura climatología y sus gentes han ido moldeando
a lo largo de los siglos. De los más de 300 núcleos de población, que con las
poblaciones pedáneas alcanzan cerca de los 500 en toda la provincia, en el
Parque Natural son 62, de los cuales 4 corresponden a la provincia de
Cuenca.
-Durante muchos años los
ciudadanos de esta provincia y no menos los de este partido judicial, el
segundo más importante, se vieron obligados a marcharse a otras ciudades,
especialmente a Guadalajara, en busca de un mejor futuro siempre esperanzador,
aunque en los último años, muchos de los que emigraron han regresado de nuevo a
abrir sus casas, a desempolvar los viejos baúles que en ellas dejaron y
convertirlas, al menos, en segundas viviendas.
-El turismo ha jugado un
importante papel en el renacer de estos pueblos del Parque Natural que
empezamos a visitar y en general en los de toda la provincia, pues se ha dado a
conocer eficazmente las maravillas que contienen, y en particular esta comarca.
Desde bellísimas sierras y parameras; de
profundos cañones formados por sus ríos; sus castillos y parques naturales.
Arquitecturas irrepetibles. Paisajes que embelesan al viajero que los contempla
y al pasear entre aroma de los inmensos
bosques de pinos. En resumen paisajes inolvidables. Significando el principal
potencial: las gentes de esta tierra, que son los mejores guías con los que se
puede contar, por su sencillez y agrado hacia los visitantes.
-Te repetiré Cesar, pues
creo habértelo dicho en alguna otra ocasión, que Guadalajara ya no es el lugar
al que la gente no le da la gana de ir, como decía Cela en su famoso libro
“Viaje a la Alcarria”, sino un destino agradable, atractivo y fascinante, una
provincia hermosa en un hermoso País.
Habían recorrido pocos
kilómetros y decidieron parar en la villa de Riba de Saelices, que está rodeada de un
marco incomparable con gran variedad de flora y fauna. Tiene una iglesia con
una bellísima portada románica del siglo XIII. Accediendo al templo, de una
sola nave, destaca un magnífico retablo de hermosas pinturas del XVI.
En el entorno de esta
población se encuentra un cerro con yacimientos arqueológicos, con restos de
antigua población musulmana; y bajo el cerro se encuentra una cueva llamada de
Los Casares, Monumento Nacional desde 1935, con importantes grabados rupestres,
que nuestros viajeros también visitaron; así como la villa cercana de Saelices
de la Sal, donde existen unas salinas históricas, recientemente restauradas y
en funcionamiento.
Nuevamente reanudaron el
camino y Octavio se adelantó a contar a su nieto: -Estamos como a 20 kilómetros
de distancia del famoso monasterio cisterciense de Santa María del Sistal, en
el término de Olmeda de Cobeta, donde cercano transcurre el río Tajo y la madre
naturaleza se manifiesta con todo su esplendor. El Monasterio fue edificado en
el siglo XIII por la Comunidad cisterciense, y hasta ahora se mantiene activo
con una comunidad de monjas, la mayoría de avanzada edad.
-Se trata de un lugar de
retiro para rezar y convivir, donde se comparte la liturgia de la comunidad con
quienes desean acudir a aquel místico lugar, para recogimiento, silencio y
soledad, reencontrarse consigo mismo y buscar
el encuentro con Dios.
-Quienes allí acuden son
bienvenidos, pues su comunidad está totalmente abierta para el huésped que
quiera vivir una experiencia de retiro y oración, y encontrar amor y paz,
siguiendo las reglas de San Benito; pero tienen que respetar el ritmo de vida
del lugar y acomodarse a su estilo austero y sencillo.
-Cuentan los que por allí
han estado internos, que es una experiencia que jamás se olvida. Yo que estuve allí
hace muchos años con tu abuela y con tu madre, siendo jovencita, un domingo por
la mañana coincidimos con los oficios religiosos y nunca olvidaré aquellos momentos de paz y
recogimiento, enriquecido por el coro de las monjas. Y ahora aprovechando este
santo lugar quisiera dar gracias por el buen viaje que hasta aquí hemos tenido,
pues es de gente bien nacida, el agradecer el beneficio que recibe.
