Amaneció un día de baja
temperatura en el primero del mes de mayo, después de un largo invierno. Apenas
unos tibios esplendores de una primavera que los alcarreños esperaban con mucha
ilusión, pero que en esta ocasión se retrasaba de forma inusitada. No obstante,
estaban acostumbrados a la dureza de la variante climatología que por aquellas
tierras suele acaecer. Pero estaban
contentos y así lo manifestaban sus gentes, por las importantes lluvias que se
habían registrado en las últimas semanas, incrementando el embalsamiento de los
pantanos situados en la provincia de Guadalajara. Ilusionados por ver recuperar
la belleza paisajística a que les tenían acostumbrados en los primeros años de
su inauguración en la década de 1950/60, y que suponía un importante
auge turístico, perdido en gran parte por pertinaces sequías y frecuentes trasvases de la cuenca del río Tajo a la
región levantina.
Aquel día brillaba un sol
espléndido, por lo que Octavio sugirió a su nieto dar un paseo por la ciudad y
visitar el Palacio del Infantado, una de las joyas del arte gótico civil,
situado en el lugar donde ocupaban otras propiedades de don Pedro González de
Mendoza, primer duque de la dinastía alcarreña. Lo conocían por haberlo
visitado en varias ocasiones, especialmente el abuelo de Cesar, con motivo de
ver la realización de algunas de las reformas que se fueron realizando en el
devenir de los tiempos desde su construcción, pero especialmente las llevadas a
cabo en la segunda mitad del siglo XX. Ahora lo hacían por conocer,
especialmente, el nuevo Museo Provincial
de Bellas Artes.
Ese palacio es la joya
arquitectónica más importante y representativa que la ilustre familia de los
Mendoza ha legado a la capital alcarreña, y simboliza el arte y la historia de
Guadalajara, pues en el monumental palacio pusieron lo más intenso de su carga
intelectual y humanística, y el más acendrado sentimiento de apego hacia su
tierra alcarreña. Se construyó por voluntad del segundo duque del Infantado don
Iñigo López de Mendoza a partir del año 1480, y al terminar el siglo XV lucía
el monumento todo su esplendor.
Así venía a introducir
brevemente el abuelo, a su nieto Cesar, la historia que él conocía. Pero su
nieto más conocedor de los más de quinientos años transcurridos desde que se iniciara su
construcción, quiso demostrar sus conocimientos desde que inició su carrera
universitaria de Turismo, apostillando lo siguiente:
-Abuelo, no es por
presumir, pero desde hace tiempo estoy muy interesado por el devenir en los
tiempos del famoso palacio, que alberga el Archivo Histórico y Museo
Provincial, digno de ser visto por cuanto contiene de interés, no solo a nivel
provincial, sino también por el gran contenido histórico de España, por cuantos
personajes pasaron por sus estancias y los importantes acontecimientos que allí
acaecieron. Y está declarado Monumento Nacional desde 1914.
Decidieron dar un largo
paseo desde su domicilio, trascurrido a lo largo de los Jardines de la
Concordia, y después a lo largo de la calle Mayor, que se vestía de gala por la
festividad que estaba preparando el mundo sindical, para celebrar la gran
fiesta universal de los trabajadores.
A lo largo del paseo Cesar
siguió con su charla:
-Te comento abuelo, el
palacio fue trazado y dirigido por el arquitecto Juan Guas, y diversos artistas
mudéjares participaron en los aspectos decorativos. También fue autor del castillo mendocino del
Real de Manzanares, así como del monasterio toledano de San Juan de los Reyes,
de la Hospedería Real de Guadalupe, y realizó varias obras en la catedral
toledana.
-En 1569- continuó- el
quinto duque del Infantado, inició una serie de reformas que tendían a
parangonar su palacio con el que el rey Felipe II levantaba en Madrid; por lo
que puedes deducir la importancia del señor Duque en aquellos tiempos, así como
la influencia que tuvieron sus antepasados, como el cardenal Mendoza en la
época del reinado de los Reyes Católicos.
-Abuelo, quiero recordar
que por Guadalajara pasaron en varias ocasiones los Reyes Católicos, y una muy
especial en 1487, en que se aposentaron en el palacio ducal, camino de Aragón
acompañados por su Canciller don Pedro
González de Mendoza, coincidieron con su hermano Iñigo, el segundo duque del
Infantado, que estaba por entonces
construyendo el palacio, ya habitable y en condiciones dignas de recibir a los
reyes, quedando estos maravillados del monumento que había diseñado el referido
arquitecto, a quien poco después le harían artífice de las obras reales.
-Abuelo, no quisiera
aburrirte con tanta crónica relacionada con el palacio que vamos a visitar,
pero es que así voy practicando por cuanto me va a demandar ejercer mis
estudios de turismo. Además de considerar que el palacio tiene una larga cadena
de ilustres personajes que pasaron por
él, y donde se fraguaron acontecimientos importantes de la Historia de España.
