A Luismi que goza de fuerte arraigo asturiano
Aquella tarde de principio de primavera, el abuelo Octavio y su nieto Cesar habían decidido pasear por los jardines de San Roque, en el barrio del mismo nombre, cercano a la histórica ermita del citado santo, y del famoso monumento del Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, icono de la ciudad de Guadalajara, para proyectar un largo viaje a la villa marinera de Lastres, que al final habían decidido afrontarlo el viernes siguiente, que se anunciaba haría un feliz día primaveral.
Pero nuestros personajes también derivaron su conservación sobre los diversos temas de actualidad que estaba viviendo la sociedad española y las noticias del mundo en general, Especialmente sobre el apocalipsis de las guerras que azotan a la humanidad, y que los organismos mundiales no eran capaces de conseguir la deseada paz entre los hombres y mujeres que habitan este atribulado mundo.

-Querido Cesar, en estos
momentos de tribulación y de incertidumbre política, observo con preocupación
la evolución de ciertos grupos que gobiernan nuestras vidas, que rozan la
utopía desde sus planteamientos.
-Quienes por vanos antojos
y egoísmos se arriesgan a los peligros, parece en ellos, olvidando la rectitud
de la conciencia y de la confianza que los demás en ellos han puesto, quedan
desnudos de la decencia que aparentemente se vestían. Ahora muchos quedan
avergonzados y de sí mismo quisieran ocultarse y hasta evadirse de la ira de
los que fueron engañados, pues su indecencia y desvergüenza les ha despojado de
sus virtudes, y de su propia estimación y de la que habían sido arropados por
los que de virtuosos les tenían. Justa desafección de los ciudadanos con los
políticos.
-En este país se les han
dejado hacer de su capa un sallo a todos los que ahora están perseguidos por la
justicia. ¿Dónde miraban los que debían entonces vigilar sus funciones públicas?
-Así es abuelo, que toda
gloria es pasajera, y que nadie más temible que quien necesita sobrevivir. Que
hay muchos insensatos que viven solo pensando en ganar dinero sin trabajar.
-Como joven trabajador y
en nombre de los que aspiran a tener un puesto de trabajo, conforme los
estudios realizados y a sus habilidades, tengo que manifestar que no es justo
que un jubilado, esto es, un ciudadano normal, tenga que estar cotizando muchos
años para percibir una pensión, y a los políticos, llámense diputados o
senadores, con tan solo unos pocos años de legislatura, después de haber
tributado, creo no equivocarme, sobre un tercio de su sueldo, y que en muchos
casos no se les ha exigido suficientes pruebas para ejercer su función. Eso sí,
mucha lealtad política de partido al que pertenecen.
-Y vienen disfrutando de
unos cinco meses de vacaciones al año, más los días de navidades, semana santa
y la tira de días en verano. A los que se les subvencionan hasta las comidas en
sus parlamentos. Privilegios en los viajes, normalmente en clase especial; el
uso de tarjetas de crédito, cuyo límite es para los ciudadanos un misterio; y
también el privilegio que al cesar tengan un 80% del sueldo durante dieciocho
meses.
-Y termino diciendo abuelo
que, también es muy desolador, y espero no te enfades conmigo, que un jubilado
tenga una pensión superior en muchos casos, que al salario mínimo interprofesional
estipulado actualmente para el mundo obrero.
-Y en mi caso, como bien
sabes, tengo que posponer la posibilidad de contraer matrimonio con mi chica,
porque no me alcanza para conciliar tener un hogar en alquiler o propiedad y para
poder vivir con cierto desahogo, alargando mi estancia viviendo en casa con la
familia.
-Mucha razón tienes
Cesar, y observo que ya has llegado a la
verdadera madurez por tus conocimientos de la vida actual, de lo cual me congratulo,
y de la familia has de esperar cuanto necesites para cumplir con tus ilusiones,
que para ello vamos estando los padres y los abuelos, pues es un tema que lo estamos analizando.
