Abuelo y nieto habían
terminado el desayuno, y pensaban pasar una entretenida mañana en el complejo
de deportes situado en el límite de los jardines de la Fuente de la Niña.
Corría un noviembre bondadoso, pero sentían el viento fresco del pico Ocejón,
que se veía a lo lejos con las primeras
nevadas. Se ofrecía el otoño con toda su paleta de ocres coloreando los
diversos y bellos jardines de la ciudad.
-Vamos abuelo, que al
final se nos va hacer tarde llegar a la hora del encuentro de baloncesto. El
entrenador nos advirtió que fuésemos puntuales- dijo Cesar recogiendo la bolsa
que contenía sus atuendos deportivos. Y añadió: -Pues tenemos, como sabes,
largo camino hasta las pistas de atletismo y tienes un lento caminar, empeñándote
en no coger el coche con el que llegaríamos
en unos minutos. Siempre con la obsesión de hacer ejercicio, andando a
todas partes, según dices, por las recomendaciones de tu médico-
Octavio con cierto mal
humor contestó a Cesar: -Ya verás cuando tengas mis años como piensas de otra
manera, pues la vejez nos llega a todos y no la puedes esquivar, y nos hereda
ciertos inconvenientes. Además a nuestra edad es necesario andar cuanto se
pueda, ya que las fuerzas no responden para hacer otro deporte a estas alturas
de la vida-
Poco después, sin más comentarios,
se pusieron en marcha, pues como en ocasiones anteriores gustaba a los dos ser
compañeros en la bonita afición del baloncesto, deporte que ambos adoraban. Uno
como buen jugador en un equipo juvenil, compitiendo con otros equipos de la
provincia de Guadalajara. El otro como observador y buen aficionado, que no se
perdía ningún encuentro en los que participaba su nieto, además de los que
retrasmitían por la televisión.
El abuelo tenía como
principio filosófico alentar a su nieto en las diversas virtudes de la vida humana, y por
ello le gustaba realizar con él largos paseos, para hablar sobre temas que
pudieran interesar en el futuro al joven deportista; motivo por lo que trataba
siempre evitar coger el automóvil y alargar su compañía como ahora lo iban hacer,
desconociendo Cesar las intenciones primarias de su abuelo.
Octavio era una persona vital, pese a su destacada edad. La buena salud le favorecía para seguir alimentando la ilusión de celebrar cada día que pasamos en el mundo, la curiosidad por el presente y por el devenir de las cosas mundanas, que es casi todo lo que hace falta para no retirarnos del lado soleado de la vida. Tampoco renunciaba a los valores de la infancia y juventud, lo que le acercaba mucho hacia su nieto, sintiendo cercana la fuerza de la juventud y la satisfacción de ayudarle con la prudencia que destilaba por la experiencia obtenida en su larga vida.
Emprendieron su camino y
al poco tiempo estaban pasando por la cercana iglesia del convento de San
Francisco, del siglo XIV, englobada en un conjunto de edificios militares y
viviendas, denominado históricamente “fuerte de San Francisco”. Durante años
fue taller y centro electrotécnico de ingenieros del ejército, muchos años
después de que fuera convento para
frailes franciscanos.
El origen del convento es
muy remoto, cuando la reina doña Berenguela, levantó edificio para los
Templarios. Al disolverse esta Orden en
1330, las hijas de Sancho IV donaron el lugar a los frailes franciscanos. Y durante
muchos años prosperó gracias al patronazgo de la ilustre familia de los
Mendoza, muy arraigados a la ciudad, que fue enterrada en el panteón bajo el
ábside de estilo gótico de la iglesia.
Durante la guerra de la
Independencia, a principios del siglo XIX, fue totalmente saqueado y destrozado
por los franceses; y en el año 1835 durante la Ley de Desamortización de
Mendizábal lo dejaron vacío, quedando a disposición del Ministerio de la Guerra.
La iglesia del convento y el panteón de la familia Mendoza fueron reconstruidos
gracias al empeño del Ayuntamiento de la ciudad, que los ha recuperado para el
disfrute de la ciudad y del turismo en general, conservando un tesoro de gran
valor arquitectónico.
Unos cientos de metros más
adelante se adentraron en el parque de la Concordia, situado al sur de la
ciudad. Fue abierto al público en 1854 y con el paso del tiempo ha recibido
sucesivas mejoras. Preside el centro del parque un kiosco edificado en 1915, en
el que celebran eventos musicales. Es uno de los lugares favoritos de los alcarreños
para su disfrute por el encanto de sus jardines y de su artístico estanque con luminotecnia.
Los jardines de este
barrio, al final del recorrido de la breve calle, son de corte antiguo y lo
demuestran los enormes y vetustos árboles que conocieron la larga historia del
vecindario.