-Por ejemplo, y a modo de
anécdota histórica, que después de la famosa batalla de Pavía, librada en Marzo
de 1525 en las proximidades de la ciudad italiana de Pavía entre el ejército
francés al mando del rey Francisco I y las tropas imperiales de Carlos V,
habiendo sido derrotadas las tropas francesas, su citado rey, siendo prisionero, pasó varias jornadas en el Palacio
del Infantado, hasta que siguió su destierro en Madrid, donde fue encerrado en la famosa Torre de los Lujanes, situado en la plaza de
la Villa.
-Abuelo, lo que no entiendo,
es que el tal personaje que tanto duelo hizo a España y a su emperador, según cuenta
la historia o leyenda, fuese un huésped tan bien agasajado durante las jornadas
que estuvo en nuestra ciudad, y creo que la cosa continuó por la capital del
reino. Así que no me extraña que nos digan que somos un poco quijotes, pues ya
por entonces practicábamos.
-Querido Cesar- dijo su
abuelo- estoy orgulloso de cuanto conoces de la historia de nuestro querido
monumento, que es conocer una parte importante de España en este humilde rincón
de la Alcarria, pues efectivamente, como bien dices, se desarrollaron
importantes acontecimientos, y curiosas aventuras que vivieron personajes
históricos. Si me permites, por si no lo
sabes, ocurrió una de ellas, durante el reinado de Felipe IV, real varón y caprichoso de bellas féminas, pues parece ser
que llegó a tener 34 hijos ilegítimos.
-No obstante, había tenido
ocho hijos con su primera esposa Isabel de Borbón, y otros cinco con Mariana de
Austria. Parecía haber nacido para procrear y menos para reinar España. Era
público y notorio que acostumbraba a
frecuentar de incógnito los palcos de los teatros populares de Madrid, en busca
de aventuras amorosas; en una de las cuales conoció a la que sería su favorita,
la famosa actriz del Siglo de Oro, llamada María Inés Calderón, a la que
apodaban “La Calderona”, circunstancia que destaco por estar relacionada con
Guadalajara.
-Realizó varias salidas
oficiales por tierras de Aragón, parando en el Infantado para pernoctar, y de
tapadillo acercarse al monasterio benedictino de Valfermoso de las Monjas, en
el valle del río Badiel, cerca de la villa principal de Jadraque, para visitar
a la referida amante, que de forma muy
particular había dejado los escenarios para mantener relaciones amorosas con el
rey.
-Tan amorosas que de ellas
nació el infante bastardo don Juan José de Austria, único hijo ilegítimo
reconocido oficialmente en vida del rey. Quiso reinar España en la época de su
enfermizo hermano Carlos II “El Hechizado”. Tuvo una larga historia y muchas
vicisitudes, y parece ser que su ambición le costó la vida, perdida en extrañas
circunstancias.
-Cuenta la historia o leyenda
que, el rey Felipe IV, para ver a su amada, llegó a saltar hasta las vallas del
convento para no ser visto, algo rocambolesco, Cesar, y es que cuando un hombre
pierde la cabeza por una mujer, suele hacer muchas tonterías, en este caso
hasta hacer tambalear su reino. Te lo cuento como aviso a navegantes, que la
infidelidad tiene amargas consecuencias, así como que no hay más alta virtud
que la prudencia, que aquel rey parece que la perdió entre bastidores
teatrales.
-Abuelo, la verdad que no
conocía esas anécdotas de aquel pintoresco rey, pues en lo estudiado por mí me lo describían más discreto,
aunque era evidente que fue un mal rey, en una época de deterioro de la monarquía y por ende la
decadencia de España.
-Lo que sí parece es que
hubo cierto paralelismo con el otro bastardo hermano del rey Felipe II, Juan de
Austria, engendrado por el emperador Carlos V fuera de su matrimonio real. Pero
aunque ambos bastardos fueron buenos soldados e ilustres marineros, nunca
alcanzó el hijo de “La Calderona”, el talento militar de don Juan de Austria,
vencedor de la famosa batalla de Lepanto.
-Querido abuelo, creo que
uno de los acontecimientos más importantes que se desarrollaron en nuestro
Palacio, fue con la llegada de la que sería la tercera esposa del rey Felipe
II, Isabel de Valois, hija de Enrique II, rey de Francia y de Catalina de Médicis.
Fue efímera su vida, ya que murió de parto del tercer hijo a los ocho años de
su boda, celebrada el 2 de febrero de 1560, y era la primera vez que se veían
cara a cara.
-Contaban los cronistas de
la ciudad de Guadalajara, que la población les recibió con todos los honores y
estaban felices por el insólito acontecimiento que estaban viviendo; y hasta el
rey se había vestido íntegramente de blanco, inusual en él, manifestando su alegría y esperanza en su
tercer matrimonio. Fueron frustradas sus ilusiones, por la muerte de la reina a
los 22 años de edad.