-No obstante, no te desanimes
y atiende a tus buenos principios, que solo el que va por el camino del bien,
sabe a dónde va y su provecho obtendrá, que los que emprenden el viaje de la
vida por las vías confusas saben por dónde empiezan, pero no por donde
acabarán.
-Y ahora volvamos a lo que te había comentado días pasados, sobre el viaje que desde hace tiempo tenía mucha ilusión de volver a realizar, planificando una visita sentimental, pero también turística a la bella población costera de Lastres, en la región asturiana
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En ella habitaba un viejo
hombre de mar, ya fallecido, sobre el que tuve una buena amistad visitándole en
algunas ocasiones en tiempos pasados. Recuerdo las historias que mi padre me
contaba de él, pues coincidieron en la milicia en los años mozos. Sus vivencias
como pescador en el Cantábrico, a veces llenas de peligros y tragedia, son
relatos que quiero compartir contigo más adelante.
El abuelo Octavio en los
últimos tiempos había manifestado su ilusión de visitar a aquella querida
persona, demorando el viaje por diversas circunstancias, pero al recibir la
noticia de su fallecimiento tiempo atrás, sintió el deseo de recordarle
realizando un viaje con su nieto y dejar constancia de su afecto llevando un
ramo de flores a su sepultura. Y aprovechar el viaje para que su nieto
conociera el encanto de aquella villa marinera.
-Quiero recordarte Cesar, que la ilustre villa de Lastres, de fuerte tradición pesquera, es uno de los pueblos más encantadores del litoral central asturiano. En el año 2010 fue nombrado Pueblo Ejemplar en los premios Príncipe de Asturias; y está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España
-Se extiende sobre la vertiente escarpada de una montaña, el Peñón de la Atalaya, y sus casas desembocan como una cascada que van a dar a la mar, rodeado de prados siempre verdes, y ante la mirada se presenta un conjunto multicolor: mar, montaña, prados, y la obra humana de pequeñas casas y grandes casonas residencia de adinerados emigrantes, y distinguidas edificaciones de carácter religioso, como podrás observar cuando lleguemos.
-Desde el siglo XVII al XVIII fue su puerto el más destacado de Asturias, con una importante industria del escabeche y salazones del pescado. Y su puerto fue el último reducto dedicado a la pesca de la ballena.
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-La villa marinera de
Lastres, pertenece al concejo de Colunga y está situada en la zona oriental del
Principado de Asturias. Su nombre original era Santa María de Sádaba, topónimo
de origen latino. Y en época romana existía un puerto para dar salida a minerales, debido a las buenas condiciones
naturales de la ensenada, que ya en el siglo X hay una referencia escrita a Sátava
en un documento referido al rey Alfonso III, por lo que el topónimo Lastres
puede tener origen geológico.
Nuestros personajes
aprovecharon un largo fin de semana, con motivo de esos puentes que tanto
alegran a las gentes que gustan de viajar, para realizar el viaje soñado por
Octavio.
Salieron temprano por la
mañana del viernes soleado, para tratar de llegar al medio día, con un
recorrido de unos 550 kilómetros de distancia, primero hasta Madrid, y después
tomando la A6 hasta Benavente, y la A66 hasta Mieres, enlazando hasta Langreo,
Pola de Siero, Villaviciosa y su destino.
Durante el largo
recorrido, tuvieron tiempo para escuchar varios CD sobre creaciones musicales
de Tchaikousky, Beethoven, y de Manuel de Falla, que mucho les ilusionaba en
sus viajes.
Deseaba recordar al que
fuera íntimo amigo de su padre, oriundo de la citada villa marinera, y contarle
a Cesar la historia que vivió siendo joven aquel pescador, junto con otros marineros, donde uno
de sus hermanos falleció trágicamente y el mismo estuvo próximo a perder su
vida, con motivo de una galerna acaecida el 6 de septiembre de 1944. Ese día la
mar bravía del Cantábrico segó sus vidas, arrastrando a sus profundidades a los
trece pescadores de una humilde embarcación de unos quince metros de eslora, de
escaso calado y humilde motor, como lo eran todos sus tripulantes que se
dedicaban a la captura del bonito o atún, para poder subsistir de la penuria
que se vivía en aquellos tiempos, y que la mar bravía del Cantábrico segó sus
vidas.