Una vez visitado aquel
recomendable lugar, incluido un paseo por los alrededores hasta un mirador
cercano, con vistas maravillosas y que
Cesar aprovechó con deleite para hacer fotos, éste comentó a su abuelo: -Verdad
es que el lugar es encantador, pero me parece un aburrimiento tanta soledad
para estar mucho tiempo por aquí. Se lo comentaré a mis amigos y amigas por si
se animan a venir unos días por aquí, pero me temo que íbamos a revolucionar
estos santos lugares.
En respuesta Octavio dijo:
-Desde luego este lugar no es propio para hacer el típico botellón al que la
juventud estáis acostumbrados, pero posiblemente algún día pensarás de forma
distinta y no vendría mal reconciliarte
con actitudes distintas a las actuales. Entregarte a ocupaciones más propias de
la edad, más tranquilas, más seguras y más elevadas. Que en ese género de vida
te pueden esperar muchas de las ciencias superiores, como el amor al prójimo,
la práctica de la virtud, el olvido de muchos placeres mundanos, que a estas
alturas te vienen más que sobrados, holgados. Pero sigamos nuestro camino
turístico que tan poco es malo ampliar nuestros conocimientos sobre la
naturaleza, los pueblos y sus habitantes.
-Ahora nos vamos a desviar
hacia el este del Parque, en el término de Corduente, donde podrás apreciar,
siguiendo el curso del río Gallo en dirección opuesta a su desembocadura en el
Tajo, la llamada Hoz del río Gallo; imponente desfiladero de varios kilómetros,
donde está situado el Santuario de la Virgen de la Hoz, a orillas del citado
río, y al pie de un alto roquero, al que se puede subir con cierto esfuerzo por
escarpada escalera, recompensado por las vistas impresionantes de la zona. Es también un lugar encantador, y en la
visita al Santuario se encuentra especial armonía, pues se trata de un lugar de
mucha paz espiritual, como en el anterior que hemos visitado, al que asisten
muchas peregrinaciones de todas partes de España, pero especialmente de nuestra
provincia.
-Abuelo, tengo la
sensación de que pretendes que siga una vida monástica con tanta visita a
monasterios, y ahora lo que tengo es un gran apetito, así que busquemos lugar
donde podamos almorzar las buenas viandas de esta zona.
Octavio con significativa
sonrisa comentó a su nieto: -Seguro que
no te defraudaré, pues cierto es que tripas llevan pie, que lo divino conforta
el alma, pero una buena paletilla asada quita el hambre y alegra el ánimo para seguir nuestro camino. Y ahora reanudemos el viaje en dirección a
Poveda de la Sierra, que en unos 30 minutos podremos yantar a nuestro gusto.
Llegaron un poco tarde,
pero no obstante les atendieron porque Octavio había reservado mesa antes de
salir de casa, y la sorpresa para Cesar es que estaban en un asador donde
podían degustar lo que antes le había comentado su abuelo: dos buenas raciones
de cabrito asado, y previamente un plato de setas a la plancha, también de la
zona, y después un delicioso dulce de la casa.
Debidamente saciados y
satisfechos del buen servicio, dedicaron la tarde a visitar la villa y parte de
su entorno, pues mucho había por ver. Deseando aprovechar el tiempo antes de anochecer
y para no entretenerse, llamaron a la pensión donde habían reservado una
habitación para dos noches, indicando que pasarían más tarde para hacer uso de
su reserva.
La villa de Poveda de la
Sierra perteneció hasta el siglo XII a Cuenca, pasando después al Señorío de
Molina, y en la reforma territorial del siglo XIX, esta villa, como todo el
Señorío de Molina fue asignado a la provincia de Guadalajara.
En la entrada de la villa,
una estatua dedicada al famoso ganchero, saluda al visitante que le recuerda el
oficio de muchos povedanos que ejercieron aquel duro oficio durante siglos.
Nuestros protagonistas
visitaron la iglesia parroquial del
siglo XVI en honor de San Pablo Apóstol, con una portada de estilo románico
rural. Pasearon por la villa y pronto decidieron hacer una ruta por los
alrededores entre grandes masas de pinares, y siguiendo un sendero paralelo al
río Tajo para al final conocer el que llaman El Salto de Poveda. Espectacular
caída de agua de más de veinte metros de altura, formada por el derrumbe de una
antigua presa.