-También pasó por nuestra
ciudad el efímero rey Carlos II, que se aposentó en el Palacio; pero parece ser
que no fue muy sonado su recibimiento.
-Tuvo como escenario el encuentro
del rey Felipe V con su segunda esposa Isabel de Farnesio, por motivo de ratificar
su boda por poderes. Y también en plena guerra de sucesión, de regreso victorioso
después de la batalla de Villaviciosa, acaecida cerca de la villa de Brihuega,
tras proclamarse rey frente a las aspiraciones del archiduque Carlos de
Austria.
-Sobre la estancia y
aposento de los Borbones en el Palacio del Infantado, existen varias historias.
Por ejemplo Isabel II, la de los tristes destinos, que gustaba de enamorar con
una sucesión de amantes, después del fracasado matrimonio con su primo carnal
Francisco de Asís de Borbón, hasta la revolución de 1868, al ser destronada y
exiliada a Francia. Venía de vez en cuando a Guadalajara para visitar a su
amiga íntima Sor Patrocinio, conocida como la “Monja de las Llagas”, religiosa
de la Orden de la Inmaculada Concepción. Fundadora de varios conventos, murió y
fue enterrada en el Convento del Carmen de Guadalajara en 1891, y actualmente
en proceso de beatificación. Parece ser que tuvo mucha influencia sobre la
reina, por lo que llego a ser desterrada también a Francia con motivo de la citada revolución.
Nuestros personajes, antes
de pasar a visitar el Palacio y su museo, pararon ante la impresionante
fachada, considerada de las mejores entre los palacios renacentistas españoles;
destacando la puerta de entrada, con un arco gótico coronado por el escudo de
la familia Mendoza, con dos faunos salvajes a los lados, y la parte superior que
tiene una preciosa galería abierta.
-Te cuento abuelo, que en
el siglo XIX, el alcarreño Palacio del Infantado, señera mansión de los Mendoza
pasó a propiedad del Estado, que lo destinó a colegio de huérfanas de la última
guerra carlista, y durante nuestra desgraciada Guerra Civil sufrió grave deterioro,
especialmente en los techos de artesonado mudéjar, por lo que los trabajos de
restauración han sido importantes, mejorándolo constantemente hasta en los
tiempos actuales.
Abuelo y nieto pasaron al
interior del Palacio donde, entre otras maravillas, se alberga el magnífico Patio de los Leones, en
dos niveles con arcos sobre columnas retorcidas. En los arcos hay abundante
decoración con animales fantásticos, como leones y grifos. Escoltando las
figuras simbólicas están los escudos de la familia de los Mendoza, así como
frases recordando la grandeza de los arquitectos que construyeron el palacio.
-Abuelo, el conjunto
histórico artístico del patrimonio del museo está dividido en tres secciones:
Bellas Artes, Etnografía y Arqueología. Lo más notable entre su colección son
unos cincuenta cuadros de la escuela hispano-flamenca, destacando entre otros
ilustres creadores, lienzos de Alonso Cano, Carreño de Miranda, Alonso del Arco
y José de Ribera; y los grupos escultóricos de Luisa Roldán.
-Toda la grandeza que
encierra el monumento en el que estamos, sería arduo detallar, por lo que vamos
a acudir a la tienda del Museo donde podremos adquirir un libro sobre la
historia del Palacio para regalárselo a mis padres, ya que ellos no han tenido
la oportunidad de acompañarnos en la visita, y así en casa lo tendremos para
más amplia información de su glorioso pasado.
Después de la visita al
Palacio, nuestros personajes decidieron dar un paseo por los bonitos y muy cuidados
jardines anejos del monumento; el torreón de Alvarfañez de Minaya, recordando a
este ilustre personaje, uno de los
principales capitanes del rey Alfonso VI de León, que a principios del siglo
XII reconquistó a los musulmanes la ciudad de Guadalajara, al que se le honra
en el escudo de nuestra ciudad.
Una vez más abuelo y
nieto, hermanados en sus salidas por Guadalajara y su provincia, estaban
felices de haber pasado una mañana dichosa, aprendiendo y recordando una pequeña parte de la larga
historia de la ciudad que amaban.
El amor, la voluntad de
aprender y de conocer; el trabajo y la pasión por cumplir los sueños, son alas
del espíritu de las grandes hazañas. El querer lo es todo. Todos tenemos que
enseñar a los demás por poco doctos que sean, y todos tenemos que aprender de
los demás por muy entendido que te creas.
“Muere lentamente quien se
transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos
senderos, quien no cambia de rutina, quien no lee, no viaja, no escucha música,
no puede hallar encanto de sí mismo” Pablo Neruda.
Junio de 2018 Eugenio
No hay comentarios:
Publicar un comentario