Y así lo narraba:
-Cesar, en aquella época
no había radio, ni sónar, ni radar, no había partes náuticos para la navegación
en aquellos humildes medios de pesca. Tan solo los ojos, las manos, la experiencia y el saber hacer guiaban
aquellas diminutas embarcaciones por el más bravo mar entre los mares. El
marinero que se supiera anticipar a las adversidades tenía buenas posibilidades
para salir indemne de la batalla en la mar, pero el que no pesca no come, así
que aquellos valientes e intrépidos hombres se arriesgaban lo indecible, no
obstante, conociendo las traiciones que les podía jugar aquel Mar Cantábrico, y
en algunos casos algunos marineros no sabían siquiera nadar.
-Me contaban que,
alrededor de las cinco de la tarde de aquel soleado y funesto día, el mar se
encontraba en calma chicha, como se dice en los ambientes marineros, cuando la
mar está serena y de escaso oleaje. Se aprestaron a zarpar varias embarcaciones
para las pesca del bonito. Era una época de gran austeridad y muchas
necesidades, como he comentado y el anuncio de haberse visto grandes bancadas
de ese apreciado pez para el consumo de los ciudadanos de Lastres, y hacer
dinero al venderlo a las empresas conserveras, era una buena oportunidad que no
se podría despreciar.
-Contaban que estaban
pescando felizmente como a cuatro horas de la costa y las capturas les
hacía presagiar un buen día de pesca, pero aquella dicha les hizo bajar la
guardia y descuidar la prevención que la mar exige.
-Observaron que de repente
se estaba desarrollando un imponente murallón de nubes de desarrollo vertical,
de aspecto abigarrado y caótico, y un fuerte viento con un cielo que empezó a
obscurecerse con aspecto amenazante, que terminó con grado de galerna, y puso
en aprieto a todas las embarcaciones que se encontraban en la zona.
-Resumiendo Cesar, algunas
embarcaciones lograron llegar a tierra, arrastradas por el viento pudieron
llegar a la costa de Santander, arribando varados, maltrechos y desfallecidos por aquella vecina provincia.
-No tuvieron la misma
suerte otras que se hundieron en las embravecidas aguas del pequeño mar
Cantábrico, que a veces se presenta como un gigantón que devora barcos y
personas. Parte de las tripulaciones de los barcos siniestrados fueron salvadas
gracias a un mercante que se dirigía de Gijón a Santander. Y otras no pudieron
ser salvadas por las enormes olas que lo impidieron como ocurrió con la
embarcación llamada Glorioso San Antonio, que se hundió con sus trece marineros
bregados y curtidos en la mar, pues ante la furia de los elementos nada hay que
se pueda remediar. La villa de Lastres se vistió de luto y desolación durante
mucho tiempo, pues no hubo familia que no tuviera algún parentesco más o menos
directo con las víctimas o los heridos que también los hubo.
Y aún ahora se sigue
recordando a aquellos marineros que perdieron la vida, y en su recuerdo el día
de la Virgen del Carmen, varias lanchas salen a la mar para pasearla y honrarla
como patrona de las gentes de la mar y ofrendar una corona de flores en
recuerdo de aquellos bravos marineros, y de otros muchos que también sufrieron
el azote del mar Cantábrico.
¡Que fácilmente se burla
el destino de las previsiones humanas, fundadas en la experiencia de larga vida
en La mar, pues con qué rapidez se pasa de la feliz jornada de pesca y buena
mar a la mayor de las tragedias, incomprensible y sorprendente para los humanos
que sentimos la impotencia ante la desbocada naturaleza!