Según andaban y a su paso,
delante de ellos iban tres personas que fogosamente discutían de términos que
afectaban a personas conocidas del
barrio, y no precisamente de forma cariñosa. Con tan alta voz hablaban que les
llamó la atención a nuestros dos personajes.
Octavio comentó a su nieto
las malas prácticas que emplean algunas personas cuando conversan, y
especialmente sobre las críticas referidas a otras. Por lo que le aconsejó que
siempre fuera prudente, pero en particular sobre sus expresiones verbales. Que
tenía que pensar bien lo que tuviera pensado decir, resaltando la certidumbre de que la prudencia es hija de la experiencia,
que se adquiere en el transcurso del tiempo.
Aprovechando esta
circunstancia, empezó a contarle un hecho acaecido mucho tiempo atrás, tal como
se lo contó un amigo, ilustre directivo de una entidad financiera.
Que dos inspectores fueron
asignados para inspeccionar una sucursal en un lugar de la alcarria, cuyo
nombre no recordaba en esos momentos, y que al no existir estación de
ferrocarril tomaron un taxi para desplazarse hasta la población en cuestión.
Estando próximos a su
destino, el que dirigía la operación se dirigió al compañero: -Pepe, de acuerdo
con lo comentado a la salida, esperaremos unos minutos antes de la hora de
cierre al público, para acceder con toda
normalidad e inmediatamente pasas por la mesa del cajero y le exiges te entregue el libro de caja para realizar el
arqueo del dinero situado en la ventanilla de servicio al público, al tiempo
que yo entro en el despacho del director para que me haga entrega de las llaves
de la caja fuerte y de otros temas que ya conoces-
-Así lo haremos -añadió su
compañero- como es costumbre en estos casos, y esperemos que todo salga bien-
En pocos minutos estaban
entrando en la calle principal de la población, y facilitando las señas al
taxista de la dirección donde iban, le sugirieron que les dejara unos metros
antes.
Grande fue la sorpresa de
los dos inspectores al darse cuenta que, en lugar de estar cerca de la sucursal
del banco, estaban frente al cuartel de la Guardia Civil, donde había parado el
taxista. Este, saliendo rápidamente hacia el guardia que estaba en la puerta,
le hizo determinadas manifestaciones, que provocaron la máxima expectación de
aquella autoridad, pidiendo a dos de sus compañeros que le acompañaran.
Presurosos salieron una
pareja de guardias para unirse al que hacía de vigilante de la entrada,
dirigiéndose pistola en mano hacia los atribulados viajeros del taxi, a los que
conminaron para que bajaran del vehículo inmediatamente y con los brazos en
alto. Después les esposaron y les llevaron hacia dentro de las dependencias a
presencia del comandante del puesto.
Aquellos inspectores no
salían de su asombro y solo acertaban a decir: ¿Qué mal hemos hecho para que
nos traten de esta forma?
Les increpó el comandante:
-Eso es lo que yo quiero saber, que me expliquen lo que iban hacer en el banco,
pues según nos ha explicado el taxista ustedes pretenden realizar un atraco-
Aquellos empleados, con
mucho nerviosismo, trataron de explicarse: -Señor comandante, esto es un mal
entendido; pues parece ser que el taxista nos ha tomado por ladrones, y somos
unos inspectores del banco situado en la calle Mayor, al que venimos a realizar
una inspección rutinaria-
Al taxista se le demudó el
rostro, pero no obstante insistió contando todo lo que había oído durante el
viaje.
El comandante, mirando con
cierto recelo a todos los personajes allí presentes, dijo: -Lo comprobaremos llamando
a la sucursal que indican-
Así lo hizo. Y la
contestación del director de la oficina bancaria fue tajante: -A esos señores
ni les conocemos, ni aquí se les espera, pero llamaremos a Madrid, porque quien
sabe, si estos señoritos de la central lo mismo nos querían sorprender con una
inspección-
Así lo hicieron y el
enredo quedó resuelto; pero con la indicación de que transmitieran a aquellos
atribulados inspectores la orden de regresar inmediatamente a Madrid.
El comandante del cuartel
se disculpó de los asustados personajes amablemente, quienes aún permanecían
esposados, y con una mirada feroz se dirigió al taxista: -Y tú también te
puedes marchar con viento fresco para que se te oreen las neuronas-
Sí, ¿pero quién me paga el
viaje? –dijo el atribulado taxista-
A lo que contestaron los dos
viajeros de forma airada: -Lo va a pagar la madre que te parió-
A Cesar le divirtió la
anécdota contada por su abuelo, y comentó: -Creo que hubo múltiple imprudencia.
Y me hubiera gustado estar presente para ver la cara de aquellos personajes-
¿Sabes Cesar? -Dijo su abuelo- A cada uno le juzgan por sus comportamientos, especialmente por la prudencia demostrada, que suele ser virtud muy apreciada y de mucha cordura.