Nuestros personajes habían
recorrido siete kilómetros en esta excursión. Se encontraban cansados pero
satisfechos de cuanta maravilla la naturaleza les había ofrecido. Por merecido
tenían un descanso que aliviase sus cuerpos y ánimos, después del largo paseo
realizado por aquellos lugares
encantadores difícil de olvidar.
Atardecía y en el lejano horizonte aparecía una
plateada luna llena. Octavio con el sentido común que se respira por sus muchos
años vividos, recomendó a su nieto recogerse en la pensión, tomar un refrigerio
y descansar después del ajetreado día que habían vivido en el primero del viaje
programado; pensando que al día siguiente debían madrugar, para aprovechar la
claridad de los días más cortos en esas fechas otoñales, dijo a su nieto:-Con
el sueño hay que ser moderado, porque quien no madruga con el sol, no goza del
día.
Octavio comentó a su
nieto: -Mañana nos dedicaremos a visitar la villa de Peralejos de las Truchas y
su entorno, por donde se dan las mayores alturas en la orografía del Parque
Natural en el que se adentran los Montes Universales, con sus impresionantes
serranías y diversos sistemas montañosos, que tanto el río Tajo como sus
afluentes han dado forma horadando
profundos barrancos.
En el crepúsculo del nuevo
día estaban preparados en el comedor de la pensión, para desayunar y partir sin pérdida de tiempo
hacía nuevas aventuras.
Apenas había remontado el
astro rey el cielo, en un día claro pero con un frescor mañanero que tuvieron
que abrigarse nuestros viajeros cuando salieron hacia la villa de Peralejo de
las Truchas. Octavio recordaba haber pasado muchos años atrás por aquella
villa, viniendo desde Cuenca y después de haber visitado la Cueva del Hierro,
lugar impresionante pero no apto para los que padecen claustrofobia.
La villa de Peralejos es
un lugar perfecto para el turista amante de la naturaleza. Está situada cerca
del río, las altas montañas, densos bosques y con diversos caminos habilitados
para hacer senderismo, pesca y lugares
singulares con sorpresas a cada recodo del camino. Se puede considerar aquel
entorno como un halo de pureza que merecen visitas detenidas y varias jornadas
para disfrutarlos por su gran variedad de posibilidades de turismo gracias a su
enorme extensión.
Optaron por la excursión que
les habían recomendado en la pensión, una de tantas que se podrían hacer, y
pensaron que en otra ocasión viajarían para hacer más turismo por el Parque. Ahora se trataba de
ver las formaciones rocosas en los alrededores
de la población de Chequilla, y su peculiar plaza de toros labrada en
roca viva; y desde allí llegar hasta Orea, en una ruta de abundantes arroyos. Se
trata del pueblo más alto de toda la provincia, en cuyo término se encuentra el
pico de La Gallina, que con 1883 metros de altitud es el punto más alto de
Molina de Aragón. Les habían sugerido pasear por los que resultaron ser parajes
de ensueño situados en pleno pinar, como la Fuente de la Jícara, un pedazo de
paraíso a disfrutar por quienes acuden por allí.
Regresaron a Peralejos y
escogieron donde mejor almorzar, que por su esfuerzo lo habían merecido. Después
de otro agradable escenario gastronómico se sintieron aún con fuerzas y ánimo para
terminar la jornada paseando por una senda aledaña al cauce del Tajo, en algún
momento angosta y recogida entre altos peñascales, eterna morada de águilas y
buitres. Adentrándose mientras la senda escogida era accesible. Atraídos por
aquellos singulares parajes, se sentían arropados por inmensa flora y numerosa
arboleda. Intentaban descubrir nuevos lugares sintiendo el encanto que la
naturaleza les fuera ofreciendo, roto el silencio por el trinar de las aves y el
dulce murmullo de las aguas del joven Tajo, que se abría paso y esculpiendo en
muchos tramos enormes barrancos en su largo peregrinar a través de los siglos
hasta adentrarse en la mar conformando un gran delta a la altura de Lisboa.