-Cesar, como final de esta
trágica historia, y en trances tan terribles, cuando el sentimiento y la
caridad desaparecen ante el instinto de conservación, hay personas que sacan lo
mejor de la condición humana ayudando a salvar a otras personas, con riesgo de perder su
propia vida, que así le ocurrió al personaje que motiva principalmente nuestro
viaje, que se llamaba Simón, salvando a uno de sus compañeros de faena
arriesgando su propia vida luchando contra las olas. Aquel joven causó mucha
admiración en la villa de Lastres por su valiente comportamiento, dejando buena
huella en el heroísmo individual y se ha mantenido su buen recuerdo entre las
gentes de aquella población marinera. Y tiempo después fue agasajado por las
autoridades locales y de todos los vecinos en el momento de su jubilación.
A mitad del camino, pararon para desayunar y desentumecer las piernas durante unos minutos en la zona de Benavente; iniciando el recorrido final para llegar a Lastres de unos 230 kilómetros. Pero decidieron parar un rato en el puerto de Pajares, para apreciar los famosos Picos de Europa que pertenecen al macizo montañoso de la Cordillera Cantábrica. Este parque nacional es uno de los más visitados de España, de extraordinaria belleza y magnitud, con una gran diversidad de flora y fauna, e infinitos prados que sirven para pastos del ganado vacuno principalmente; observando su grandeza paisajística, y también sus clásicos hórreos y paneras para secar las mazorcas de maíz.
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Ya en plena naturaleza asturiana, nuestros personajes especialmente Cesar, se admiraba de los bosques de hayas, abedules, avellanos y castaños, pinos, y a lo lejos en alturas los bosques de carbayos que formaban un cortejo florístico único.
Al mediodía de aquel viernes entraban en la villa marinera de Lastres, y lo primero que hicieron fue llegar a la pensión que habían reservado para dos noches, dejar sus pequeños bolsos y pasar por un famoso restaurante donde también tenían reserva de mesa. Almorzaron felizmente comida típica de la zona: buena fabada y delicioso pescado.
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Por la tarde iniciaron un recorrido por la villa, que también se hizo conocida tras ser escenario de la serie de televisión Doctor Mateo que emitió años atrás una antena de televisión, en la que aparecía bajo el nombre de San Martín del Sella.
Pasaron por la capilla del Buen Suceso, del siglo XVII, con su iglesia de Santa María de Sábada y su famoso Cristo de los Agonizantes, que está declarada como bien de interés cultural, y ofrece en su exterior una gran torre campanario. Se admiraron de los espectaculares y bellos edificios, con originales miradores y galerías de madera, sombras de un pasado monumental y de las hazañas vividas por sus pobladores a través de la larga historia de Lastres, destacando la curiosa Torre del Reloj, del siglo XVIII.
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También se acercaron al mirador de San Roque, en el altozano de Mirasierra, en lo alto de la población, uno de los miradores más famosos de la costa asturiana, donde está situada la ermita del referido Santo, patrón de la villa, con unas vistas extraordinarias, y goza de área recreativa con árboles milenarios, desde el que se contempla una impresionante panorámica de Lastres, peinado por las olas del mar, de la Sierra del Sueve en la lejanía, donde habita el famoso caballo doméstico Asturcón, propio de la montaña, y la belleza de la franja del litoral del mar Cantábrico.
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-Cesar, antiguamente desde esta atalaya del mirador de San Roque, los llamados atalayeros avisaban sobre la presencia de ballenas en el mar, y de inmediato prendían una fogata, señal convenida para hacerse a la mar las embarcaciones que intentarían dar caza a los cetáceos. Parece ser que en el siglo XVII desaparecieron casi todas las ballenas para su caza industrial.
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Al atardecer de aquel día,
nuestros personajes decidieron regresar a la pensión, cenar pronto y asimismo
descansar, para continuar su misión al
día siguiente.