Poco después estaban
divisando el impresionante mausoleo o Panteón, icono de la ciudad de
Guadalajara, bellísima estampa que se eleva majestuoso hacia el cielo, construido
para dar trabajo a los más humildes de la ciudad y como lugar de enterramiento
de la creadora del monumento. Forma parte de uno los mejores conjuntos
arquitectónicos del siglo XIX, destinado
en principio a establecimiento benéfico. Todo ello situado en un amplio y bello
entorno de jardines y paseos.
Finalmente, las
instalaciones han sido aplicadas para colegio y convento de la Congregación de
Religiosas Adoratrices, que imparten enseñanza a niñas, especialmente en
régimen de internado.
En la parte inicial de la entrada
está cercada por una artística reja de hierro forjado y el resto rodeado con
cerca de noble estilo. Construidos bajo el mecenazgo y la filantropía de María
Diega Desmaissiéres y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y Duquesa de
Sevillano. Destaca en el referido Panteón, la magnífica cúpula de cerámica
vidriada, así como la gran riqueza y profusión de materiales de mármol y la perfección de sus bellos acabados en
capiteles, frisos, etc. Y en particular la
cripta, con un imponente grupo escultórico, que representa el cortejo fúnebre
de la duquesa.
También se debe admirar la
iglesia dedicada a Santa María Micaela, tía de la condesa constructora, que
fundó la citada congregación religiosa.
El Panteón lo enseñan las
monjas que lo tienen a su cuidado. La iglesia está abierta al culto parroquial.
Todo ello merece una
detenida visita.
Al aproximarse a la ermita del venerable San Roque, Octavio,
parándose delante del edificio que marcó tiempos atrás el límite de la ciudad,
comentó a su nieto: -Cesar te voy a contar un hecho acaecido en este lugar hace
unos 50 años aproximadamente-
“Un joven padre y su madre
sacaron a pasear a una niña hija y nieta de ambos personajes. Tenía pocos meses
y la llevaban en un cochecito propio para bebés. La abuela que era muy devota
del referido santo se acercó a orar junto con su hijo, al tiempo que dejaban el
cochecito con la niña debajo del pequeño tejaroz previo a la entrada de la
ermita. Al poco tiempo sintieron un fuerte golpe sobre el coche. No salían de
su asombro cuando observaron que una recia viga de madera que reforzaba una de
las dos columnas que sustentaban el tejaroz del atrio, se había desprendido
cayendo sobre el coche donde estaba la niña. El horror que sintieron fue de presagio terrible. La niña debía de estar
aplastada.
Se acercaron con fuertes
lamentos y quedaron asombrados cuando la niña empezó a llorar libre de todo mal.
La evidencia para ellos es
que el Santo le había salvado la vida.
Por supuesto, el cochecito
quedó inservible.
Lo ocurrido fue conocido
por el barrio y desde entonces los vecinos atribuyeron el hecho como un milagroso
accidente.
Ello sirvió para que
definitivamente llevaran a cabo la reforma de la ermita que sufría entonces
cierto deterioro.
-Qué bonita historia,
abuelo- dijo Cesar. -Imagino los momentos que debieron pasar aquellas personas-
Contestó Octavio: -Así
fue, que los dos lo pasamos muy mal-
Cesar miró fijamente a su
abuelo y con mucha sorpresa, no
queriendo ahondar más en el asunto, pensando en hacerlo en otro momento, y
tratando de desviar la conversación le dijo:-abuelo cierto es que nuestra
ciudad tiene cosas bellas que ver en futuras salidas. Y digo nuestra ciudad,
porque aun habiendo nacido tú en
Extremadura, por los largos años que aquí llevas desde joven, por alcarreño te
debemos considerar.
Contesto Octavio: -Razón
llevas cuanto comentas, y bien dices que debemos programar salidas más
frecuentes para ir conociendo en profundidad lo que esta antigua ciudad
contiene de interés. Que no es poco.