Después de haber tenido
un sueño placentero por el cansancio del
día anterior, al tiempo que desayunaban, Octavio comento a su nieto: -Cesar, es
momento de regresar a casa, pero si te parece lo vamos a realizar por distinto
camino del que tuvimos para llegar hasta aquí; pues aún podemos ver otros
lugares bonitos que conforman el Parque y después seguir el curso del rio Tajo
en algunos tramos, hasta llegar al pantano de Entrepeñas pasando por la villa
de Sacedón, que también veremos sitios singulares, pero ya desde el vehículo
para tratar de llegar a la capital antes del anochecer.
Así lo hicieron, y a pocos
kilómetros visitaron la villa de
Peñalén, situada en la margen izquierda del río Tajo, en un entorno natural de
gran belleza entre desfiladeros y bosques. Se acercaron al cercano paraje de la
Fuente de las Tobas para ver su emblemático y espectacular puente de piedra en
un privilegiado enclave natural.
Después siguieron hasta la villa de Zaorejas, que se puede considerar
como la capital del Alto Tajo, pues su enclave geográfico se encuentra en el
centro del Parque Natural y es un municipio de los denominados gancheros, como
el anterior que habían visitado, donde sus fiestas principales son rememorar en
vivo aquellas históricas secuencias del traslado de los troncos a través del
río Tajo hasta Aranjuez. Visitaron la
iglesia y la arquitectura admirable de
la plaza principal de la villa. Al poco tiempo se desplazaron en coche hasta el
famoso Puente de San Pedro, lugar hermoso y de espectacular encanto. Decidieron
caminar por uno de los muchos senderos que existen en aquel paraje, disfrutando
una vez más de cuanto la madre naturaleza ofrece a los afortunados visitantes
que allí se acercan.
Continuaron el regreso,
pero nuestros viajeros tenían especial interés en conocer el histórico Hundido
de Armallones, y hacia aquella zona se desviaron. Se trata de un cañón formado
en el siglo XVI, como consecuencia de un enorme corrimiento de tierra producido
por elevadas precipitaciones que elevaron el nivel del río Tajo, provocando un
derrumbe rocoso sobre su cauce. Disfrutaron de unas vistas extraordinarias
desde el alto páramo, viendo como el río serpentea por la profunda hoz, y el
horizonte de las sinuosas montañas circundantes.
Al dirigirse al automóvil
para seguir el camino de regreso a casa, Octavio comentó a su nieto: -Cesar ya
tenemos que dar por finalizada nuestra aventura por estos encantadores lugares,
que en futuras ocasiones podemos realizar escapadas para terminar de ver otras
poblaciones que conforman el Parque Natural del Alto Tajo, pues en la mayor
parte de ellas seguiríamos observando nuevos encantos, especialmente
paisajísticos en los entornos que las abrazan y con orografía singulares, para
el recreo de los sentidos donde no falta el grato ingrediente de vistas
extraordinarias desde alguno de sus espléndidos miradores que suelen causar
impresiones irrepetibles.
-Pararemos para almorzar
en la ilustre villa de Sacedón, que fue cabecera de partido en tiempos pasados, y en su entorno están situados
los pantanos de Entrepeñas, Buendía y Bolarque.
-Y después del feliz viaje
que hemos realizado, no es verdad querido Cesar, que en los lugares visitados
más pura brilla la luna, el sol y el firmamento en su debida magnitud y grandeza,
y además se respira mejor; pues lo que observamos en la ciudad por la noche el
cielo parece estar huérfano de estrellas, por la contaminación o eso que llaman
“el efecto invernadero”.
A lo que contestó Cesar:
-No solo por eso hemos de viajar, cuanto más mejor, pues yo leí a Cervantes en
su Quijote “que el andar por tierras y comunicar con diversas gentes hace a los
hombres discretos y más felices, que el ingenio de los hombres se aviva al ver
mucho y leer mucho”. Y sobre la contaminación y otras circunstancias humanas, te diré, que el sentido común se manifiesta muy
mezquino en momentos de prestar más preocupación, por los intereses de aquellos
que ocupan el poder, que por el común de los mortales.
-Así es querido Cesar, que
se está atentando y mucho contra la naturaleza de las cosas y por ende contra gran
parte de la humanidad, que no hay más alta virtud que la prudencia, el bien
hacer y los buenos sentimientos, pues entiendo que en muchas ocasiones nos vemos abandonados,
solos ante la misericordia de Dios.
Diciembre 2017
Eugenio