Después del desayuno,
decidieron pasar por el camposanto de la villa para poner un ramo de flores
sobre el lugar donde reposaban los restos de aquel personaje que tanto admiraba
el abuelo Octavio, con una oración por su alma alada, que en su momento,
pensaron, se elevó hasta el infinito horizonte de la misteriosa eternidad.
-Cesar, después de haber
cumplido con nuestros principios, ahora vamos a bajar hasta el puerto, donde aquel buen pescador que te he contado
anteriormente, tenía una pequeña embarcación para la pesca de bajura y que en
alguna ocasión tuve la oportunidad de
pescar con él, y puedo recordar que tuve
fuerte mareo en un momento de la travesía, pues no tenía buenos dotes para la
aventura marítima. Que no obstante también hubo momentos emocionantes,
especialmente cuando se capturaba alguna pieza de pescado; y sentir el
silencio, solo el ruido blanco de la mar, su suave oleaje, cuando está en calma.
Es hermoso ver, y observar toda su grandeza.
-En el siglo XIX y XX
Lastres se consolida como pequeño puerto pesquero de la costa asturiana,
comenzando a combinar en la segunda mitad de este último siglo, con la
actividad turística y gastronómica.
- En tiempos pasados
existían barcas chicas para la pesca de la sardina, boga, calamar y otros peces
que no se apartaban como a una legua de la costa, y las que iban más lejos a
pescar serían las llamadas balandras, que podían estar hasta una semana y
salando en alta mar el pescado, así como las traineras con unos 12 metros de
eslora y dos de manga. Igualmente las boniteras, embarcaciones a remo y a vela.
Todas indefensas y resultaba penoso faenar en semejantes barcas ante las galernas,
temporales frecuentes en el Cantábrico, a las que un desafortunado golpe de mar
las hacía zozobrar.
-También a finales del
siglo XIX a los modestas embarcaciones se les fue aplicando el motor en sustitución
de remos, empleados para la captura de mariscos, calamar y de los pescados de
roca, extendiendo varias millas su radio de acción. Asimismo las boniteras de
unas 50 toneladas y eslora de 15 metros, tripuladas por unos 13 hombres, que
pescaban hasta las 200 millas de la costa.
-La riqueza extraída del
mar generó el desarrollo de una industria de salazones y escabeches cuyo
comercio se exportó a las provincias del interior.
Nuestros personajes finalizaron la excursión de la mañana por el puerto, y almorzaron espléndidamente en un pequeño restaurante. Retornaron en la tarde hasta la parte alta de la población, con el automóvil en el que había bajado, para realizar desde el mirador de San Isidro un corto paseo por aquel espectacular lugar, volviendo a apreciar las impresionantes vistas que desde allí se apreciaban en el infinito horizonte y del Mar cantábrico en particular.
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Se acostaron temprano. Amaneció un domingo con un cielo azul limpio de nubes, y decidieron desviarse de la ruta de vuelta a casa. Hicieron parada en el famoso Mirador del Fito, para admirar la vista panorámica de casi toda Asturias, que no cansa de apreciarse tanta belleza, pues se abre un paisaje excepcional que abarca los Picos de Europa, al valle del río Sella y la costa. Pasando después por la población de Cangas de Onís, atravesando su famoso puente romano y finalizando en la basílica de la Virgen de Covadonga, patrona de Asturias, lugar emblemático de aquella región, donde pasaron momentos felices admirando la grandeza de aquellos lugares. En un momento, casi místico oyeron a unos gaiteros junto a un coro que cantaba una tonada asturiana:
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“Oigo sonar un gaita, oigo sonar un tambor, baila la xente del plueblu, ye la fiesta de la Virxen. La alegría de las moces, el sabor de la manzana, bellos campos, bellas flores, ye mi aldea asturiana. La Virxen de Covadonga, ye pequeñina y galana, y aunque baxara del cielu, no hai pintor que la pintara”
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Y después oyeron la salve
marinera..
Almorzaron de regreso a Guadalajara en un restaurante de carretera, y después de largas horas de viaje
llegaron felizmente a su hogar.
Eugenio
Febrero 2025