Respondió Cesar: -Que es
antigua ya te lo digo, y toda la
provincia tiene sitios encantadores, algunos de los cuales ya conocemos
y otros que hay por conocer; pues esta ciudad está vestida de lujo por sus bellos
monumentos que rezuman historia por todos sus costados-
Continuó su disertación
Cesar: -Desde niño me enseñaste a querer a esta tierra mía donde nací y tuya de
adopción; y así como dices con frecuencia, que tenemos que amar a la patria
chica y aún más a la grande, no comprendo cómo hay gentes que les dé vergüenza
manifestar el amor a España y a enarbolar su bandera; y algunos con intención perversa
de separarse, ignorando los oscuros motivos, y esgrimen con mucha soberbia sus
derechos históricos y su diferenciación sobre los demás-
Octavio contestó: -Cesar,
a lo largo de la historia de la humanidad siempre ha habido individuos capaces
de vender su alma al diablo, incordiando a los ciudadanos y tergiversando la
verdadera historia de sus pueblos, creando situaciones límites con tal de medrar
y conseguir honores y gloria-
-Y yo pregunto: ¿Por qué
Guadalajara no podía pedir ese efecto diferenciador que otros proclaman, quizás
con menos mérito histórico? Nuestra
ciudad en el año 2010 celebró el 550 aniversario desde que adquirió el título
de ciudad, otorgado en 1460 por el rey
Enrique IV, pues era hasta entonces Villa de Guadalajara. Significando más aún,
pues yo he leído que en el año 1085,
Alvar Fáñez de Minaya a las órdenes del rey Alfonso VI conquistó el reino de Toledo
a los moros, y muy en particular nuestra ciudad, llevando en su escudo dicho
personaje épico montado a caballo, en honor a su figura por la importancia que
tuvo en la historia de Guadalajara-
-Guadalajara es una ciudad
muy significativa en la historia de Castilla y de España. Ha tenido gran valor
estratégico desde la más lejana antigüedad de los pueblos de la península
ibérica, al estar situada en la confluencia de caminos de la España atlántica a
la mediterránea. Y su fundación, como suele decirse, se pierde en la noche de
los tiempos-
-Parece ser fueron los
carpetanos los primeros pobladores, a orillas del río Henares con su primer asentamiento
bajo el nombre de Arriaca. Posteriormente sufrió la ocupación romana, y quedó
su población incorporada a la importante vía de comunicaciones del imperio
romano entre Mérida y Zaragoza.-
-Después fueron los
pueblos nórdicos los que la enmarcaron dentro de la Hispania visigoda, cuya
capital estaba situada en los límites de la actual villa de Zorita de los
Canes, en la parte suroeste de la provincia de Guadalajara. Donde existe el
Parque Arqueológico de la ciudad visigoda de Recópolis-
-Y posteriormente en el
siglo VIII sufrimos la invasión del dominio islámico, que dejó fuerte
influencia en la capital hasta que fue liberada por el ya citado personaje
Alvar Fáñez de Minaya. Han quedado algunos monumentos de ese largo tiempo de
dominación: el puente sobre el río Henares, la construcción de la actual Concatedral de Santa María, la antigua mezquita, y restos de la muralla
que bordeaba la ciudad, del alcázar y puertas de entrada.
Octavio quedó emocionado
por los conocimientos de su nieto sobre
la ciudad, pues siempre había tenido predisposición por la historia en
su amplio concepto, y por ese camino del conocimiento enfilaba su carrera
universitaria.
Llegaron con tiempo
suficiente al complejo deportivo de la Fuente de la Niña. Cesar se dirigió al
lugar de la concentración y Octavio a las gradas para ver el encuentro.
Fue emocionante para
nuestros personajes, pues el equipo de Cesar venció, no sin dificultades a los
contrincantes.
Poco tiempo después
estaban de regreso y ahora aceleraban el paso para no demorarse y llegar lo
antes posible para el almuerzo.
Cesar insinuó que en la
tarde tenía cita con sus amigos para ver a un conjunto musical que actuaban en
una famosa discoteca de la ciudad. Su abuelo aprovechó la ocasión para
comentarle: -Cesar, ya eres un mozo criado en las libertades de tu tiempo.
Acostumbrado a buscar ocasiones de mucha diversión, pero no debes de olvidar
los buenos principios que hacen olvidar las malas inclinaciones, ya que la
mocedad trae consigo caer en ciertos vicios, y muchos pueden ser inducidos por
quienes dicen ser tus amigos. Con facilidad se tropieza, y habrá muchas
ocasiones que se ofrecen en cada paso. Evita
tener que preguntarte “¿Quién me ha metido en esto, cuando yo estaba feliz con
una vida sencilla, caminando por el sendero del bien, querido por mi familia y
sustentando mi honor ante la sociedad, con el propósito de terminar felizmente
mis estudios?”
Contestó Cesar con cierta
acritud: -Ya estás abuelo con tus sermones, pues no tienes que preocuparte que
yo sé bien lo que hago y mis amigos son buenas personas, ya que no todos los
jóvenes somos diablos-
Octavio insistió:-No te
enfades conmigo, pues cuanto te recomiendo lo hago con mis mejores sentimientos
hacia ti; y no ignoro que la juventud tiene la fuerza, pero tú no olvides que
la senectud goza de la prudencia y de la experiencia-
Los temas quedaron
zanjados y durante buen rato iban los dos pensativos y meditabundos hasta que
llegaron a casa a tiempo del almuerzo.
Madrid, Noviembre de
2015 Eugenio
1 comentario:
Me has inmortalizado en tu relato, ay mis roques! Santos los dos jiji. Muy bien tu relato. Un abrazo
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