Iberia, la gran nave que
ha surcado los procelosos océanos de la vida consiguiendo gestas inolvidables,
a pesar de los vendavales y galernas que ha sufrido en el transcurso de su
navegación a lo largo de su historia. Ahora se encuentra fondeada en puerto a
la espera de nuevos tripulantes que intentan dirigir la formidable embarcación.
Se prestan nuevos
tripulantes para dirigirla, osados capitanes, aspirantes que la quieren
gobernar convencidos de estar bien preparados para revivir nuevos días de
gloria; pero algunos más bien parecen ambiciosos grumetes, poco aventajados
para llevar a buen puerto la gran nave. Su ambición supera los conocimientos
para rolar por los océanos. Escasos conocedores de la mar bravía, se disputan
poner la nave a prueba desplegando su extraordinario velamen y navegar de nuevo
por los océanos hacia desconocidos horizontes.
Algunos son destacados
predicadores en soflamas a las masas marineras. Siervos fieles de poderes
enigmáticos. Teatreros e ilusionistas de tornadizos principios. Otros brillan
por su dudosa honestidad.
Gran riesgo corre la
numerosa marinería que tiene esperanza en su destino, pero incertidumbre en sus
tripulantes; afligidos sus corazones al dudar de la noble naturaleza de las
promesas de los capitanes aspirantes, pues se vislumbra mucho afán de poder y
gloria, que no les deja ver los borrascosos nubarrones que se atisban en
lontananza.
La marinería no
olvida los estragos sufridos en su
pasado reciente, por galernas y vendavales huracanados, y la dudosa navegación
de sus tripulantes que afectaron seriamente
las cuadernas de la nave, tanto a
babor como a estribor quedando
desarbolada y escorada en los arrecifes de la adversidad.
Padecimientos hubo para
reparar la histórica nave y volver a navegar normalmente rumbo a proa en mar
abierto, con el afán por conseguir que sus hazañas no decayeran, proeza
conseguida con grandes esfuerzos y la esperanza de mejorar su destino.
Cualquiera puede hacer
historia, pero solo un gran hombre puede escribirla. ¿Dónde está ese gran
hombre?
Madrid, Abril 2016 Eugenio
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